Presión para que el Gobierno rebaje  impuestos

Endesa cierra el grifo nuclear en plena ofensiva contra la fiscalidad del sector

La eléctrica se enfrenta a la política fiscal de Ribera; redujo la potencia de todas sus centrales en febrero coincidiendo con las quejas por las cargas impositivas que soportan las centrales.

La central nuclear Vandellòs II. (EFE)
La central nuclear Vandellòs II. (EFE)

Endesa bajó en febrero la potencia de las tres centrales que controla con mayoría - Ascó I (100%), Ascó II (85%) y Vandellós II (78%)-  coincidiendo con la campaña de presión que encabeza la eléctrica para que el Gobierno revise la fiscalidad del negocio. Los datos del gestor del sistema eléctrico REE y del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) muestran que las bajadas de producción  se registraron a principios (9-10) y finales de mes (20-22). El frenazo fue simultáneo a las demandas de la empresa y de la asociación Foro Nuclear para que el Gobierno revise la fiscalidad de las instalaciones.

Las bajadas de potencia en las centrales no son algo excepcional. Hay ajustes cuando las condiciones meteorológicas disparan la generación con viento o con agua como sucedió a finales del mes de enero. Entonces, tanto Endesa como Iberdrola ajustaron la producción (Ver gráfico). Pero en febrero, con condiciones más apacibles, el frenazo en los reactores -con la excepción de la parada inesperada de Trillo por incidente- fue protagonizado por la compañía que dirige José Bogas. Lo hizo en las mismas fechas en que el presidente del lobby nuclear Ignacio Araluce, sostenía públicamente que las centrales viven "una situación insostenible y crítica" porque la excesiva presión fiscal que soportan “pone en jaque” su viabilidad. Especialmente ante las perspectivas de abaratamiento del mercado mayorista de electricidad por la entrada masiva de renovables.

La bajada de potencia no disparó las alarmas. En el Consejo de Seguridad Nuclear y en REE, las luces rojas solo se encienden si el frenazo puede llegar a comprometer la seguridad del sistema. En febrero no llegó a suceder, aunque las caídas de potencia fueron lo suficientemente llamativas para atraer la atención. Endesa confirma que en el último mes -lo que incluiría las paradas de finales de enero- se llevaron a cabo bajadas de carga en las centrales debido a las previsiones de menor demanda y mucha entrada de renovables. Todo cumpliendo los estrictos requisitos que exigen el supervisor y el gestor del sistema.

Referencia en Francia

Foro Nuclear, la asociación que agrupa a eléctricas y empresas con intereses en el sector, incluida Endesa, encabeza la petición para que se revise  la fiscalidad que grava la generación nuclear. La referencia es la negociación del Gobierno de Macron con la Comisión Europea para que autorice a las centrales francesas -58 reactores que suministran el 70% de la electricidad- el cobro de un precio fijo de entre 45 y 50 euros MWh que cubra sus costes.

Gráfico nucleares
Gráfico nucleares
Santiago Carcar

También la plataforma Energía y Sociedad, en la que participan escuelas de ingeniería y que cuenta con la consultora PWC como colaboradora, estima que la presión fiscal  sobre las centrales nucleares se ha incrementado un 430% desde 2008 lo que las ha conducido a una situación crítica. Según el estudio que ha llevado a cabo, desde 2013 las eléctricas no logran recuperar la amortización de inversiones pasadas ni obtienen margen para retribuir al capital. El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, fue el primero que levantó la voz por la falta de rentabilidad de las nucleares. Lo hizo en 2017, mucho antes de que el Gobierno pactara el calendario de apagón nuclear con el sector entre 2027 y 2035. Endesa ha tomado el relevo en la ofensiva.

En el punto de mira de las compañías hay dos medidas que tienen un fuerte impacto en los números del negocio: la tasa Enresa para financiar el apagón nuclear  y la subida aprobada en Cataluña para gravar las instalaciones "que inciden en el medio ambiente", en la práctica nucleares y ciclos combinados. Endesa, cuyos tres reactores en mayoría están en Tarragona, es la compañía más afectada. La "tasa Enresa" -compañía pública que gestiona los residuos nucleares- subió un 19,2% en enero de 2020. Son 0,798 euros por kilovatio hora, frente a los 0,669 euros que pagaban antes. Una medida aprobada por el Ejecutivo para hacer colchón y atender las necesidades del proceso de cierre de instalaciones hasta 2035.

Presión renovable

Según los cálculos empresariales, la entrada de renovables presionará a la baja sobre los precios medios de la electricidad en el mercado a plazo -más allá de las 24 horas-. Los precios se reducirán progresivamente desde los 47 euros MWh a los 42 euros MWh, apretando tanto los márgenes que las centrales no recuperarán los costes de explotación. En esas condiciones, aseguran, no tendrá sentido seguir produciendo. En el caso de Endesa, la situación se agrava por el impuesto a la generación de Cataluña.

De momento, pese a la controversia, el calendario del apagón nuclear se mantiene. Cerrar siete reactores nucleares -20% de la generación eléctrica- en un plazo concreto es una tarea compleja. Por eso, el Ministerio de Transición Ecológica se comprometió a modificar la normativa de forma que para cerrar las instalaciones no sea necesaria la unanimidad de los accionistas. Decide el accionista mayoritario. En la práctica, Endesa dirigirá el cierre de las centrales de Cataluña -Ascó I, Ascó II y Vandellós-, mientras que Iberdrola pilotará la clausura de Almaraz I, Almaraz II, Cofrentes y Trillo.

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