El circo del Popular llega al Congreso: entre todos lo mataron y él solo se murió

  • König (JUR) involucra a autoridades nacionales y de la UE en la resolución. Aristóbulo de Juan arremete contra Ron, el auditor y los supervisores.
Oficina del Banco Popular en Barcelona. EFE
Oficina del Banco Popular en Barcelona. EFE

En la madrugada del 6 al 7 de junio el Popular firmó su inviabilidad y resultó adjudicado al Santander por un euro. Eso es ya historia. Pero las dudas sobre si se pudo o no hacer más o quien detonó el botón se acrecientan 187 días después con una intervención ayer en el Congreso de la presidenta de la Junta Única de Resolución (JUR), Elke König, donde escurrió el bulto y extendió la responsabilidad de resolver el banco a todas las autoridades nacionales y europeas.

La expectación era máxima porque la JUR diseñó el desenlace contra el que se dirige un centenar de demandas de miles de ahorradores que vieron esfumarse sus 3.000 millones de euros en acciones y bonos de un plumazo. Comparecía invitada por la Comisión parlamentaria que investiga la crisis bancaria pero se garantizó un viaje tan relámpago y fue tan parca en aclaraciones que hasta recibió reproches de la presidenta de la comisión por no haber, “prácticamente, respondido a ninguna de las peticiones”.

En el circo que se ha convertido el Popular reina el oscurantismo sobre los acontecimientos que rodearon su caída y fácilmente podría atribuirse el viejo refrán de “entre todos lo mataron y él solo se murió”, a juzgar por los relatos que ayer se expusieron en sede parlamentaria.

Todos los focos sobre la solución dada se ciernen sobre la JUR. Pero la alemana reivindicó por cuatro veces veces que el organismo que dirige no actuó solo sino que, después de que el Popular reconociese su inviabilidad; fue el BCE el que la certificó y ordenó su resolución; y la aprobó junto a la Comisión Europea, estando en la noche de autos implicados el Frob -su tesis es que fue solo brazo ejecutor-, el Banco de España y el mismo Gobierno a través del Tesoro.

Elke König
La presidenta de la JUR, Elke König, en su comparecencia  ayer en el Congreso, junto al presidente del Frob, Jaime Ponce/ EFE

Escasos minutos antes había comparecido el exdirector general del Banco de España, Aristóbulo de Juan, culpando a exgestores y autoridades del triste final. En el diagnóstico del antiguo inspector el declive empezó cuando cambia el timón del banco -Ángel Ron sucede a Luis Valls Taberner- y se embarca en una “carrera vertiginosa” por el crecimiento igual que las cajas, sin medir ni provisionar el riesgo; y sin que el auditor que tuvo durante 35 años pusiese “de relieve los problemas” en alusión a PwC, ni supervisores nacionales y europeos tomasen cartas sobre el asunto.

“No se entiende que en estos años, desde el 2005, qué han hecho los gestores que no han corregido la situación”, criticó, para poner a renglón seguido en duda si una intervención de la CNMV, prohibiendo los cortos, hubiese logrado mitigar el descalabro bursátil que, por derivada, abonó la mortal sangría de depósitos.

Pero las miras estaban más puestas en por qué no se pudo salvar el banco y qué aceleró su caída, antes que identificar cuando enfermó. Aquí, König escurrió el bulto sobre su contribución a sembrar el pánico cuando reconoció bajo focos que el banco era objeto de monitorización por parte de la JUR. Este mensaje se lanzó dos veces al mercado: por su boca en una entrevista con Bloomberg el 23 de mayo y en una información de Reuters el 31 de mayo confirmando dicho control. Entre ambas fechas la entidad vio salir de su balance más de 4.000 millones de euros en depósitos.

La alemana excusó que sus palabras fueron “una manera de decirle que no voy a hacer comentarios” -porque en su respuesta admitió que le monitorizaba, como a otros bancos- y “no tuvo reacción en los mercados”. Sí causó un gran huracán el teletipo de Reuters que, según explicó, no lo confirmó ella -”estaba en EEUU” , se excusó- ni funcionario alguno de la JUR. “Investigamos (...) y se ha preguntado al periodista sobre su fuente”, llegó a desvelar.

Y balones fuera también sobre el polémico y clave informe de valoración de Deloitte, cuya escrupulosa contratación defendió y que ha negado por dos veces al mismo Congreso. Es clave para los más de 300.000 inversores afectados por la resolución porque sirvió de base para tomar la decisión y acusan desprotección en la simple imposibilidad de acceder a su contenido. Verá la luz en el arranque de 2018 pero en una versión restringida donde hasta el Santander, según desveló, tiene potestad para vetar episodios si ponen en riesgo su política comercial o son críticos para la estabilidad financiera del grupo.

La alemana no desaprovechó la ocasión para quejarse, eso sí, de la inexistencia de un mecanismo para mantener las constantes vitales del banco mientras llevaba a cabo su concurso, aunque reconoció que una inyección de liquidez apenas hubiese dado “dos días” más de tiempo. Y arremetió duro contra “la fiesta de los abogados” que ha desatado la resolución. Han llovido cientos de demandas, en nombre de miles de afectados, a la JUR, y alguna personal a König. Quizá sean los tribunales los que saquen a la luz los puntos oscuros que aún guarda con celo.

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