El presidente de Endesa, Borja Prado, respira aliviado. También el dueño de la empresa, Francesco Starace, consejero delegado de la italiana Enel. La salida del Gobierno del PP y de su ministro de Energía, Álvaro Nadal, despeja el horizonte. La eléctrica ha reactivado sus planes para cerrar, en 2020 a más tardar, las centrales eléctricas que funcionan con carbón nacional: Andorra (Teruel) y Compostilla (León). Endesa anunció sus planes de cierre hace más de un año, lo que provocó un duro enfrentamiento con Nadal que llegó a afectar a las relaciones entre España e Italia.
Tras la salida de Nadal, la eléctrica entiende que tiene la vía libre para presentar la solicitud de cierre sin provocar un conflicto político. Fuentes de la empresa precisan que las solicitudes de clausura se presentarán antes de fin de año, con la vista puesta en 2020. No habrá impacto sobre las plantillas. Los trabajadores de Endesa serán recolocados. Todos, precisan las fuentes, aunque hay dudas sobre el futuro de los empleados pertenecientes a contratas.
La versión oficial de la empresa no ha variado en un año. "Siempre hemos dicho que no era viable adecuar las plantas a las exigencias de Bruselas. Requerían inversiones que impedían su rentabilidad". La Comisión Europea publicó en agosto de 2017 una nueva normativa que endureció los límites de emisiones de gases contaminantes para las centrales térmicas (550 gramos Co2 por Kwh). La mayor parte de las centrales en Europa -ninguna en el caso de España- cumple con las exigencias.
Una fuerte inversión
Sólo en España, cumplir con los nuevos estándares requeriría de una fuerte inversión en mejoras tecnológicas. Según cálculos de la European Climate Foundation, más de 1.119 millones de euros. Las empresas no están dispuestas. Ni Endesa, ni tampoco Iberdrola. La compañía que preside Ignacio Sánchez Galán anunció a principios de año el cierre de las dos únicas centrales de carbón que aún mantiene en España: la de Lada (Asturias) y Velilla (Palencia).
A falta de conocer la hoja de ruta del nuevo Gobierno, Endesa mantiene en principio los planes para invertir hasta 400 millones de euros en la mejora de las centrales de As Pontes (A Coruña), Litoral (Almería), donde sí salen los números. As Pontes y Litoral emplean carbón importado, menos contaminante y con mayor poder calorífico.
Para Endesa, el cierre de centrales de carbón deficitarias no es sólo una cuestión de dinero. También lo es de imagen. La eléctrica está en lo más alto del raking de empresas contaminantes, según el Observatorio de la Sostenibilidad. En 2017, Endesa habría emitido casi una cuarta parte (un 24%) de las emisiones del país. En total, 33,6 millones de toneladas equivalentes de CO2 , un 15,3% más que en 2016 porque el año pasado fue un año seco y se quemó más carbón para cubrir la demanda.
El cierre de centrales adelanta un poco más el fin de una actividad como la minería del carbón que aún tiene importancia en comunidades como Asturias, Aragón y Castilla-León. Pese a que 2017 fue un buen año, el pasado ejercicio el número de empresas dedicadas al carbón cayó de 10 a ocho. Apenas quedan 2.000 trabajadores en el sector y su futuro no es muy halagüeño.
La UE anunció en 2016 un autorización para que España empleara 2.130 millones de euros para el cierre de 26 yacimientos y la fecha tope que se fijaba era el 31 de diciembre de 2018. Con una cláusula de devolución para las explotaciones que lograran ser rentables: para continuar con la actividad debería reintegrar al Estado las subvenciones recibidas desde 2011.
División en el PSOE
El carbón ha sido uno de los motivos de división en el PSOE. El nombramiento de la exministra Cristina Narbona, ecologista convencida, como presidenta del partido y la elección de Teresa Ribera para dirigir una transición ecológica de la economía ha cerrado el debate entre el antiguo y el nuevo PSOE sobre cómo encarar la transición energética. Al menos de momento.
En Asturias se da por hecho que las explotaciones de carbón nacional cerrarán este año. Podrán permanecer explotaciones a cielo abierto con una condición: que el Gobierno de Rajoy logre convencer a Bruselas de que no obligue a las empresas a devolver las ayudas recibidas. O lo hagan en cómodos y dilatados plazos.
En el equipo del nuevo presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, las posiciones son más decididas. Para los dirigentes del PSOE es necesario abordar con decisión problemas que como el del carbón, están cargados de simbolismo y donde han fracasado las viejas recetas de regar con dinero público comarcas enteras durante años sin lograr reconversión alguna.
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