En 2012 podrás comprarte un pedacito de Nueva York: El Empire State Building ultima su salida a bolsa

  • Goldman Sachs sería el banco elegido por los propietarios del edificio más icónico de la ciudad de los rascacielos para realizar la operación, según ‘The New York Times’. Los documentos preliminares ya están siendo analizados por la entidad reguladora de la Bolsa neoyorquina.
Roberto Arnaz

Para todo el que desee formar parte de Nueva York, como pedía Frank Sinatra en canción ‘New York, New York’, ha llegado su oportunidad. El año que viene cualquier inversor particular se podrá hacer con un pequeño pedazo de uno de los edificios más fotografiados del mundo, el Empire State Building.

Los propietarios del rascacielos más alto de la Gran Manzana han iniciado ayer los contactos preliminares con la entidad reguladora de la Bolsa neoyorquina, la SEC, para ultimar su salida a bolsa en 2012.

La familia Malkin, propietaria de la mayor parte del célebre inmueble art deco de 102 pisos, ha confirmado el inicio de un proceso que “podría concluir en la creación de una nueva Sociedad Civil de Colocaciones Inmobiliarias (SCPI)”, según figura en los documentos difundidos on line por la SEC.

Según parece, los Malkin han conseguido que su principal socio –los herederos de la conocida multimillonaria aristócrata Leona Helmsley, fallecida en 2007 a los 87 años y con una fortuna que se calcula que superaba los 5.000 millones de dólares–, hayan aprobado la operación tras meses de duras negociaciones.

De acuerdo al diario ‘The New York Times’, el nuevo grupo, cuyo nombre resta por definirse, comprenderá también otros dos inmuebles que poseen en Manhattan Anthony Malkin y su padre Peter. Además, se especula con que la salida a bolsa del icónico rascacielos neoyorquino recaiga en manos del banco Goldman Sachs.

El Empire State Building está ubicado en el en el corazón económico y comercial de la ciudad, en la confluencia de la Quinta Avenida y la calle 34. Su fama ha traspasado las fronteras de EEUU y desde su inauguración más de 110 millones de turistas han cogido uno de sus 73 ascensores para llegar al 'techo' de Manhattan, el mirador situado en la planta 102, que cada noche se ilumina con colores diferentes para celebrar fiestas, victorias o aniversarios.

Desde su inauguración el 1 de mayo de 1931, se convirtió en uno de los símbolos de Nueva York, junto a la estatua de la Libertad, Central Park o el puente de Brooklyn. Además, desde la caída de las torres gemelas del World Trade Center en los atentados del 11 de septiembre del 2001, el Empire State Building es el edificio más alto de la Gran Manzana.

El primero en recibir el impacto de un avión

Irónicamente, el Empire State Building fue el primer rascacielos de la ciudad en recibir el impacto de un avión, aunque en este caso pertenecía a las fuerzas aéreas de los Estados Unidos.

El 28 de julio de 1945, un bombardero B-25 atravesó el edificio a la altura del piso 79, ocasionando 14 muertos y daños por valor de un millón de dólares, pero el ‘Empire State’ encajó bien el golpe. Sus cimientos, que se hunden hasta 20 metros en el suelo, permitieron que sus 443,2 metros de altura resistieran el envite.

El edificio más esbelto de la 'Gran Manzana', que cuenta con un 'ejercito' de 350 empleados de mantenimiento, ve como cada día cerca de 9.000 personas acuden a trabajar en sus entrañas. Aunque con la crisis cerca del 20% del espacio disponible para oficinas está vacío, entre sus selectos inquilinos destacan organizaciones sin ánimo de lucro, diseñadores de moda, despachos de abogados y líneas aéreas.

Construido en 410 días

El Empire State simboliza, junto al edificio Chrysler, la rivalidad por construir durante los años de la 'Gran Depresión' el edificio más alto de la ciudad, representada en dos empresarios visionarios, John Raskob -fundador de General Motors- y Walter Chrysler.

Pasó de ser un solar al edificio más alto de la ciudad en sólo 410 días.  En esta titánica tarea participaron 3.500 obreros y electricistas, encargados de entrelazar 60.000 toneladas de acero, el cristal de sus 6.500 ventanas y 10 millones de ladrillos ideados por el arquitecto William Lamb. Costó 41 millones de dólares, una auténtica fortuna para la época.

El rápido ritmo de construcción, que elevaba casi un piso cada día, y las pocas medidas de seguridad que se empleaban en la época supuso que una docena de hombres perdieran la vida.

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