Los negocios de la transición energética

Endesa e Iberdrola lavan la cara de las plantas solares más grandes de la UE

La asociación de empresas fotovoltaicas UNEF, en la que se integran los grandes grupos energéticos, aprueba certificados de calidad medioambiental para autoconsumo y grandes instalaciones.

paneles solares
Parque fotovoltaico con paneles solares y aerogeneradores.
EFE

Una ola en forma de paneles solares recorre España. La explosión de las energías renovables y de las grandes instalaciones fotovoltaicas ha levantado recelos por el impacto de los macroproyectos en el medioambiente y dudas sobre su sostenibilidad. La Unión Española Fotovoltaica (UNEF), asociación en la que se integran los grandes grupos energéticos como Endesa, Iberdrola o Acciona, ha aprobado por consenso adoptar nuevos "Certificados de Excelencia en la Sostenibilidad Ambiental" para asegurar la calidad "verde" en los planes de sus asociados.

En acuerdo de UNEF se ha adoptado por consenso, según explican fuentes de la organización. Para las grandes compañías como Iberdrola o Endesa, los nuevos certificados son una forma de disipar recelos por el impacto de sus planes en el negocio solar. Los dos grupos impulsan parques fotovoltaicos de una dimensión desconocida hasta la fecha como los que instala Iberdrola en Extremadura (Parques Núñez de Balboa o Francisco Pizarro), con miles de hectáreas y millones de paneles, o el que tramita Endesa entre los municipios almerienses de Antas y Huercal Overa de 557 hectáreas.

Según datos de la Asociación Nacional de Productores de Energía Fotovoltaica (ANPIER) -los pequeños generadores-, España cuenta actualmente con un centenar de grandes instalaciones de generación fotovoltaica y con Endesa e Iberdrola va a disponer de cuatro de las cinco mayores plantas fotovoltaicas en la UE. Para los críticos, puede ser una exageración. Lo muestran la solicitud de permisos de instalación y de acceso a la red. El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) fijaba el objetivo de incorporar 26.134 MW de fotovoltaica entre 2021 y 2030, pero a día de hoy la potencia de acceso solicitada es de más de 96.000 MW.

Generación distribuida

El debate entre promotores de grandes proyectos, algunos de ellos vinculados a los fondos europeos, y los partidarios de impulsar proyectos más pequeños  -generación distribuida- cercanos a los centros de consumo y más relacionados con el desarrollo del entorno viene de lejos. El presidente del consejo asesor de la Fundación Renovables, Javier García Breva, ha señalado en este sentido que el empeño por desarrollar instalaciones renovables a gran escala "puede derivar en futuros fallos de mercado" por haber prescindido de alternativas de eficiencia energética y de gestión de la demanda.

El debate está en todo lo alto por el boom que afecta, sobre todo, al sector fotovoltaico. La actividad es febril. Mientras las grandes compañías compiten por grandes instalaciones, las micropymes contratan personal a toda velocidad para hacer frente a la demanda de instaladores de paneles para autoconsumo, especialistas en proyectos, mantenimiento, etc. Empresas que hace unos meses tenían menos de cinco empleados, ahora tienen 50, explican fuentes del sector. El riesgo de que la explosión renovable acabe en problemas es elevado.

UNEF trata de anticiparse. La asociación ha presentado al Ministerio de Transición Ecológica y a las Comunidades Autónomas la puesta en marcha de Certificados de Excelencia en la Sostenibilidad Ambiental que tratan de garantizar la idoneidad de los proyectos, el mínimo impacto en el entorno y el mayor beneficio social en las zonas en las que se instalen. El certificado de garantía, perfilado durante un año en un grupo de trabajo en el que han participado los grandes del sector, contempla desde la prohibición de productos fitiosanitarios para controlar la vegetación, hasta medios para garantizar el paso de la fauna. Prevé también la prohibición de construir en parques naturales, reservas o zonas protegidas y la obligación de prescindir del hormigón como plataforma para los paneles.

Las grandes compañías han participado -y votado- en el plan de certificados. A los grandes grupos, la puesta en marcha de las garantías les supone más inversión, pero también réditos en imagen. La repoblación forestal, la contratación de empresas locales o el compromiso de compensar el CO2 generado en los proyectos con inversión en medidas medioambientales pueden suponer un magnífico trampolín publicitario. 

Calidad y autoconsumo

Otro tanto va a suceder con los certificados de calidad que UNEF prapara también para los instaladores de paneles para el autoconsumo. Dos empresas -SGS y Ceres- fiscalizarán la emisión de los visados que deben garatizar el buen hacer de las empresas. Todo para evitar problemas y que no suceda como en los años 80, cuando el autoconsumo energético básico con paneles solares triunfó en países mediterráneos como Turquía, Gracia o Chipre, pero no llegó a cuajar en España. Entre otras cosas por las prácticas discutibles.

El despegue está a la vista. Según los datos de la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC), los decretos aprobados en 2018 y en 2019 para promover el autoconsumo eléctrico han funcionado. La reforma, que entró en vigor en marzo de 2020, disparó en seis meses la potencia instalada. Entre marzo y agosto de 2020, en plena pandemia, el autoconsumo fotovoltaico con excedentes y compensación se multiplicó 14 veces -de 5MW a 68 MW-, mientras que el autoconsumo fotovoltaico en todas sus modalidades lo hizo en 4,4 veces. Aumentó de 22 MW a 98 MW en solo medio año.

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