Endesa, Iberdrola y Naturgy pactan sobre la bocina el cierre nuclear a partir de 2027

  • En el caso de Almaraz, que finalizará su actividad ese año, el acuerdo prevé inversiones de 400 millones con posible ampliación a 600 millones.
Trillo central nuclear
Trillo central nuclear
EFE

Endesa, Iberdrola y Naturgy alcanzaron en la madrugada del jueves un acuerdo para cumplir con el protocolo de cierre de las centrales nucleares pactado con el Gobierno. El acuerdo respeta el calendario de clausura de los siete reactores en operación entre 2025 y 2035. Habrá un plan de negocio en cada planta. En el caso de Almaraz, que cerrará en 2027 el pacto prevé inversiones de 400 millones con posible ampliación a 600 millones. En el resto de plantas, toda inversión por encima de lo previsto deberá ser acordada por unanimidad de los socios.

La pelea ha sido intensa a pesar de que, formalmente, todas las empresas habían firmado un protocolo con Enresa que fijaba una vida media de las centrales nucleares de 46 años. Sin embargo, el resultado final es que la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha logrado salvar un plan de cierres sobre el que no dejaban de caer nuevas dudas. 

En estos momentos, las tres grandes eléctricas controlan Almaraz en régimen de Asociación de Interés Económico (AIE), lo que exige la toma de decisiones por unanimidad. Sus tres socios -Iberdrola (53%), Endesa (36%) y Naturgy (11%)- debían solicitar al CSN antes del 31 de marzo la renovación de licencia que caduca en 2020. Pero no se ponían de acuerdo: el tira y afloja entre Endesa, partidaria de extender la vida útil más allá de los 40 años, con Iberdrola y Naturgy complicó la negociación hasta el último segundo. 

En concreto, la introducción de una cláusula a la petición de alargar la vida útil para no superar un tope del 15% a una cifra de inversiones recurrentes de unos 400 millones de euros distanciaba a las compañías, ya que Endesa sostenía que no existía ninguna condición en el caso de que las inversiones necesarias fueran superiores a las previstas, al ser una cuestión que debe ser determinada por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). El acuerdo alcanzado entre las tres 'grandes' eléctricas ha elevado ese tope sobre la cifra de inversiones previstas de 400 millones de euros al 50%.

De esta manera, quedan acotadas las inversiones a realizar en la planta a unos 600 millones de euros, y si se supera ese tope las propietarias deberán volver a sentarse. Asimismo, se mantiene la regla de pactar las decisiones por unanimidad, tal y como está previsto en las sociedades de interés económico (AIE) por las que se rigen las nucleares, informa Ep.

El acuerdo también garantiza el futuro en el caso de las centrales de Ascó y Vandellós II, donde son socias Endesa e Iberdrola, aunque en este caso se ha establecido una cifra de inversión acotada sin tope, indicaron fuentes del sector.

Según la 'hoja de ruta' acordada por las eléctricas y Enresa, el reactor Almaraz I se parará no antes de 2027, mientras que el segundo de sus reactores lo haría un año después (2028). En concreto, supone que los dueños de la central cacereña pedirán 7,4 años, a contar desde la fecha de abril de 2020 en que expira la licencia para el primer reactor y 8,3 años para el segundo. Con este acuerdo, se garantizan 25 años de actividad económica y empleo para la central de Almaraz, ya que además de la prolongación de la vida útil, posteriormente, estará el periodo de trabajos de predesmantelamiento y desmantelamiento.

El Gobierno remitió el pasado 22 de febrero a Bruselas su borrador de Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), en el que prevé que en 2030 todavía haya operativos en el 'mix' eléctrico español algo más de 3 gigavatios (GW) de nuclear y un cierre ordenado de estas plantas por orden cronológico.

El protocolo incluye un calendario de cierre para el parque nuclear español, contemplando las clausuras ordenadas y escalonadas de los actuales siete reactores desde 2027 (Almaraz) hasta 2035 (Trillo). De tal manera que, tras Almaraz, le tocaría el turno a Ascó I (2029) y Cofrentes (2030). En 2033, sería clausurado Ascó II y, en 2035, Vandellós y Trillo. A este ritmo, la vida útil de las centrales se situará en una media de unos 45-46 años.

La polémica viene con mucho dinero en juego. La patronal nuclear exigía una transición energética "controlada" e insistía en que acatar a rajatabla el límite de los 40 años dificultaría el cumplimiento de los objetivos de recorte de emisiones hasta 2030. Según Foro Nuclear, las centrales nucleares supusieron el año pasado más de 1.000 millones de euros entre impuestos, tasas y cánones, lo que supone el 40% de su facturación. 

Después está el problema a escala local. El calendario de cierre de las nucleares tiene también en vilo a los municipios que reciben ayudas por albergar en sus términos residuos nucleares o estar próximos a ellos. Son más de 100 y abogan por mantener la actividad de las centrales y seguir las recomendaciones del grupo de expertos que reunió el anterior ministro de Industria del PP, Álvaro Nadal, que no veía posible cerrar nucleares y carbón sin afectar a los precios y aumentar las emisiones.

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