El debate de las circulares energéticas toca ahora el bolsillo de los ciudadanos

Industria obligará a las eléctricas a ofrecer a los consumidores vulnerables precios fijos de la luz
Industria obligará a las eléctricas a ofrecer a los consumidores vulnerables precios fijos de la luz

La Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) está a punto de culminar el proceso de aprobación de las 14 circulares que han revolucionado el sector energético desde junio. El debate se ha centrado en los recortes a la retribución de las grandes compañías eléctricas y gasistas. Pero ha llegado la hora de entrar en las cuestiones que afectan a los 28 millones de consumidores. Competencia está debatiendo en estos momentos cómo reparte en el recibo de la luz la parte de los costes regulados que le corresponde administrar. Son 7.000 millones en peajes y el organismo tiene que decidir qué parte recae en la cuota fija del recibo de los usuarios-término de potencia- y cuál en la parte variable -consumo de energía-.

La propuesta que elaboraron los técnicos de la CNMC está contenida en la circular que establece "la metodología para el cálculo de los peajes de transporte y distribución de electricidad". Según dicha propuesta, la parte fija del recibo garantizaría la práctica totalidad de los costes del sistema, alrededor de 7.000 millones de euros. Pero hay debate porque hay muchas otras voces que apuestan por vincular más los peajes a la parte variable de la factura, de tal forma que los consumidores más sensibilizados por el ahorro, paguen menos.

Es una cuestión sensible. El recibo de la luz sigue siendo un tema delicado y políticamente sensible. Así se pone de manifiesto en cada encuentro al que asisten representantes de la Administración. En el último al que acudió el secretario de Estado de Energía, José Domínguez, la vicepresidenta de la CNMC, María Fernández, dejó claros los términos del debate: aunque hay presiones para que los peajes recaigan más en la parte variable del recibo de la luz y menos en la parte fija, no se puede cambiar el paso porque podría afectar a la competitividad de la economía.

Grandes consumidores

La explicación es relativamente sencilla. En España, la mitad del consumo eléctrico se concentra en apenas un millón de consumidores. La mayor parte son empresas, que se podrían ver muy afectadas si se apostara por hacer recaer los costes regulados sobre el consumo. Para las empresas es también un debate crucial. La situación política ha impedido la aprobación de un estatuto propio para los grandes consumidores industriales, que advierten periódicamente sobre los riesgos de deslocalización de algunas industrias.

La polémica por el reparto de las cargas del sistema en el recibo de la luz no es nuevo. No se trata sólo de los 7.000 millones en peajes que debe controlar la CNMC. Al Ministerio de Transición Ecológica le toca también decidir sobre el reparto de otros 10.600 millones -cargos-, destinados a cubrir la retribución a las renovables, los costes extrapeninsulares y los pagos de la deuda eléctrica, entre otros apartados.

Temor a las subidas

El debate que tiene lugar en la CNMC es muy delicado.  La opinión pública es muy sensible a todo lo que huela a posibles subidas del recibo, lo que unido a la complejidad del sistema alimenta las polémicas como si fueran incendios. Así ha sucedido en los últimos días tras la aprobación del Real Decreto que garantiza la retribución del 7,39% a las renovables durante 12 años. En las redes sociales se vinculó la retribución a una subida inmediata de la factura eléctrica de la misma magnitud.

Las noticias sobre la próxima subida del recibo han circulado a tal velocidad y en tal número que hasta la ministra de Transición Ecológica en funciones, Teresa Ribera, se ha visto obligada a intervenir. En Twitter, Ribera ha dejado claro que los precios de la luz están controlados. En lo que va de año, según la ministra, el precio mayorista de electricidad ha bajado un 12,2% con respecto a 2018 (49,50€/MWh comparado con 56,37€/MWh en 2018) y el ahorro previsto para los consumidores domésticos es del 5,3% con respecto a 2018.

Al margen de los números, el debate sobre la estructura del recibo de la luz se mantiene. Es una polémica que se arrastra desde 2013, cuando el Gobierno, entonces del PP, modificó “la ponderación de la facturación de los términos de potencia y energía activa". Subió un 36% el término fijo, en tanto cayó un 40% el de consumo. El resultado, apenas un año después, fue demoledor: la potencia contratada costaba el doble en apenas un año. Se pasó de 21,8 euros kilovatio/hora en febrero de 2013 a 42 euros en febrero de 2014. Y lo que es peor, se extendió el mensaje de que ahorrar más no significaba pagar menos. Malo.

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