Dia abre una nueva etapa para intentar superar los peores años en su historia

  • La compañía cambia su cúpula al más alto nivel entre rumores de opa, el desplome bursátil y la mala evolución de su negocio y estructura financiera.
Antonio Coto, nuevo consejero delegado de Dia
Antonio Coto, nuevo consejero delegado de Dia

Dia abre una nueva etapa y trata de cerrar la puerta a unos años muy negros. La compañía ha culminado el cambio de la cúpula al más alto nivel: primero fue la dimisión de la presidenta del grupo, cuatro meses atrás, Ana María Llopis. Ahora ha llegado la salida "por unanimidad" del consejero delegado Ricardo Currás. El encargado de intentar enderezar la funesta marcha de la firma será su director ejecutivo en América Latina, Antonio Coto Gutiérrez.

La noticia del cambio de CEO se ha acogido con aplausos por parte del mercado, con subidas que han llegado a superar el 10% en bolsa, aunque finalmente se ha moderado al 4%. La subida también tiene una parte especulativa, puesto que la llegada de Coto se ha visto como un posible movimiento para trazar una opa liderada por el ruso Mikhail Fridman. El ruso posee un 25% del capital de la firma, a poca distancia del 30% que le obligaría a realizar una opa. No es la primera vez, como recuerda el analista financiero de IG, Aitor Méndez: "El pasado 2 de agosto, las acciones de DIA marcaron un mínimo histórico en los 1,808 euros por título y sólo los rumores de un hipotético interés de Amazon en la firma española lograron detener la sangría",

Más allá de los rumores, Coto tiene por delante una tarea hercúlea. "La firma se encuentra en la actualidad inmersa en un profundo proceso de transformación y trabaja en un nuevo plan estratégico", explica Méndez. El nuevo consejero delegado debe hacer frente al problema combinado que tiene la compañía a nivel de evolución de negocio y de estructura financiera que repercute sobre un tercero: el valor bursátil de la compañía. La mala evolución de ambos planos, el económico y el financiero, ha forzado la salida de Llopis y Currás y ha evaporado más de 3.400 millones de euros en bolsa.

El primer punto que deberá acometer el nuevo consejero delegado es devolver a Dia la vitalidad en cuanto a su negocio. El principal problema de Dia es que no posee una una ventaja competitiva con que la ganar valor, al contrario que Mercadona que su poder de negociación con los proveedores (que siguen sus procesos para ahorrar costes) le permite ofrecer sus productos a unos precios que la competencia no puede alcanzar. A lo anterior, se le añade la llegada de nuevos competidores que pelean en el ‘target’ de bajos precios como Lidl o Aldi que añaden todavía más presión al mercado.

Lo anterior, se puede observar no solo a través de la evolución de la cuota de mercado, donde Dia es la distribuidora que más ha perdido en los últimos años, sino en la evolución de ciertas partidas de la empresa. La primera y principal, la que delata la evolución del negocio puro, es el Flujo de Efectivo de las Actividades de Explotación: en el primer semestre de 2017, la cifra fue de 27 millones negativa, en el primer semestre de 2018 la cifra se dispara hasta los 180 millones negativos.

Cuentas Día
Evolución de las partidas de negocio de DIA

El problema anterior está obviamente en lo que se denomina ‘Ajustes del Capital Circulante’ que incluye las partidas del stock, cobro de clientes y proveedores. En primer lugar, el periodo medio de almacén de los productos en Dia fue en 2017 el más alto de la última década, con un aumento del 7,1% de media en los últimos cinco años. Por otro lado, el periodo medio de cobro, el tiempo que tarda la empresa en cobrar a sus clientes, ha crecido en los últimos cinco años un 7,4% de media. Por el contrario, Dia solo ha logrado alargar su pago a proveedores un 3,1% por lo que existe un desfase evidente.

En definitiva, no solo se trata de ganar o perder cuota de mercado, sino de la funcionalidad operativa de la firma. En el caso de Dia, se ve que el deterioro es evidente y genera disfuncionalidades en la evolución de los flujos. Además, todo lo anterior se ve agravado por el hecho del tipo de negocio que desarrolla la firma, ya que una distribuidora de alimentos trabaja con bajos márgenes y mucha rotación de stocks.

Los problemas financieros de Dia

Los problemas en cuota de mercado unidos al mal funcionamiento operativo de una compañía que vive de ello, terminan por generar otro tipo de inconvenientes en el balance. Principalmente, problemas financieros por su alto volumen de deuda y los pagos de intereses que debe acometer. A finales de 2016, Dia tenía 2,5 euros de deuda por cada euro de patrimonio, un año después la cifra alcanza los 3,08 euros por cada uno de fondos propios.

Los flujos de efectivo, cada vez menores, de Dia se distribuyen entre tres partidas principalmente de carácter financiero que cada vez son mayores, lo que genera tensiones financieras. Por un lado, en inversiones -el denominado Capex- para intentar captar cuota de mercado. Por otro, el pago de dividendos a los accionistas. Por último, los pagos por amortizaciones de deuda. El problema es que mientras los ingresos y los flujos son cada vez menores, los tres pagos no disminuyen por lo que tensa aun más el estado financiero de Dia.

La firma ha invertido en los últimos años una media de 300 millones de euros, una cantidad que en 2018 presumiblemente podría ser mayor. Las Cuentas de 2017 señalaron que la inversión este año sería entre 320 y 350 millones de euros, en el primer semestre ya se habían ejecutado 192,8 millones por lo que es muy probable que se llegará a esa cifra. Por otro, el pago de dividendos por acción ha crecido de media en los últimos años un 11,6% y retirarlo sería un duro golpe para su maltrecha cotización. Por último, el volumen de amortizaciones es muy elevado ya que en menos de un año le cumplen 352 millones, y entre uno y dos años hasta 426 millones.

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