La 'traición' al legado de Isidoro Álvarez: el giro de la vieja guardia remata a Dimas

  • Las hijastras de Isidoro Álvarez logran el apoyo de más de la mitad del consejo para derrocar a Gimeno, algo que choca con la 'herencia' de su padre.
Composición del Consejo de Administración de El Corte Inglés
Composición del Consejo de Administración de El Corte Inglés
Nerea de Bilbao

Las hijas de Isidoro Álvarez, Marta y Cristina Álvarez Guil, no cesan en su empeño de apartar a Dimas Gimeno al frente de El Corte Inglés. Buscan, además, que el relevo se produzca cuanto antes, sin esperar incluso a agosto, fecha en la que está previsto que se celebre el primer consejo de administración posterior a la presentación de los resultados. Ahora, dos miembros de la vieja guardia, pretorianos de Isidoro Álvarez, han solicitado la celebración de una reunión extraordinaria del máximo órgano de dirección de la compañía para derrocar al actual presidente. El cambio de criterio -realizado de forma progresiva- de una dupla de históricos del grupo ha sido clave para provocar un terremoto en una de las firmas históricas de nuestro país.

Hasta la muerte de Isidoro y salvo algún conflicto puntual, las familias históricas que participaban en el accionariado de la compañía que da trabajo en España a más de 100.000 personas habían operado bajo una misma unidad de acción y sin grandes divisiones. Una firma familiar, en definitiva, que solo se vio alterada en 2015 con la entrada en escena del jeque qatarí Hamad Bin Jassim Bin Jaber Al Thani, que aportó 1.000 millones de euros en un momento en el que la compañía necesitaba liquidez. Ahora, ese sosiego en el seno del consejo se ha visto trastornado de manera radical.

El legado de Isidoro Álvarez era muy diferente a la situación de tensión que se vive en El Corte Inglés. Fuentes cercanas al consejo explican que antes de su fallecimiento con 79 años, el empresario asturiano ya llevaba tiempo trabajando en cómo pilotar su sucesión. Llegó a elaborar una hoja de ruta que pensaba encomendar a su mano de derecha, Antonio Hernández-Gil, actual secretario del consejo, ambos asesorados por un conocido despacho de abogados especializado. Querían amarrar el relevo en el gigante de la distribución en previsión de futuras contiendas familiares, como la que se está desarrollando en este momento.

La idea de Álvarez era estructurar un testamento en el que se separara de forma clara la gestión y la propiedad de El Corte Inglés. Como hizo su tío Ramón Areces con él, Isidoro Álvarez apostó porque la gestión pasara a manos de Dimas Gimeno, como sucedió, y que la propiedad no influyera en la dirección, siempre según las mismas fuentes. En roman paladino, pretendía que sus hijas nunca pudieran sumar el 51% de la firma, convencido de que sus hombres fuertes en la casa serían fieles a su deseo de que fuera Dimas quien tuviera plenos poderes ejecutivos.

Fotografía Dimas Gimeno, El Corte Inglés
Dimas Gimeno, presidente de El Corte Inglés / EFE

La vieja guardia traiciona el legado de Isidoro Álvarez

El consejo de administración de El Corte Inglés está partido en dos, pero en este reparto de fuerzas el grupo que quiere acabar con Dimas Gimeno en la presidencia tiene mayoría. Los 'rebeldes' están capitaneados por Marta y Cristina Álvarez Guil, los históricos Florencio Lasaga y Carlos Martínez Echavarría y los últimos consejeros incorporados Jesús Nuño de la Rosa y Víctor del Pozo. En total, seis de diez. Dimás Gimeno, Manuel PizarroShahzad Shahbaz (que representa al jeque qatarí) y cartera Mancor (representada por Paloma García), aunque apostaran por la continuidad, no sumarían mayoría.

Los consejeros Lasaga y Echavarría
Los consejeros Lasaga y Echavarría .

Ahora, las hijas de Isidoro Álvarez tienen la capacidad de relevar a a su primo de la presidencia. Y quieren hacerlo con un acuerdo cerrado, de ahí que hayan coqueteado con poner sobre la mesa una oferta económica que, de momento, Gimeno no acepta.

El pasado viernes 4 de mayo consiguieron poner aún más en aprietos al presidente. Dos miembros de la vieja guardia, Florencio Lasaga y Carlos Martínez Echavarría, junto a los dos consejeros delegados, pidieron la convocatoria de un consejo extraordinario para abordar en exclusiva el relevo de Gimeno. El primer ejecutivo tiene, por tanto, treinta días para poner fecha y hora a una reunión en la que se le marcará la puerta de salida. Si no lo hace, el resto de consejeros pueden exigirle una nueva convocatoria, que conllevaría su marcha antes del verano.

Este consejo extraordinario se celebrará de forma paralela a la reunión ordinaria del órgano de dirección, a finales de mayo, en el que se presentarán y aprobarán los resultados obtenidos al cierre de 2017 (a 28 de febrero).

En este golpe en El Corte Inglés la participación de la vieja guardia, la que forma parte de la Fundación Ramón Areces, ha sido clave. Y es que hasta ahora estos pesos pesados de la compañía (Lasaga y Echavarría, principalmente) siempre han mantenido un juego de contrapesos interno: apoyando a las hermanas Álvarez, por un lado, y defendiendo a Dimas Gimeno al frente del grupo, por otro.

Su actual cambio de criterio, sin embargo, que ha ido fraguándose con el transcurso de los meses, deja al presidente de la compañía en una situación de debilidad irremediable. Se trata, por tanto, de una contienda más familiar que empresarial a la que hay que añadir las diferentes demandas entre tíos y sobrinos y en las que se incluyen, incluso, asuntos relacionados con la herencia que dejó Isidoro Álvarez, a la sazón la clave de todo el contencioso. Por eso apunta ahí la madre de Gimeno.

El Corte Inglés vive, en definitiva, un terremoto que no tiene fácil solución. La 'pax social' de una de las empresas más tranquilas históricamente se ha quebrado y el principal objetivo es ahora que las familias alcancen una 'entente cordiale' que devuelva la estabilidad al grupo. A todo ello hay que sumar la amenaza del jeque Al Thani, que podría aumentar su porcentaje de acciones en los próximos meses, por encima del 12%, algo que nadie quiere en las familias. Y Moncloa, mientras tanto, mirando de reojo a una firma con la que la relación es excelente y en la que no quieren problemas.

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