La visita de Cryan fue clave para parar la venta del negocio de Deutsche en España

  • El grupo alemán relanzará ahora la filial española con un plan de inversiones. Pide a la plantilla máximo compromiso para mejorar la rentabilidad.
El consejero delegado de Deutsche, John Cryan.
El consejero delegado de Deutsche, John Cryan.

El viaje del primer ejecutivo de Deutsche Bank, John Cryan, a Madrid hace menos de mes fue clave para parar la venta del negocio en España y apostar por relanzarlo. Su visita estaba planeada para reunirse con clientes de la unidad de banca de inversión del grupo, autoridades supervisoras y reguladoras, pero sirvió para tomar el pulso al país y permitió a la cúpula de la filial persuadirle sobre un potencial, insuficientemente reconocido a su juicio con los talones que otras entidades estaban dispuestas a entregar por la franquicia.

Un factor determinante para inclinar la balanza fue advertir que la banca minorista que Deutsche Bank buscaba enajenar es la única y última existente de un banco extranjero en este mercado, tras la salida de Barclays o Citi. El legendario banquero pudo comprobar, además, sobre terreno el alto reconocimiento de la marca, se entrevistó con los equipos y conoció su capilaridad comercial, indican fuentes al corriente de su agenda.

Un test que, a buen seguro, influyó en la decisión del grupo de aparcar ayer la venta y propinar un giro radical en la estrategia porque ahora su plan es relanzar la actividad. Fuentes oficiales remarcaron que su apuesta por España es “a largo plazo”, mensaje que busca barrer con cualquier duda sobre una eventual pretensión de volver a poner el negocio en el escaparate más adelante.

Esfuerzos para convencer a Alemania

La decisión tomada desde Alemania caló ayer a toda la organización en España en una suerte de reuniones de mayor a menor escala. A las 12.00 la visaba el Comité Ejecutivo, con el presidente Antonio Rodríguez-Pina, a su frente. Poco después era Fernando Sousa, el máximo responsable de la red comercial, y Luis Antoñanzas, del área de gestión de patrimonios o 'Wealth Management'; las dos unidades supuestamente bajo el cartel de venta, los que daban explicaciones a los directores de áreas y regiones, encargados en última instancia de trasladarlas al instante al resto de plantilla.

El propio Sousa compartió sus esfuerzos por hacer comprender en Alemania el potencial del negocio para abortar la venta y detalló a los directivos que se llevaba varias semanas trabajando en planificar el relanzamiento de la entidad con un plan de inversiones del que no ofreció cuantía alguna ni detalles de proyectos.

En esta suerte de correa transmisora los responsables de unidades y territoriales expusieron a la plantilla que es época de mayor exigencia y compromiso, de darlo todo por la entidad. Para favorecer el impulso comercial es donde entra el plan de inversiones, cuyo foco prioritario se presume que será en transformación tecnológica y acciones de marketing; junto a un programa de eficiencia que dejaron caer en algunos de los encuentros sin ofrecer mayor información.

Posible reorganización

Algunos de los asistentes dedujeron que un plan de eficiencia puede traer una reorganización para aquilatar costes y que, llegado el caso, podría ofrecer un programa de prejubilaciones. En el banco trabajan unos 2.500 empleados, muchos en servicios centrales en Madrid y Barcelona, y unos 400 cuentan con 55 años cumplidos, un umbral de edad al que la entidad ha ofrecido salidas anticipadas en el pasado.

La renovada apuesta por la franquicia ha venido de la mano de incontables factores. El grupo la incluyó entre los abundantes y numerosos activos potencialmente enajenables tras encajar pérdidas record por los milmillonarios costes legales incurridos con la venta de hipotecas basura en EEUU. Para reconducir la situación decidió miles de despidos en todo el mundo, sacrificó dividendo y se embarcó en una ampliación de capital de 8.500 millones de euros, cuya exitosa suscripción rebajó ya en abril la presión de los mercados para que hiciese caja con sus filiales y negocios.

Pero la oferta se encontraba lanzada. El propio brazo de inversión de Deutsche Bank había puesto para entonces en el mercado el negocio retail con minoristas y pymes, y según algunas fuentes también el de gestión de activos. Una unidad con 16.000 millones de euros bajo gestión, 230 sucursales y 2.300 empleados en plantilla.

La situación económica-financiera corre, sin embargo, en contra. Los grandes bancos se desmarcan al quedar fuera la banca patrimonial -junto a la de inversión-, y la crisis del Popular y salida a bolsa de Unicaja, acaban por enfriar su interés. No obstante y, según algunas fuentes, sí chequean sus números Bankinter, ING Bank, Crédit Mutuel -el socio francés del Popular con ganas por reforzarse en España-, BBVA y, sobre todo a Abanca, el candidato mejor situado en el último minuto.

La falta de entendimiento pudo, según algunas fuentes, obedecer a que no cubría los 700 millones esperados por Deutsche. La filial, según defendieron ayer sus ejecutivos, es rentable -ganó 6,33 millones en el primer semestre en España- y lo que deseaban sus competidores es, sobre todo, al equipo de gestores a los que ha pedido máximo compromiso para enseñar sus mejores réditos a Alemania.

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