Juan Picón, el abogado que hacía brillar a las estrellas del derecho español

  • Presidió uno de los mayores despachos del mundo sin perder de vista que su profesión solo era un negocio de personas capaces de marcar la diferencia.
Juan Picón
Juan Picón

Juan Picón pertenecía a ese privilegiado grupo de abogados españoles que van por delante de su propia profesión y son capaces de ver lo que va a llegar, para adelantarse al nuevo orden que en los servicios jurídicos profesionales marcan ya los clientes. Sin perder esa máxima en el derecho de los negocios de que lo más importante es entender bien lo que te pide el cliente y estar cerca de sus necesidades en todo momento, Picón era un hombre con amplitud de miras y un concepto global de la profesión, en una de sus áreas más complicadas: las grandes operaciones de fusiones y adquisiciones y los mercados de capitales. Con esa mezcla de pisar lo más alto con la humildad de un oficio de toda la vida, Juan Picón logró llegar a la cúspide mundial del derecho como copresidente mundial de DLA Piper, uno de los despachos más grandes del mundo.

Ha muerto a los 54 años tras una enfermedad que le perseguía desde hace meses. Pero a Juan Picón nunca le han amedrentado los retos. Sorprendió a todos hace apenas dos años al dejar el 'trono' de DLA en la City londinense y encargarse de la difícil tarea de poner en su lugar en el mercado de España al gigante anglosajón Latham Watkins, en un momento en el que él mejor que nadie era consciente de que el mundo de los servicios jurídicos está saturado en nuestro país y dominado por las grandes firmas nacionales. Y para ello sabía que necesitaba a figuras como José María Aznar, que le acompañó en sus últimas aventuras porque confiaba en su capacidad y su visión global. Picón era capaz de reunirse con el expresidente por la mañana y dar una charla a los abogados junior que se incorporaban a su despacho por la tarde, pidiéndoles que fueran ciudadanos del mundo sin miedo a estar abiertos a todo lo que les llegue en un mercado global.

Esa diversidad y capacidad para entender a la vez lo más simple y lo más complejo era parte de su marca personal, algo que Picón siempre cuidaba mucho. Sabio en idiomas, con don de gentes a pesar de estar en lo más selecto de su profesión, contraponiendo bien el ego de su mundo de los grandes despachos con la humildad del hijo del abogado que se ha abierto paso en la vida sin ser más listo, pero trabajando todo lo que haga falta. Esa era su máxima, como buen maratoniano, estar siempre dispuesto a hacer el esfuerzo de la última milla.

Picón es el único abogado español que ha presidido una firma mundial de 4.400 abogados, con presencia en 30 países (DLA Piper), en la que empezó en España en 2006 y tardó una década en llegar a la cumbre. Pero para ello sabía una cosa que llevaba dentro: el derecho es un negocio de personas en el que cada individuo marca la diferencia, y si quieres estar a la altura de los mejores, es imprescindible demostrar a todo el mundo que los clientes confían en tí y en tu equipo. Esa era una de sus claves del éxito: confianza, un equipo técnico de alto nivel, eficacia en la gestión y mucha capacidad de trabajo para adaptarse a cualquier necesidad.

Sus colaboradores más cercanos hablaban con él hace apenas una semana de todos los proyectos que tenían en marcha para sacar adelante la nueva firma en Madrid. Sus bazas en España no pasan por la envergadura del gigante mundial que representa, sino por convertirse en una boutique especializada a caballo entre el derecho de los negocios anglosajón y el continental. Llegar a donde llegan los grandes sin ser menos que ellos, para crecer, y saber delegar siempre el trabajo en quien mejor sepa hacerlo.

Uno de los grandes logros de la vida profesional de Juan Picón que destacan sus colegas de otros grandes despachos es el haber sabido formar siempre a los mejores equipos, sin ser los más grandes. Con dos de sus socios más importantes en DLA se pasó a Latam, a sabiendas de que para conformar la estructura en España en menos de dos años había que ser capaces de tirar de todo el negocio juntos y saber delegar cuando sea necesario.

Picón admitía que una de sus grandes cualidades era esa, la capacidad de encontrar ‘estrellas’ dentro de los equipos y sacar el talento que llevan dentro para que den lo mejor de sí. Es seguro que, a pesar de que se ha ido joven, hay muchos profesionales del derecho de los negocios en España que llevan en su portafolios algo que Juan Picón les enseñó o que vieron en él. Seguramente ese será su gran legado profesional.

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