El mercenario cotiza al alza: el fundador de Blackwater se expande hasta China

  • Un nuevo centro de entrenamiento servirá para preparar al personal destinado a proteger las inversiones chinas en África y Asia.
Erick Prince, fundador de la empresa de servicios de seguridad y militar Blackwater (imagen de archivo) EFE STEFAN ZAKLIN
Erick Prince, fundador de la empresa de servicios de seguridad y militar Blackwater (imagen de archivo) EFE STEFAN ZAKLIN

Erik Prince, ex Navy Seal, oficial y hermano de la secretaria de Educación de Estados Unidos, es más conocido por ser el fundador de la hoy denostada firma contratista militar Blackwater, y el polémico papel que la misma ejerció durante las guerras de Irak y Afganistán. En 2015, uno de los 'guardianes' de la empresa fue sentenciado a cadena perpetua y otros tres recibieron penas de 30 años de cárcel por la matanza de 14 civiles desarmados en Bagdad durante una discusión de tráfico en 2007.

Tras renombrar la empresa, Blackwater sigue hoy en funcionamiento como Academi, con base en Virginia. Al igual que ellas, en el mercado de lo que, hasta hace poco, se llamaban mercenarios, funcionan otros operadores como GS4, Aegis Defense Services o Triple Canopy, a la sazón ejércitos privados al mejor postor, que generan anualmente un negocio cifrado en cerca de 10.000 millones de dólares.

Claro que el invento de Prince fue pionero, y su reputación en el sector le ha permitido seguir en él, poniendo en pie nuevas iniciativas como su reciente desembarco en China, el santo grial para cualquier área de negocio. A través de la compañía Frontier Services Group (FSG), con base en Hong Kong, y de la que es confundador, Prince acaba de cerrar un acuerdo para construir un gigantesco centro de entrenamiento de mercenarios, que se levantará en la región china de Xinjiang.

El contrato, rubricado con el Parque Industrial de Kashgar Caohu, conllevará por parte de FSG una inversión de 600.000 dólares, y por el campo de entrenamiento se prevé que pasen, una vez esté terminado, hasta 8.000 personas al año.

La elección de la zona no es un asunto baladí, ya que en la región de Xinjiang, las autoridades del Partido Comunista chino batallan contra la minoría musulmana Uigur, cientos de cuyos miembros han nutrido en los últimos años las filas del autodenominado Estado Islámico (Daesh), como ha demostrado una y otra vez el Gobierno de Turquía, la desvelar las nacionalidades de combatientes en Siria que han cruzado su frontera. El número más numeroso, durante el año 2016, fueron ciudadanos de nacionalidad china y etnia uigur, con los que -según considera Beijing- Ankara hace la vista gorda, y los suele volver a poner en libertad.

Tal y como recoge la agencia Reuters, cientos de miles de uigures y otros musulmanes han sido detenidos por las autoridades chinas y encerrados en campos de seguridad en la región de Xinjiang. Desde China defienden que en dichos campos son sometidos a procesos de desradicalización, en los que son forzados a hablar mandarín y obligados a plegarse a las enseñanzas del Partido Comunista.

El movimiento de Prince con FSG ha levantado tal polvareda que la compañía, listada en el Hong Kong Stock Exchange, decidió borrar de su página web el comunicado en el que celebraba la firma del acuerdo. Analistas de defensa consultados por medios de EEUU consideran que el nuevo centro de entrenamiento de Xinjiang servirá para preparar al personal que, posteriormente, sea destinado a proteger las inversiones y proyectos chinos en África y Asia.

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