El núcleo vasco de Euskaltel se atrinchera y consigue frenar el órdago de Zegona

  • El fondo no logra convencer a banca e inversores para ampliar capital, ni a accionistas de la teleco para comprar sus títulos al precio de la opa.
Francisco Arteche, consejero delegado de Euskaltel
Francisco Arteche, consejero delegado de Euskaltel

Ni el primer paso. El fondo Zegona no ha podido convencer ni a sus propios accionistas de su ambicioso plan para ‘asaltar’ el accionariado de la operadora de telecomunicaciones Euskaltel, muy castigada en bolsa durante los últimos trimestres. El equipo directivo de la compañía y Kutxabank, máximo accionista, frena el órdago de los británicos y logran mantener el control después de meses de fuertes tensiones y enfrentamiento entre ambas partes.

La primera señal no invitaba precisamente al optimismo. La primera estimación del fondo fundado por dos exdirectivos de Virgin fijaba el 3 de diciembre la junta general de accionistas que debía aprobar la ampliación de capital de hasta 225 millones de libras esterlinas con la que comprar el 14,9% de las acciones. Sólo un mes después, a finales del pasado noviembre, colocó ese ‘día D’ en la última semana de diciembre.

Las dificultades para lograr el beneplácito de la banca y de otros inversores para respaldar la ampliación y también de los accionistas de Euskaltel -con un precio que para muchos analistas consultados tenía una prima muy escasa y sin grandes aliados- para vender sus participaciones eran patentes. Y acabaron por dar con el traste con una operación con la que pretendía mejorar la cotización de las acciones y tratar de devolver parte de la inversión realizada.

Los vascos

En el camino entre el mes de octubre, cuando se lanza la OPA parcial, y hoy, el núcleo duro de accionistas de la operadora no lo ha puesto fácil. Especialmente Kutxabank, que no estaba dispuesta a perder el trono y parte del control al frente de la compañía en la que llegó a tener un 40% y que se interpreta en el País Vasco como uno de los bastiones económicos (y también políticos).

Hay que recordar cómo el Partido Nacionalista Vasco defendía en 2012 el control de Kutxa y el Gobierno ejercido sobre Euskaltel: “Eso garantiza que el centro de decisión permanecerá en Euskadi y que Euskaltel seguirá siendo una empresa vasca”. Y es eso precisamente lo defendido por la entidad financiera. Hay quien interpretó el movimiento de Zegona como un ataque, frente al que se han defendido con uñas y dientes. Más aún tras las críticas a la gestión lanzadas por el fondo y su presión para cambiar parte del equipo directivo, anunciando conversaciones con el exCEO de Jazztel, José Miguel García.

Zegona, una situación complicada

Ahora, la situación para Zegona no va a resultar sencilla. Sin la opa y por ahora con tan sólo un sillón de los catorce del consejo de administración, su posición es de cierta debilidad. Podrá ganar peso con compras selectivas de acciones en la bolsa (sin opa), para lo que, según asegura, tiene intención de llevar a cabo un aumento de capital, pero no será suficiente para granjearse un mayor poder de influencia en la gestión.

Y su inversión no gana enteros. En 2017 Euskaltel compró la operadora asturiana Telecable a la propia Zegona por 686 millones de euros, deuda incluida. Pero sólo abonó 186 millones en efectivo. ¿El resto? Se hizo en acciones: 26,8 millones. Lo peor para los intereses del fondo británico es el precio: 9,5 euros por acción (254 millones de euros en aquel momento). Es decir, hoy cuenta con esos títulos, pero cotizando un 26% por debajo. Incluso si decidiera desprenderse de este activo, único ahora mismo en su cartera, también perdería.

Pero además esos títulos no les van a permitir influir en una gestión que, bajo su visión, no está siendo acertada. Y las perspectivas no son especialmente halagüeñas para la ‘teleco’ con un incremento fuerte de la competencia en sus territorios, con la irrupción de Másmóvil y la consolidación de los tres grandes; una elevada deuda que no pone fácil la inversión, y su red de cable frente a la fibra de sus ‘pares’.

El órdago lanzado hace dos meses por los británicos era muy arriesgado. Finalmente ha acabado en derrota. Queda por ver cómo será el futuro y su relación con Kutxabank y el resto de accionistas relevantes durante los próximos meses.

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