El éxito (efímero) de la empresa familiar: solo el 7,4% supera las dos generaciones

  • La brecha entre la segunda y la tercera generación se debe a una mala planificación en las sucesiones y a una falta de profesionalización. 
Francisco Riberas, presidente de Gestamp. (INSTITUTO DE LA EMPRESA FAMILIAR)
Francisco Riberas, presidente de Gestamp. (INSTITUTO DE LA EMPRESA FAMILIAR)

Los problemas de continuidad y sucesión dentro de las empresas familiares en España, que representan el 89% del total, empiezan a aparecer en la tercera generación, ya que al frente del grueso de este tipo de compañías se sitúan las primeras y segundas generaciones en un 45,7% y un 44,2% de los casos, respectivamente.

Por tanto, es raro (aunque las hay) empresas familiares que sobrevivan al pasado de tres generaciones. De hecho, las que se encuentran al mando de familiares de la cuarta generación apenas representan un 2,6% del total, según datos del Instituto de Empresas Familiares recogidos por Life Abogados en el Día Internacional de la Familia.

Por otra parte, el despacho apunta que tan solo un 7,4% de las más de un millón de empresas familiares que hay en España están dirigidas por un miembro perteneciente a la tercera generación, frente al 44,2% de las capitaneadas por un miembro de la segunda. Y ese descenso del porcentaje significa que los intereses de la empresa comienzan a anteponerse a los de la familia en el tránsito de la segunda a la tercera generación.

Life Abogados explica que esta brecha entre la segunda y la tercera generación se debe a los problemas derivados de una mala planificación en las sucesiones y a una falta de profesionalización por parte de miembros de la familia en la tercera generación, lo que lleva a un buen número de empresas a apostar por gestores externos.

Juan Sánchez Corzo, socio de Life Abogados, ha señalado que "las empresas tienen que ser capaces de anteponer los intereses de la compañía a los familiares, pero sin dejar de lado su visión, sus valores y su cultura. Por ello, las empresas familiares tienen que perder el miedo a la profesionalización y aceptar que la compañía la dirija un profesional ajeno al árbol genealógico si ningún miembro de la familia está debidamente cualificado para asumir el cargo". 

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