El fondo activista Elliot, baza de Trump para que China no tome el control de EDP

  • EEUU teme que la empresa portuguesa se convierta en cabeza de puente de intereses chinos dentro del sector eléctrico en la Península Ibérica. 
El fondo activista de Paul Singe puede ser el mejor aliado contra la OPA de China sobre EDP
El fondo activista de Paul Singe puede ser el mejor aliado contra la OPA de China sobre EDP

El fondo activista Elliot Management del multimillonario Paul Singer, uno de los principales azotes de las sociedades cotizadas en las que participa y uno de los grandes temores de muchas otras que figuran en sus estudios de cartera, se ha convertido paradójicamente en la gran esperanza blanca de Estados Unidos y también de la Unión Europa para evitar que China se cuele hasta la cocina del sector energético en el Viejo Continente. El caso que se plantea tiene su epicentro situado precisamente en la Península Ibérica a través de la compañía Energías de Portugal (EDP), uno de los operadores dominantes en el mercado español de electricidad y que se ha convertido en claro objeto de deseo del gigante asiático China Three Gorges (CTG)

La incursión de la multinacional china en EDP se encuentra ahora en un momento crítico, que deberá resolverse de manera prácticamente irreversible el próximo día 24 cuando está convocada la junta general de accionistas de la eléctrica portuguesa. La reunión incluye en su orden del día el eventual cambio de los estatutos para facilitar que China Three Gorges pueda hacer efectiva la toma de control en EDP a partir de la oferta pública de adquisición (OPA), anunciada en mayo de 2018. La propuesta, que supone una inversión total de casi 12.000 millones de euros, está paralizada a expensas de que la empresa asiática consiga el respaldo suficiente para retirar el blindaje que mantiene ahora EDP y en virtud del cual los derechos políticos están limitados dentro de la empresa hasta un máximo del 25% del capital.

Al margen de la OPA condicionada a superar el 50% de EDP, China Three Gorges posee en la actualidad un 23% de la empresa portuguesa, en cuyo accionariado también aparecen como socios minoritarios Liberbank y la Corporación Masaveu, con poco más del 7% de participación conjunta. Otros socios de postín son BlackRock, con un 5%; el fondo de Abu Dhabi, con el 4% y la empresa argelina Sonatrach, con un 3%. Junto a todos ellos ha emergido desde finales del pasado año la figura de Elliot, con sólo un 2,9% del capital pero con todas las ínfulas características de un fondo activista que nunca esconde su deseo de hacerse valer en las decisiones estratégicas de aquellas empresas donde invierte.

El fondo de Paul Singer, recientemente reconvertido a la causa de Donald Trump dentro del Partido Republicano de Estados Unidos, ha empezado a calentar motores en EDP poniendo en suerte su oposición a China Three Gorges, cuyo proyecto considera negativo para el desarrollo futuro de la eléctrica portuguesa. Eliott cree que EDP debe centrarse en el negocio de renovables, lo que implica la venta del 49% de la red de distribución en la Península Ibérica, los negocios en Brasil  y las centrales de carbón de Portugal y en España. El activista estima que estas desinversiones proporcionarán unos ingresos de 7.500 millones que podrían destinarse a la reducción de los 14.000 millones de deuda con el consiguiente saneamiento del balance. A partir de ahí EDP podría llevar a cabo un proceso de transformación que será impracticable si CTG se hace con el poder de la empresa.

El fondo estadonunidense hizo llegar estos planteamientos al consejo de administración y al consejo general de supervisión de EDP el pasado mes de febrero, según informó en su momento El Comercio de Asturias, comunidad en la que la empresa eléctrica portuguesa cuenta con una clara posición industrial. El toque a rebato de Elliot ha servido para que el organismo regulador de la Bolsa en el país vecino, la Comisión del Mercado de Valores Mobiliarios (CMVM), lance su particular 'zafarrancho de combate' contra el inversor asiático mediante un ultimátum que podría dar al traste con la referida OPA de la que depende el futuro de la empresa eléctrica portuguesa.

La CMVM ha situado el desenlace de todo este escenario en la junta general del próximo día 24, señalando que si los accionistas no aprueban el cambio de estatutos para retirar los blindajes de control societario la oferta pública perderá toda su vigencia. El regulador fundamenta su decisión en el propio plan trazado por China Three Gorges que ha condicionado la oferta a la modificación estatutaria. El regulador declarará extinta también la OPA adicional que CTG lanzó sobre EDP Renovables (EDPR), la filial controlada en casi un 83% por la empresa lusa. En el supuesto de que la asamblea de accionistas apruebe la modificación de los estatutos el inversor chino dispondrá de 45 días para concretar su oferta a los accionistas.

Las espadas están, por tanto, en todo lo alto aunque los analistas que siguen los movimientos dentro de EDP están convencidos de que Elliot intensificará su ofensiva con el apoyo institucional del Gobierno de Estados Unidos y el beneplácito de la Unión Europea. El Ejecutivo de Bruselas no está en su mejor momento político dada la proximidad de las elecciones al Parlamento Europeo del 26 de mayo y tampoco quiere mostrar una complicidad excesiva con Donald Trump y su deriva proteccionista. Sin embargo, los grandes Estados miembros como Francia y Alemania están cada vez más preocupados con el desembarco de las empresas estatales chinas en sectores estratégicos.

El caso de EDP puede considerarse de libro por cuanto que la toma de control por parte de China Three Gorges abriría una cabeza de puente en el Sur de Europa que afectaría a todo el mercado ibérico y de ahí al resto de la Unión Europea a poco que se materialicen los proyectos de interconexión en los Pirineos. Todo ello en medio de un programa de transición ecológica que es tendencia en toda Europa pero ante el que China muestra una actitud claramente refractaria dadas sus expectativas de crecimiento económico basadas en combustibles fósiles. La OPA de CTG sobre Energías de Portugal constituye, en suma, una operación de alto riesgo para la integridad del debate energético y sólo Elliot parece dispuesto a oponerse de frente y por vía directa. Al final, hasta los fondos más activistas tienen también su lado positivo.

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