El control de Codorníu y Freixenet sale de Cataluña... ¿Será Champán o Lambrusco?

  • El fondo Carlyle acaba de hacerse con el control de Codorníu, mientras el gigante alemán Dr. Oetker es dueño de más del 50% de Freixenet.
Imagen de copas de cava
Imagen de copas de cava

El dueño de una de las marcas de pizzas congeladas más famosas de Europa y el fondo de inversión estadounidense que ha invertido en Dunkin, Seven Up o en el grupo de embutidos Palacios. El grupo alemán Dr. Oetker y la firma de inversión Carlyle se han convertido en los principales propietarios de los dos fabricantes de cava catalán con más solera: Freixenet y Codorníu. Dos movimientos, a la sombra de la crisis independentista de Cataluña, que llevan el destino de dos empresas familiares bastante más allá de los Pirineos.

Uno de los objetivos de los compradores, que no han ocultado, es elevar las ventas internacionales del cava, dado que crecer más en España, su territorio natural (a pesar de los boicots que han sobrevolado en los últimos años), es una tarea complicada.

¿Y cómo pueden crecer fuera? "Cuando tienes un gigante, como el champán, que es reconocido en todo el mundo, sólo te queda optar por crecer en un segmento más barato y hacer algo parecido a lo que han hecho los italianos con el Lambrusco, que, aunque sorprenda, se ha convertido en una referencia en su categoría", indican fuentes del sector vinícola.

En cifras, el 'Champagne' barre al cava en cuanto a ventas. El pasado año, los fabricantes franceses comercializaron botellas por valor de 4.900 millones de euros, de los que más de la mitad (2.800 millones de euros) fueron exportaciones, según los datos publicados por Comité Champagne, la asociación que aglutina a los fabricantes del país vecino.

En el caso del cava, los ingresos de 2017 fueron de 1.149 millones de euros. Y ya se venden más botellas fuera de España que dentro: 162 millones de unidades, frente a algo más de 90 millones de botellas dentro de su mercado doméstico. Además, al menos el año pasado, no hubo rastro del boicot, porque mientras las ventas en España repuntaron un 4,7%, las exportaciones sólo lo hicieron un 2%, según los datos publicados por la Denominación de Origen (DO) Cava. En cambio, del Lambrusco italiano no hay datos oficiales.

Dr. Oetker y Carlyle

El objetivo de ambos compradores es crecer fuera y rentabilizar las dos operaciones corporativas cerradas en la primera mitad de 2018. Unas adquisiciones que además, han permitido la salida de ambas empresas de las ramas familiares más descontentas con la gestión o con mayor necesidad de hacer caja.

En el caso de Freixenet, el grupo alemán Dr. Oetker pactó en marzo hacerse con el 50,7% del capital de la compañía, a través de su división vinícola Henkell, a cambio de 220 millones de euros. Una operación que dio salida a una parte mayoritaria de la familia Bonet y de los Hevia.

Mientras, Codorníu acordó esta semana la venta de entre el 55% y el 60% del capital de la empresa, que está en manos de 216 accionistas vinculados a la actual familia propietaria: los Raventós, según adelantó el periódico La Vanguardia. La operación estaría por encima de la valoración de Freixenet, porque se estima en el entorno de los 300 millones de euros.

Las pérdidas de Codorníu

Una tasación en la que están recogidos los resultados económicos de los últimos años, en los que Codorníu no sale bien parado. El grupo aún no ha presentado datos oficiales del último ejercicio completo, el terminado el 30 de junio de 2017. Ya en los cuatro años previos sumó números rojos por valor de 28 millones de euros. Y, ese último año, tampoco fue positivo para la empresa, porque en 2017 aprobó un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que afectó a 71 personas.

Su último año con beneficio fue el concluido en junio de 2012. Un año atípico, en el que ganó más de 9 millones de euros y en el que, bajo el epígrafe 'otros resultados' contabilizó en positivo más de 3 millones de euros. La compañía explica en el informe anual de ese año que, el 30 de julio de 2011, sufrió un incendio en uno de los almacenes de sus instalaciones en Sant Sadurní d’Anoia. Activos y existencias que tenía cubiertos con pólizas de seguro.

Respecto a la evolución de las ventas, los últimos datos de Codorníu en 2016 desvelan un volumen de ingresos global de 189,8 millones de euros. Mientras, a cierre de abril de 2017, Freixenet superó los 535 millones de euros. En su caso, con rentabilidad en positivo. En los seis últimos ejercicios, la compañía presidida por José Luis Bonet suma un beneficio de 36 millones. De ellos, más de 8 corresponden a su último año fiscal. Bonet sigue al frente de la empresa y mantiene su 7%. De hecho, fue el único de su familia que decidió permanecer en el capital y ver cómo se transforma su negocio bajo la batuta del capital alemán.

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