Provisión de 2.500 millones y pérdidas históricas

El Corte Inglés entró en barrena al no poder vender sus centros comerciales

Aunque sufrió en casi todas las áreas de negocio por el coronavirus, el verdadero descalabro llegó por el ajuste contable tras someter sus edificios a un test de deterioro. 

Marta Álvarez, presidenta de El Corte Inglés
Marta Álvarez, presidenta de El Corte Inglés
EL CORTE INGLÉS

Las pérdidas de El Corte Inglés (ECI) en 2020 fueron históricas. La pandemia del coronavirus hundió el negocio en casi todas las áreas del grupo y echó por tierra cualquier previsión, pero el verdadero golpe estuvo en la venta fallida de los centros comerciales. La cadena que preside Marta Álvarez no tuvo otra salida al cierre del ejercicio que hacer una megaprovisión de 2.500 millones de euros por el deterioro de estos activos, a lo que se sumaron otros extraordinarios como créditos fiscales pendientes, riesgos por litigios y su primer Expediente de Regulación de Empleo (ERE).

La documentación remitida por la compañía a sus bonistas no deja lugar a dudas. De toda la provisión, 1.760 millones de euros corresponden a un reajuste de la valoración de sus inmuebles. La clave ha sido la elaboración de un test de deterioro que ha evidenciado un nuevo valor de estos edificios ante el auge del canal online y la pérdida de capacidad del offline para ser el cañón de ventas que era antaño. La compañía pasó de puntillas por este aspecto y se limitó a hablar del “proceso de digitalización” en el que lleva inmersa hace años, pero la maniobra contable fue decisiva para hacer entrar en barrena a la compañía, pues disparó los números rojos desde los 445 millones de euros, cifra cosechada únicamente con su actividad comercial, hasta los 2.945 millones de euros. Una cifra nunca vista en sus 80 años de vida.

El Corte Inglés lleva tiempo intentando deshacerse de algunos de sus edificios. Sabe que ahí está buena parte de su plan de salvación a futuro, pues su cartera de activos inmobiliarios cuenta con una superficie total construida de más de diez millones de metros cuadrados, incluyendo grandes almacenes, hipermercados, almacenes minoristas, oficinas y edificios industriales de uso mixto. Hace justo un año, de acuerdo a sus propias estimaciones, esta cartera tenía un valor de 16.457 millones de euros. Para entendernos, más que todo lo que factura la compañía en un año sin pandemia.

Y en el escaparate no se han colocado únicamente centros comerciales, sino naves logísticas, edificios utilizados para oficinas propias e incluso terrenos por desarrollar. "Los activos inmobiliarios españoles tienen un potencial significativo al alza teniendo en cuenta el momento del ciclo en España. La mayor parte de los activos del grupo se encuentran libres de cargas significativas", reconoció hace justo un año ECI en la documentación remitida al Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF).

El proceso de desinversión es necesario ante una deuda que ha escalado este último año hasta los 3.811 millones de euros. Así, la compañía ya había logrado dar salida a algunos de sus edificios en años anteriores, como sucedió en Valencia, donde se desprendió por 91 millones de euros del local que tiene en la céntrica calle de Colón de 7.600 metros cuadrados, o en Barcelona, con la venta de su centro comercial en Francesc Maciá por aproximadamente 150 millones de euros. En Madrid, ciudad en la que cuenta con una veintena de centros comerciales, consiguió vender sus edificios de La Vaguada y Parque Sur.

Queda por despejar la incógnita de qué sucederá con los establecimientos en los que todavía cuelga el cartel de se vende. ECI ha optado como tercera vía por el cierre directo o la renovación. Su consejo de administración acordó a inicios de 2020 un plan de estructuración para hasta 25 establecimientos distintos. El proceso ha continuado este 2021, como probó la pasada semana la reconversión de su centro de Arapiles (Madrid) en un outlet.

Las áreas de negocio golpeadas por el coronavirus

Al margen del ajuste contable, hay que apuntar que el rendimiento de la compañía en 2020 tampoco ayudó. La facturación cayó un 31% y la rentabilidad, medida a través del ebitda, se redujo a la mínima expresión (142 millones, un 89% menos que en 2019), aunque consiguió cerrar en positivo.

Uno de los principales motivos del mal desempeño es el golpe de la crisis sanitaria al turismo. Viajes El Corte Inglés (VECI), la primera agencia en España y la unidad de negocio que supone uno de cada cinco euros de facturación de la compañía, perdió aproximadamente 2.400 millones de euros y situó sus ventas en torno a los 300 millones de euros. En su defensa, la empresa argumenta que la falta de viajeros se hizo notar en el segmento del ocio y en el corporativo, con caídas del 83,8% y 94,9%, respectivamente.

La sección moda también sufrió. La compañía descendió su facturación en esta división un 42,9% respecto al año anterior, hasta alcanzar los 2.768 millones de euros. Al igual que en VECI, el mal desempeño se debió al duro confinamiento, primero, y a la modificación de capacidad de aforo y horarios que dictaron distintas comunidades autónomas, después. Como aspecto positivo, las áreas de Supermercados y El Corte Inglés Seguros. La primera fue la única que creció (+2,2%) y la segunda apenas perdió fuelle e incluso fue capaz de mejorar su margen de explotación.

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