Un encuentro con la cúpula

Digi presenta credenciales a la CNMC en plena batalla 'low cost' con las telecos

La operadora rumana se reúne por primera vez con las autoridades de Competencia tras su fulgurante crecimiento de los dos últimos años y antes de un 2022 en el que las grandes esperan una consolidación.

Digi es el quinto operador 'de facto' en España
Digi es el quinto operador 'de facto' en España
Digi

Hasta hace algo más de dos años era un completo desconocido. Era un operador móvil virtual (OMV) más dentro de un mercado de telecomunicaciones como el español, especialmente competido. Tras un fuerte crecimiento basándose en una propuesta de bajo coste extremo, Digi se ha consolidado como el quinto operador de facto en el país. Y acaba de presentar las credenciales en la primera gran reunión fijada con la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Lo hace en un momento especialmente delicado para el sector, no sólo por la guerra comercial desatada. También porque hay una consolidación en ciernes, esperada por los grandes grupos del sector.

Hasta la fecha apenas había tenido relación con el regulador, más allá de casos relativamente pequeños en el pasado, como el vivido respecto a las tarifas de 'roaming' en el año 2017. El organismo se había centrado sobre todo en la promoción de la existencia de lo que en el argot se conoce como 'Maverick', es decir, un cuarto operador que sirviera para crear más competencia en el mercado controlado por Telefónica, Vodafone y Orange. A finales del pasado mes de noviembre, tal y como queda reflejado en la agenda institucional de la entidad, se mantuvo un encuentro al más alto nivel para presentarse formalmente.

Al encuentro acudieron la presidenta, Cani Fernández; el vicepresidente de la entidad, Ángel Torres, y la directora de Telecomunicaciones y Audiovisual, Alejandra de Iturriaga. En España, el consejero delegado de la empresa rumana es Marius Varzaru. No ha trascendido el contenido y sólo se ha categorizado en la agenda institucional como 'Presentación de compañía'. Es decir, un primer contacto después de este tiempo en el que se ha ganado la categoría de quinto operador en España. Hay que recordar que la compañía, cuyo centro de operaciones está en Rumanía, se ha colado en los dos últimos años como operador relevante en líneas móviles dentro de la clasificación que hace el propio organismo.

La evolución ha sido muy rápida. A principios de 2018 era Másmóvil la que pisaba el acelerador tras digerir las compras de Yoigo y Pepehone. Bajo su estela se colocaba la compañía que ahora presenta sus cartas a la CNMC. En esos momentos apenas sumaba un millón de líneas móviles en el país. Su negocio de internet fijo era testimonial. Hoy tiene 2,8 millones de clientes en móvil y suma casi 400.000 hogares y empresas con fibra. En ambos casos accede, principalmente, a las redes de Telefónica en el mercado regulado. Y su propuesta de valor ha ido girando. En una primera fase estaba centrado en lo que se conoce como clientela 'étnica', es decir, a la población inmigrante. Posteriormente se ha ido extendiendo a otros perfiles, basándose en unos precios muy bajos y con márgenes realmente estrechos.

Esta reunión con la CNMC se produce en un momento especialmente intenso para las telecos españolas. Primero por las quejas amargas de los grandes grupos respecto a la regulación que ha impulsado no sólo la Comisión Europea sino también reguladores como el español. Una regulación que precisamente ha dado fuerza a operadores pequeños como Digi, para crecer en base al alquiler de la red de terceros. Esto ha desatado una dura guerra comercial en un mercado especialmente maduro en el que no existe la posibilidad de un fuerte crecimiento de la base de clientes, lo que obliga a 'robar' al resto de rivales con una propuesta que, en muchos casos, se basa en las tarifas.

Este momento también está marcado por un aumento de nuevo de las voces al más alto nivel que hablan de la necesidad de una consolidación y de un regulador favorable a la misma. Todos los consejeros delegados de los cuatro grandes grupos han intensificado sus mensajes en torno a esta reducción e competidores en el país. El último fue el de Orange en España, Jean François Fallacher, que insistió en que analizarán todas las oportunidades que se planteen pero que deben cambiar las 'reglas', especialmente en la Comisión Europea, para afrontar este tipo de operaciones. Después de la unión frustrada de Vodafone y Másmóvil, ésta activó a principios de este año el 'plan b' al adquirir Euskaltel. Eso dejó a Digi como quinto operador.

La realidad es que Digi es, por un lado, un potencial beneficiario de los 'remedios' de una operación corporativa entre los cuatro grandes, en el caso de que la autoridad de la competencia mantuviera la 'doctrina del cuarto operador' (Maverick). Por otro, es uno de los candidatos a ser adquiridos por uno de esos rivales para rebajar esa intensidad competitiva. Sin embargo, no se han mostrado activos en este sentido ni han enseñado sus intenciones en las diferentes presentaciones de resultados como empresa cotizada rumana. Siguen creciendo trimestre a trimestre a doble dígito alto y aún entienden que hay oportunidad para seguir acelerando. Sí que hicieron lo propio otras operadoras con holdings internacionales como fue el caso de Lycamobile -con sede en Reino Unido-, que vendió sus activos en España a la propia Másmóvil por más de 361 millones el pasado año.

En la última presentación ante los analistas, que hicieron a principios de este mes de diciembre, la compañía insiste en que continúa con la expansión de su red propia de fibra y con el crecimiento en ingresos en el país, que ya representa el 26% de todo el grupo. Esto también ha generado un particular problema: está pagando más caro el alquiler de las redes de telefonía móvil y de fibra de Telefónica, lo que le ha llevado a empeorar sus ya de por sí ajustados márgenes de beneficio. 

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