Hasta principios de noviembre

Digi retrasa por tercera vez sus cuentas ante las discrepancias del auditor KPMG

El grupo rumano, cuarto operador ‘de facto’ en España, acumula meses de retraso en la presentación del informe anual de 2021, con Moody´s amenazando con una rebaja del rating.

El CEO de Digi, Marius Varzaru
El CEO de Digi en España, Marius Varzaru.
RRF

Está llamado a ser uno de los grandes operadores de telecomunicaciones en España tras la fusión de Orange y Másmóvil. Y las cuentas anuales del ejercicio 2021, el que lo coronó como quinto operador por ingresos en España, se le están atragantando. La rumana Digi ha retrasado por tercera vez consecutiva la presentación de su informe anual ante las discrepancias existentes con el auditor, que desde el año pasado es KPMG. La amenaza de una rebaja del rating de deuda de la agencia de calificación Moody´s sigue sobrevolando.

El pasado 28 de mayo la compañía presentó un informe anual preliminar, que no era el definitivo basado en los estándares actualizados de información financiera (conocido por sus siglas en inglés IFRS). En aquel momento aseguró que para finales de julio presentaría el informe definitivo, firmado por KPMG. Un día antes de que se cumpliera el plazo salía a la palestra para avisar a sus inversores -es cotizada en el mercado bursátil rumano- de que el cierre sería el 16 de septiembre. Ahí fue cuando dio una primera explicación sobre el aplazamiento: “El retraso viene determinado por el calendario de designación de auditor en 2021 y los cambios corporativos en el grupo que requieren más tiempo”. Entre esos cambios incluye la venta de sus operaciones en Hungría.

Esa fue la última vez que incluyó una explicación del retraso. El 1 de septiembre, quince días antes de que cumpliera el plazo que se había dado antes del verano, volvió a pedir paciencia a los inversores: el 14 de octubre. El pasado miércoles, según queda reflejado en el último hecho relevante, pidió otras tres semanas más hasta el 7 de noviembre. En estos últimos movimientos ya no hay ni rastro de las razones que han llevado a este retraso, pero es obvio que se trata de diferencias con su auditor. Eso sí, como en las ocasiones anteriores, el retraso también afecta a la junta general de accionistas que ahora tendrá lugar justo antes de Navidad, en diciembre.

Esto no sólo ha afectado a la acción de la compañía en Rumanía, que desde principios de septiembre pierde casi un 17% (en torno a un 30% desde principios de año). También ha puesto en alerta a las agencias de calificación ante este tipo de dilaciones, que, como indican la mayoría de antecedentes en muchas empresas cotizadas, no suele traer buenas noticias. Moody´s puso en junio en revisión su calificación Ba3 (‘bono basura’) para bajarla. Eso se produjo el pasado mes de junio y aún no ha movido ficha.

En aquel pronunciamiento, la agencia de calificación aseguraba que el informe de KPMG estaba “calificado”, es decir, que hay ciertas salvedades por ejemplo al no haber información suficiente para respaldar algunos de los aspectos incluidos en las cuentas o que existe algún problema con respecto a la aplicación de los principios contables, pero sin ser algo generalizado. La propia Moody´s insiste en que las razones que esgrimía KPMG estaban relacionadas con la falta de disponibilidad de información clave y con la forma de divulgar los datos.

Moody´s asegura que las razones de KPMG estaban relacionadas con la falta de acceso a información clave para corroborar datos de las cuentas

Esta vigilancia estrecha de la agencia no es baladí. Al igual que sucede con el resto de grandes operadores europeos, Digi está apoyándose en la deuda financiera para abordar su crecimiento en red propia, especialmente en fibra. Anteriormente había lanzado dos emisiones de bonos de 450 y 400 millones de euros con vencimiento 2025 y 2028, respectivamente. Pero más cercano en el tiempo es el acuerdo de financiación para la división española que ascendía a 128 millones de euros con un periodo de 5 años (hasta junio de 2027). En el pasado, Caixabank, BBVA y Santander habían sido sus ‘bancos de cabecera’ en el país. Éste último lideró otro acuerdo a mediados de 2021 que sumaba 65 millones de préstamo, junto con 10 millones de un crédito ‘revolving’.

Los datos provisionales correspondientes a España que aportó al mercado, pero que aún no han sido validados por KPMG, apuntaban a un fuerte crecimiento del 32% en el ejercicio 2021 después de algunos ajustes posteriores al cierre en el año 2020. En total, sus ventas ascendieron a 362 millones de euros. A cierre del ejercicio alcanzaba, según sus cifras, los 3 millones de líneas móviles y casi medio millón de accesos de fibra. En los seis primeros meses del presente ejercicio disparó la facturación un 40% hasta los 229 millones. Para ello, utiliza principalmente las redes de Telefónica a través de un acuerdo mayorista que se extiende hasta septiembre de 2026. En los dos últimos años ha desplegado su propia red fija, aunque aún es una cantidad incipiente.

Esto lo coloca como el quinto operador por tamaño y el cuarto ‘de facto’ cuando sea efectiva la fusión entre Orange y Másmóvil, cuya autorización está en manos de la Comisión Europea. Precisamente, Digi es uno de los principales candidatos de potenciales medidas compensatorias exigidas por el regulador, como la venta de activos o el acceso preferente a las diferentes infraestructuras móviles o fijas de la futura ‘joint venture’. Aunque desde el Gobierno ven con mejores ojos a otros candidatos españoles, como Adamo (operador neutro de fibra) o Avatel, como así lo deslizó el ya ex secretario de Estado de Telecomunicaciones en una entrevista reciente.

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