El 'efecto Huawei': el potencial del 5G, en riesgo por el control de los gobiernos

Nokia y Telefónica trabajarán juntas en la evolución de la red hacia la tecnología 5G
Nokia y Telefónica trabajarán juntas en la evolución de la red hacia la tecnología 5G

Los que llegaron pronto a la era de internet aún recordarán los pitidos con los que cada router golpeaba los oídos antes de establecer una pobre conexión, a pesar de la cual uno se sentía como un usuario de lo 'no va más' tecnológico.

Dos décadas después estamos a las puertas del desembarco de la tecnología 5G, un nuevo estándar para las comunicaciones inalámbricas que permitirán mejoras impensables en el acceso a contenidos, la conexión entre máquinas y avances en campos como la medicina, la seguridad vial o el transporte de mercancías.

Las únicas aguas que han enturbiado la llegada de este prometido paraíso conectado han sido los recelos contra las empresas que más han hecho para el desarrollo del estándar y ahora tratan de aprovecharse de su ventaja para el despliegue de las redes en todo el planeta. El caso más conocido es el de Huawei, la empresa china vetada en países como Australia y con la que Estados Unidos mantiene una batalla 'a cara de perro', con acusaciones de espionaje contra algunos de sus directivos, y sospechas de colocar 'puertas traseras' en sus dispositivos, para un posible uso de los datos recabados a los usuarios.

The New Yorker publica en su último número un análisis algo tremendista sobre el peligro de la nueva red 5G, centrándose en los aspectos más controvertidos que pueden derivarse de la implantación generalizada de esta conexión inalámbrica. La revista cita un anuncio realizado en enero de 2018, cuando Donald Trump avanzó a sus asesores de seguridad su intención de "nacionalizar la red de 5G" en EEUU.

En una especie de retorno al movimiento 'ludita', el mandatario estadounidense plantea un control de la nueva conectividad, cuya diferencia con la actual es la velocidad. Si atendemos a las promesas de la industria, el 5G será cientos de veces más rápido que la red actual. A modo de ejemplo, se podrá descargar una película de dos horas en pocos segundos, y permitirá reducir a la mínima expresión la latencia, el tiempo en el que se da una orden a una computadora o móvil y es ejecutada.

Un aspecto que ya ha sido puesto bajo la lupa de las autoridades del viejo y el nuevo continente es la vulnerabilidad del 5G a los ciberataques, un riesgo que se incrementa si -como parece-, será la plataforma para una nueva era en la medicina o la industria por la conectividad entre máquinas. Pese a que los usuarios están hoy día acostumbrados a términos como 'ransomware', 'malware', criptomoneda, y las diferentes variantes de robo de identidad online, pocos se muestran preocupado por la posible interacción del mundo online en el crimen violento o el terrorismo.

Robert Spalding, senior director de planificación estratégica en el Consejo Nacional de Seguridad (N.S.C.) de EEUU, señala a The New Yorker que "el 5G no solo es para los frigoríficos. Son las instalaciones agrícolas, los aviones, todo tipo de cosas diferentes que actualmente pueden matar a personas o que permiten a alguien acceder a la red y dirigir esas cosas hacia donde ellos quieran. Es una clase de amenaza completamente diferente a aquellas que hasta ahora habíamos experimentado".

La solución que propone Spalding es construir la nueva red 5G desde abajo con ayuda de las autoridades de ciberseguridad. Y para el caso estadounidense propone la idea de que las autoridades federales sean las responsables del despliegue, alquilando el servicio a las compañías de telecomunicaciones.

El hombre en la sombra

El origen de Huawei

Muchas de las sospechas sobre Huawei y sus lazos con el Partido Comunista señalan a Ren Zhengfei, el discreto fundador de la empresa, y al explosivo crecimiento de la misma en solo 15 años de existencia. El hecho de que Beijing apostase por la creación de 'campeones nacionales' y mantuviese estas relaciones simbioticas político-empresariales justifican el recelo de los Estados Unidos de América.

Claro que, analizando la trayectoria de Ren Zhengfei no es difícil que algunos en Washington hayan podido ver fantasmas. El fundador de Huawei se unió al cuerpo de ingenieros del Ejército de Liberación Popular en 1974, permaneciendo dentro de su disciplina durante una década, hasta las reformas económicas emprendidas por Deng Xiaoping. Tras abandonar la disciplina castrense trabajó para el área logística de la Shenzhen South Sea Oil Corporation, antes de que junto a otros fundase en 1987 la compañía privada Shenzhen Huawei Technologies, con un capital inicial de 20.000 yuanes (5.000 dólares).

Los recelos actuales sobre Huawei nacen de fuentes de inteligencia, que consideran su creación fruto del programa 863 creado por Deng Xiaoping para lograr reducir la dependencia china de la tecnología de terceros. Y esta teoría podría sostenerse si el empuje inicial de la empresa lo hubiese justificado, pero fue ZTE la empresa que lideró durante años el desarrollo de I+D que perseguía Beijing. Así fue hasta 1993, cuando Huawei logró encontrar su escalera al éxito, con el lanzamiento de un switch digital de telecomunicaciones, con el que logró sacar la cabeza en el mercado y atraer la atención de los líderes políticos, incluido Jian Zeming.

El mundo tuvo las primeras noticias de Huawei con el cambio de milenio. Fue en el 2000 cuando la firma china se expandía por el globo, haciéndose con un buen trozo del mercado de los router y con su contribución al desarrollo del estándar 4G. Hoy día cualquier ciudadano a este y el otro lado del charco sabe pronunciar el nombre de la empresa, que ya es el mayor productor mundial de equipos de telecomunicaciones, destaca como una de las firmas pioneras en el desarrollo del 5G, y se ha colado en el Top Cinco de empresas desarrolladoras de software, junto a viejas conocidas como IBM, Oracle o Red Hat.

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