EDP quiere que Three Gorges reduzca su posición en el capital por debajo del 10%

  • La solución pasa por un acuerdo de contrapartida que otorgaría a la empresa china el control sobre la filial de la multinacional portuguesa en Brasil
Antonio Mexia, presidente de EDP
Antonio Mexia, presidente de EDP

El equilibrio inestable que domina las relaciones societarias de Energías de Portugal (EDP) con su principal accionista, China Three Gorges (CTG), está empezando al alterar el desarrollo estratégico de la empresa. El cuarto operador eléctrico de España, detrás de Endesa, Iberdrola y Naturgy, está explorando una importante expansión de negocio en Estados Unidos a través de su filial EDP Renovables (EDPR) pero la Administración de Washington no está por la labor de facilitar la incursión en su país de una entidad dominada teóricamente por el capital chino. Three Gorges dispone actualmente de un 23% de EDP y el objetivo ahora consiste en reducir dicha participación por debajo del 10%.

La junta de la compañía eléctrica con sede en Lisboa, pero que actúa en toda la Península Ibérica, consiguió frenar el pasado mes de abril los planes de China Three Gorges que pretendía hacerse con la mayoría de capital a través de una Oferta Pública de Adquisición (OPA) en bolsa que venía anunciada desde mayo de 2018. La operación, que suponía una inversión de 12.000 millones de euros, estaba condicionada a la supresión de los límites estatutarios sobre los derechos de voto fijados en un máximo del 25%.  EDP, con el apoyo del 56,6% del capital representado en la asamblea general, se negó a levantar estos blindajes dando al traste con los planteamientos del inversor chino.

En la decisión adoptada por la masa social de la empresa fue decisiva la colaboración del fondo activista Elliot del multimillonario Paul Singer, cada vez más cercano al presidente Donald Trump y donante reconocido del Partido Republicano. La guerra comercial entre Estados Unidos y China fue determinante para colocar las barricadas a CTG pero la compañía estatal china decidió mantener su posición en el capital a la espera de una futura negociación que le permita rentabilizar su aventura en el capital de EDP. Curiosamente, dicha oportunidad se va a presentar ahora y también va a estar influida por las tensiones proteccionistas con que Estados Unidos trata de defender su posición tecnológica en los mercados globales. 

En esta ocasión es la propia empresa eléctrica portuguesa la que ha recibido un serio aviso de la Administración Trump en su empeño por consolidar un papel de relieve en el sector de las energías renovables dentro del mercado norteamericano. No en vano, EDP Renovables ha duplicado con creces su producción eólica en Estados Unidos a través de la empresa local Horizon Wind Energy, adquirida a Goldman Sachs en marzo de 2007. EDPR tiene presencia en 14 estados del país y acaba de anunciar un acuerdo con Northern Indiana Public Service Company (NIPSCO) para la construcción y transferencia de 302 MW a partir de un nuevo parque eólico que debería entrar en funcionamiento en 2021.

Este proyecto, como cualquier otro que pueda plantearse en un próximo futuro, se encuentra bajo la lupa del Gobierno de Washington. EDP es consciente del obstáculo que supone para su expansión en Estados Unidos el hecho de que una empresa estatal de China sea el primer socio de referencia con una cuota de participación equivalente a una cuarta parte del capital. Los responsables de la empresa portuguesa, encabezados por su presidente Antonio Mexia, han decidido que la solución al conflicto con CTG es ahora una 'cuestión prioritaria' dentro de la planificación estratégica de la compañía y han empezado a explorar alternativas que satisfagan la salida, al menos parcial, de la compañía asiática como accionista de EDP.

La filial de Brasil como moneda de cambio

La primera opción pasa por llegar a un compromiso con la entidad china para que reduzca su nivel accionarial por debajo del 10%, lo que supondría la venta de un 13% del capital. Esta dilución tendría como contrapartida el traspaso de buena parte de los activos que EDP posee en Brasil. Fuentes conocedoras de las negociaciones no descartan la posibilidad de que EDP ceda el control de su filial brasileña, una de las mayores empresas de servicios eléctricos en el país. Cabe recordar, no obstante, que la desinversión de EDP Brasil formaba parte de los requerimientos expuestos hace ahora un año por el Elliot Management cuando el fondo activista se incorporó al capital de la matriz portuguesa con un 2,9% de las acciones.

El 'cambio de cromos' con China Three Gorges evidencia la capacidad de influencia que está ejerciendo el fondo activista de Nueva York en el actual marco de relaciones industriales de Energías de Portugal. Elliot Management considera que EDP podría obtener cerca de 2.300 millones de euros con la desinversión del 51% de su filial brasileña. Una cuantía que sería más que suficiente para satisfacer los intereses financieros de China Three Gorges si la empresa china acepta el pacto. En la actualidad,  el 10% estaría valorado en 1.400 millones.

En definitiva, la empresa asiática tendría que compensar hasta 900 millones de euros adicionales para cuadrar la operación. Precisamente éste es el principal problema al que se enfrenta EDP para cerrar un acuerdo por la vía rápida que facilite la presentación de nuevas cartas credenciales en Estados Unidos. China Three Gorges no se opone a la operación ni tiene inconveniente en favorecer los planes de expansión de EDP,  pero no está dispuesta a rascarse otra vez el bolsillo en un 'deal' que tampoco era lo que venía buscando cuando decidió echar el resto en la empresa portuguesa.

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