La sombra del 'Twin Peaks' sobrevuela la reforma pendiente de los reguladores

  • Pedro Sánchez ya planteó dividir la supervisión sobre entidades financieras en dos: el control sobre solvencia al Banco de España y de conducta a CNMV
Sede del Banco de España.
Sede del Banco de España.

“Si la Cámara lo considera oportuno y si está en mi mano hacerlo (...) abordaremos el fortalecimiento de los organismos reguladores y la defensa de la competencia, en beneficio del consumidor y usuario”. Es apenas un apunte de las muchas ideas que Pedro Sánchez dibujó en el discurso de moción de censura a Mariano Rajoy la víspera de acceder a la presidencia del Gobierno. Sin grandes pistas sobre el fondo del proyecto, pero con capacidad para ‘resucitar’ expectativas y recelos de que busque rescatar el viejo plan de dividir en dos pilares la supervisión financiera.

Su formulación la puso, de hecho, encima de la mesa hace dos años. En concreto en febrero de 2016, en el acuerdo que Sánchez rubricó con el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, para un Gobierno reformista donde incluía, entre las medidas a implantar, el denominado modelo ‘twin peaks’ vigente en muchos de los países europeos y consiste en dividir en dos organismos la tarea: uno para controlar la solvencia y otro para conductas. Su proyecto era montar una Autoridad de Control macroprudencial en el Banco de España, que asumiría la vigilancia sobre solvencia de las aseguradoras y entidades de inversión y bolsa, hoy distribuida entre la Dirección General de Seguros y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), junto a su actual control sobre la banca.

Su estructura de doble vértice reforzaba también al regulador de los mercados con una especialización en la vigilancia del comportamiento y conducta en todas las entidades financieras -de bolsa, banca y seguros-. Una auténtica revolución que levantó gran polvareda con figuras como el entonces subgobernador del Banco de España, Fernando Restoy -próximo al PSOE- y el expresidente de CNMV, Manuel Conthe, entre los firmes y activos defensores, frente a la desaprobación radical principalmente del sector asegurador.

El círculo se cerraba con una reforma de la autoridad de Competencia y situando bajo la dependencia de CNMV al organismo de contabilidad y auditoría ICAC. Los insuficientes apoyos para ‘amarrar’ la moción de censura cosechados por Sánchez entonces zanjaron debate y proyecto. Con la convocatoria de elecciones revalidó Mariano Rajoy y en otro acuerdo de Gobierno con Ciudadanos la reforma de los reguladores y supervisores entró otra vez en agenda aunque con distinta configuración.

El plan de Ejecutivo ‘popular’ era mantener la supervisión financiera inalterada por tipo de entidad o sector y no separarla por competencias: banca bajo el control del Banco de España, firmas de inversión en CNMV y aseguradoras y mutuas en una autoridad igualmente especializada aunque distinta. Se proponían extraer de la Dirección General de Seguros a modo de 'spin off' la competencia de supervisión y atribuirla a una Agencia nueva para separarla de la función normativa tal y como viene demandando el FMI desde hace una década. En este esquema también se reubicaba el ICAC en CNMC, se reformaba Competencia y se reforzaba la defensa del cliente, usuario e inversor creando además una institución ‘ad hoc’ que heredaría la función de los departamentos de reclamaciones de los tres supervisores.

“Ni lo uno, ni lo otro. Va a ser muy difícil que salga adelante una reforma de los supervisores con los pesos parlamentarios actuales en el Congreso”, infieren fuentes políticas. La razón es que el Gobierno de Sánchez precisará una mayoría más que suficiente porque es una materia harto espinosa, con miles de aristas y sensible para todos los grupos políticos, donde las posturas difieren, además de concitar intereses y "presiones" por parte del sector privado. Que el Ejecutivo de Rajoy retrasase su regulación respondió en parte a dicha dificultad, aún teniendo el compromiso por escrito. Tal es así que la formación naranja quiso extraer de la ley la regulación que fulminaba las designaciones políticas en dichos organismos para agilizar su tramitación.. e igualmente encalló en el Congreso sin lograr sacarla adelante, como deseaba, de cara ya al relevo en la cúpula del Banco de España. 

Que la aritmética política pueda resultar un escollo -o no- no impide, sin embargo, que la sombra del 'twin peaks' haya vuelto a escena y se cuele en algunas conversaciones en cenáculos financieros y políticos. En actos públicos el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, encaró una pregunta directa buscando su opinión durante su reciente visita a España, como también el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, en su paso esta semana por la Comisión que investiga la crisis financiera en el Congreso. Ninguno mostró predilección por uno u otro modelo o puso ningún tipo de objeción -Dombrovskis defendió la validez de la diversidad como prueba su existencia en distintos países-.

Pero hay mar de fondo, tal y como reconocen fuentes de mercado. Para la banca supondría un cambio "menor" por estar acostumbrada a reportar con la CNMV y mantendrían de interlocutor clave al mismo organismo que siempre les ha examinado y vigila sobre solvencia. El cambio de guión lo sufrirían especialmente las sociedades de inversión y bolsa y, sobre todo, la industria aseguradora, cuyas reglas aunque hablen igualmente de capital y solvencia son muy distintas. 

En aquel 2016 el sector asegurador, poco acostumbrado a levantar la voz en público cuando se dirige a una autoridad porque prefiere mantener esas relaciones confidenciales, rechazó que se laminase la Dirección General de Seguros. Su reivindicación es mantener el modelo distribuido por sectores por sus peculiaridades normativas en un esquema espejo al existente en la Unión Bancaria -el MUS, vigila dentro del BCE la banca; Eiopa es la autoridad de seguros, y Esma para mercados-. Las compañías reforzaron, incluso, su viejo ofrecimiento de financiar con cuotas a un organismo propio bien dotado de recursos como ocurre con el BCE. "A ver que plantea Calviño, si deciden meterse ahí", refieren fuentes consultadas en alusión a la ministra de Economía. Se respira confianza en la prudencia de sus medidas por el profundo conocimiento que del sector financiero acumula la ministra y, especialmente, sobre sobre sus reglas.., si no hay imposiciones políticas. 

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