Las petroleras exploran las renovables forzadas por el declive del negocio

  • Cepsa, BP, Repsol y Petronor tratan de adelantarse al declive de los combustibles fósiles
EE.UU. anuncia la primera venta de petróleo de su reserva estratégica en 20 años
EE.UU. anuncia la primera venta de petróleo de su reserva estratégica en 20 años

Las grandes compañías petroleras buscan el corazón verde. No es romanticismo. La descarbonización progresiva de las economías desarrolladas apunta a un cambio de modelo que afectará al núcleo de su negocio. El consejero delegado de Cepsa, Pedro Miró, ha anunciado en un lugar tan solemne como el Congreso que su compañía se lanzará, antes de que acabe el año, al desarrollo de parques eólicos.

Cepsa no es una excepción. Repsol y su filial Petronor investigan a toda marcha las oportunidades que ofrece el coche eléctrico mientras BP apuesta también por tecnologías más limpias y ya probadas: la generación eólica y los biocarburantes de última generación.

Si países productores de petróleo como Arabia Saudí, Kuwait o Emiratos Árabes Unidos han decidido apostar buena parte de sus gigantescas reservas a desarrollar las energías renovables, caben pocas dudas de por dónde va el futuro.

Las petroleras saben que toca reconversión. La apuesta, hasta ahora, ha sido tímida. A finales de 2016, las diez grandes del sector -Repsol, BP, Saudi Aramco, Total, Shell, Eni, Reliance, Statoil, Pemex y CNPC- anunciaron la creación de un fondo de 1.000 millones de dólares para reducir emisiones y concretaron cuánto habían invertido en conjunto en tres años en energías limpias: 11.000 millones de dólares, una cantidad modesta. Sólo Shell facturó el pasado año más de 240.000 millones de dólares.

Acelerar el paso

Saben que tendrán que acelerar el ritmo. "BP (183.000 millones de dólares de negocio) dará el paso, pero cuando sea razonable" asegura un portavoz de la compañía. De momento, apuesta por las tecnologías probadas. En EE UU, opera 13 parques eólicos y está invirtiendo en otros 13. La clave está en identificar tecnologías que pueden generar nuevas oportunidades de negocio.

En eso está también Repsol. La petrolera ha invertido en los últimos cuatro años 350 millones de euros en I+D. En la mirada al futuro, la movilidad sostenible ocupa buena parte de la nueva actividad. Repsol explican fuentes de la compañía, no diferencia entre inversión en tecnología verde o no verde. La petrolera tiene como líneas de exploración un Laboratorio de Electrificación del Transporte; la empresa IBIL –con el Ente Vasco de la Energía- para suministro de energía en el coche compartido; el proyecto Spain 2017, para impulsar un sistema de propulsión híbrido en el transporte y la empresa Scutum (15,4%) que trabaja en baterías para motos eléctricas.

Pero la punta de lanza de los nuevos tiempos que otea la petrolera la forma su filial Petronor. La empresa de refino vizcaína inició su actividad, siempre polémica, en 1968. Desde entonces ha sido para muchos en la zona un símbolo de todo lo discutible en la industria petrolera. La necesidad ha vuelto las tornas.

Repsol quiere que la refinería se transforme en una empresa de energía acomodada a las nuevas exigencias. Quiere hacerlo a través del proyecto "Petronor Innovación", con el coche eléctrico y la energía fotovoltaica como pivotes fundamentales. Es todo un cambio.

Cambios a ritmo lento

La industria petrolera acelera sus planes porque sienten el aliento de los nuevos tiempos en la cuenta de resultados. Hasta fechas recientes, la reconversión del negocio se veía todavía como algo lejano. Estaban convencidos –muchos lo están todavía- de que los cambios en la industria de suministro de energía se producen lentamente. Porque los hidrocarburos son abundantes y porque hay mucho dinero invertido en infraestructuras que tienen vocación de largo plazo.

Aunque estudios como el BP Energy Outlook 2030 predice que las fuentes renovables de energía crecerán rápidamente, un 8,2% anual, consideran que parten de un nivel muy bajo y se enfrentan a muchos retos técnicos y económicos. Todavía, sostiene el estudio, toda la electricidad eólica, solar, maremotriz y geotérmica mundial solamente representa alrededor del 1% del consumo total.

Pero la tendencia a la descarbonización de las economías es cada día más rápida. Hasta hace poco, las propuestas para lograr sistemas viables 100% renovables, se consideraban utopías, ejercicios llamativos pero inútiles en el corto plazo. Hoy, universidades como Stanford (Escuela de Ciencias de la Tierra, Energía y Medio Ambiente) elabora propuestas para que 130 países, entre ellos España, logren el objetivo del 100% renovable en 2050. Y ya no hay carcajadas.

Un crecimiento imparable

No cabe el escepticismo porque en todo el mundo, la apuesta por las energías limpias crece imparable país a país. Por mencionar sólo algunos de los hitos de los últimos meses: el principal grupo industrial danés, Maersk, ha vendido su actividad petrolera a Total  mientras el Gobierno quiere alcanzar el 50% de renovables en 2020; Reino Unido apuesta por la energía fotovoltaica para reducir la factura de los usuarios y Australia ha logrado que uno de cada cinco hogares disponga de energía solar.

En la industria petrolera apenas quedan dudas de hacia dónde se encamina el mundo. Pero por si las hubiera, el mayor mercado automovilístico del globo, China, está enviando mensajes clave. A partir de 2019 comienza la cuenta atrás para sustituir más de 200 millones de vehículos por coches eléctricos. La suerte está echada.

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