Enel confía a Bogas el pago del generoso dividendo de Endesa tras el cese de Prado

  • El apagón nuclear, el cierre de centrales térmicas no rentables, la inversión en renovables y coche eléctrico y pacificar la plantilla, sus reto
José Bogas (en primer término) mantendrá la estrategia de Endesa.
José Bogas (en primer término) mantendrá la estrategia de Endesa.
ENDESA

El grupo italiano Enel, dueño del 70% de la eléctrica Endesa, apuesta por el relevo en la cúspide de la compañía. El actual presidente, Borja Prado, dejará la eléctrica en abril tras una década como presidente. Pero Enel  no quiere revoluciones. Apuesta por mantener la estrategia seguida ante los cambios en el sector energético y apuesta, sobre todo, por mantener el flujo de dividendos -más moderado, pero importante- que ha convertido a la filial española en una de las cinco empresas del Ibex 35 que ofrece mayor rentabilidad por dividendo. El encargado de continuar la estrategia ante los planes de transición energética es José Bogas, un hombre de la casa de 63 años, 37 de ellos en la empresa.

No va a ser una tarea fácil. Endesa, que fue la joya de la corona del sector público empresarial del país, es la eléctrica más afectada por la transición energética por sus intereses en el carbón y el sector nuclear y por limitar su actividad a España. Bogas será el encargado de modular el anunciado proceso de cierres en los dos sectores. 

Enel tiene que decidir quién acompaña al consejero delegado en ese camino. Se barajan nombres para una presidencia representativa más que ejecutiva; entre ellos, el del expresidente de la patronal CEOE, Juan Rosell. La teórica candidatura del directivo catalán viene avalada por la gestión de muchos años al frente de las antiguas filiales de Endesa, Fecsa y Enher. Además, Rosell cuenta con buenas relaciones institucionales en Italia. Sea quien sea, Bogas lo tiene complicado.

La eléctrica ha anunciado la clausura de las grandes centrales de carbón no rentables a partir de 2020: Andorra (Teruel) y Compostilla (León). Garantiza la recolocación o ajuste del personal de plantilla en ambos casos. Pero se resiste a atender las apelaciones del Ministerio de Transición Ecológica a la generosidad para desarrollar la "transición justa", un término que implica echar mano al bolsillo para compensar a las comarcas afectadas por los cierres.

Nuclear, la batalla más enconada

En el sector nuclear, la batalla es más enconada si cabe. Bogas tiene que atender dos frentes. El del Gobierno, que quiere empezar el calendario de cierres de nucleares en 2025 y finalizarlo en 2035, y el de sus socios -y rivales-Iberdrola y Naturgy, que amortizan los activos nucleares a 40 años y no a 50 como hace Endesa y que quieren salir del negocio mejor antes que después. El calendario de cierres de centrales deberá ir acompañado de un plan de Enresa para que las empresas paguen el coste de residuos y desmantelamiento. Un desliz en la negociación de los cierres puede resultar caro.

Si los plazos y planes de Transición Ecológica se mantienen, Endesa (Bogas) tendrá que dirigir el cierre de las centrales de Cataluña en las que tiene una participación mayoritaria. Son Ascó I, Ascó II y Vandellós. Su rival Iberdrola pilotará la clausura de Almaraz I, Almaraz II, Cofrentes y Trillo. Eso, si la Administración logra desbrozar el entramado societario armado por las grandes compañías en el sector. 

Las renovables y el coche eléctrico son otro punto importante en la estrategia de Endesa para los próximos años. Enel ha elevado el plan inversor de Endesa hasta 2021 en 500 millones (hasta alcanzar los 5.500 millones). Las renovables son el objetivo. Cuestión de oportunidad de negocio. Pero también de imagen. La eléctrica está en lo más alto del ranking de empresas contaminantes, según el Observatorio de la Sostenibilidad. En 2017, Endesa habría emitido casi una cuarta parte (un 24%) de las emisiones del país. 

Endesa tendrá que hacer frente también a la carrera del coche eléctrico. Cuajen o no cuajen los planes del Gobierno Sánchez para vetar los coches con motor de combustión a partir de 2040, el vehículo eléctrico será clave en el futuro. Bogas ha calificado la movilidad eléctrica como "un pilar estratégico" para la compañía. El reto será cumplir con lo anunciado: instalar más de 8.500 puntos de recarga pública en 2019-2023 (65 millones de euros) y otros 100.000 puntos privados en parkings residenciales y corporativos.

Reparto de ganancias

Negocios sí. Pero reparto de ganancias también. Bogas debe cumplir con la política de dividendos diseñada por los propietarios en la filial. Para ello, tiene que conseguir que su beneficio neto crezca un 7% de media anual en el periodo 2018-2021, hasta alcanzar los 1.800 millones de euros en ese último año. Así,  la eléctrica podrá repartir  1.400 millones entre los accionistas (80% del beneficio en lugar del habitual 100%). Enel percibirá 980 millones.

Se trata, al fin, de mantener una política de repartos -muy criticada por los sindicatos y otras organizaciones- que ha permitido a Enel recuperar en un tiempo récord la inversión que realizó en 2009. Endesa es una de las cinco empresas del Ibex 35 que ofrece mayor rentabilidad por dividendo.

El consejero delegado de Endesa deberá convencer a los sindicatos de que los planes de Enel y la transición energética son compatibles con el mantenimiento de derechos, la estabilidad en el empleo y la mejora de retribuciones que reclaman para el V Convenio. No será tarea fácil. Enel ha lanzado señales sobre la necesidad de modificar algunos de los derechos pactados en el pasado para activos (8.800 empleados), jubilados y prejubilados (37.000). Y los sindicatos no están por la labor de renunciar a lo que consideran parte de sus salarios sin pelear. Incluso en los tribunales.

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