Erasmusu: así vendieron estos murcianos por varios millones su comunidad online

  • La startup arrancó hace diez años como red social de estudiantes de Erasmus y se ha mantenido independiente sin inversores hasta su venta a Spotahome.
Los dos cofundadores de Erasmusu.
Los dos cofundadores de Erasmusu.

Emilio y Javier eran amigos desde el instituto. Los dos vivían en Murcia. En el verano de 2008 se pusieron a pensar en un proyecto que arrancar. ¿Por qué no empezar una red social para estudiantes de Erasmus? Así surge Erasmusu, la comunidad online que crearon junto a otros dos fundadores sin el apoyo de grandes inversores por la que Spotahome ha pagado este mes de marzo “varios millones de euros”.

Ese verano de 2008, las redes sociales estaban en plena ebullición. Era el ‘maná’. Facebook sobrepasaba a Myspace, que tres años antes había sido comprada por News Corp, el gigante mediático de Rupert Murdoch, por 580 millones de dólares. Tuenti no dejaba de conquistar a todos esos estudiantes de instituto y universitarios. Javier López y Emilio Nicolás vieron la posibilidad de subirse a esa ola. El primero conocía a Adrián Mato de la comunidad de desarrolladores de videojuegos Stratos. Éste a su vez tenía un amigo en el módulo de Informática, Iván Guardado. Ambos vivían en Galicia, mientras Javier y Emilio lo hacían en Murcia. Pese a la distancia, este era el equipo que arrancó Erasmusu.

“Ese verano de 2008 teníamos las primeras maquetas, cogiendo ideas de Faceboook, de Wikipedia y de Tuenti”, rememora Javier López a preguntas de La Información. Empezaron a diseñar un primer producto de red social para en enero de 2009 constituir la empresa. Ya tenía su sociedad. Pero no había ingresos, ni planes para lograrlos. ¿Cómo sobrevivir? “Facturábamos por otras cosas: diseños, consultorías...”, apunta López. Emilio decidió mantener su trabajo como consultor externo y su salario lo dividía entre los cuatro. Fueron años duros.

Sin ingresos… y con salidas

Por su falta de rentabilización, Erasmusu se convirtió en un proyecto 'lateral' para los cuatro, dedicados más a otras tareas. ¿Por qué no acudir a la financiación en ese contexto? “2009 o 2010 era un momento en el que nadie se fiaba de nada; los que vieron el proyecto nos decían que volviéramos cuando fuera ganando tracción”, precisa López. Posteriormente, en 2016 cuando ya había ingresos, pidieron un préstamo participativo a Enisa, un organismo público. “Pensamos… ‘Para qué’ y finalmente lo cancelamos”, apunta el cofundador.

No había ingresos. Y los trabajos ‘laterales’ para tratar de sostenerse no entusiasmaban. Tres años después de su arranque, decidieron dejar todo para tratar de hacer crecer Erasmusu, con un rediseño total de la comunidad. Si los meses anteriores fueron duros, estos lo fueron aún más, con una fuerte presión en el equipo por tratar de acertar con los cambios.

Llegaron las primeras bajas. Adrián Mato salió a finales de 2011 a Ideaup, una consultora de marketing, para luego pasar por otras compañías como la propia Tuenti, Fever y Microsoft, donde hoy se mantiene. Iván Guardado también salió un año más tarde. La cordobesa Audiense, antigua Socialbro, le hizo una oferta. Y decidió salir.

Al fuerte impacto por su salida en el equipo, tras el desgaste de los últimos años, hay que añadir otra problemática: el reparto accionarial. No se firmó pacto de socios por lo que tanto Adrián como Iván mantuvieron su 25% de la sociedad durante los años siguientes pese a haberse desvinculado por completo de la gestión. Lo que siguió fue una negociación larga y no muy agradable para que Javier y Emilio pudieran recomprar las acciones. “Fueron conversaciones largas, de un año, pero finalmente lo entendieron perfectamente”, explica López.

Las reservas, el 'clic' importante

Tras estos movimientos en el equipo llegaron las primeras vías de ingresos. Aunque estuvo sobre la mesa, la publicidad quedó descartada por la necesidad de grandes audiencias. La solución: un modelo de clasificados, basado en el pago para una suscripción premium. Empezó a funcionar, pero no era suficiente.

En 2014, ambos cofundadores empiezan sus primeros ‘pinitos’ en reservas de apartamentos y viviendas para estudiantes. ¿Por qué no convertirse en una plataforma más para reservar y alquilar viviendas? Un año más tarde, empieza a crecer. Y fue entre 2016 y 2017 cuando los ingresos se incrementaron de manera importante. El reparto entre la suscripción y estas transacciones era muy similar.

En 2016, según las cuentas del Registro Mercantil, cerraron con 320.000 euros de ingresos frente a los 244.000 de un año antes (con unos beneficios netos de 14.000 euros y un equipo de 4 personas). Según precisa López, en 2017 -cuyas cuentas aún no han sido presentadas- rozaron los 800.000 euros. El objetivo es que en 2018 se vuelva a doblar. Cuentan con 650.000 usuarios registrados y un tráfico que crece entre un 30 y un 40% anual (en agosto de 2017 alcanzaron las 1,3 millones de sesiones).

Unas negociaciones largas

En ese giro hacia las transacciones, en las que Erasmusu cobra una comisión tanto a inquilino como a propietario de la vivienda, choca contra grandes compañías que buscan quedarse con buena parte de este pastel del arrendamiento para larga estancia. Entre ellos, se encuentra la española Spotahome.

Pero fue José Cabiedes, fundador del fondo de capital riesgo Cabiedes&Partners (inversor de Kantox, Chicfy o Reclamador), quien se encargó de dar el primer paso. “Le gusta mucho el hecho de que haya startups haciendo lo mismo, pero a la vez le da pena y por eso nos presentó a los fundadores de Spotahome”. Eso fue en febrero de 2016, con un primer contacto.

No fue hasta marzo de 2017 cuando retomaron el contacto. “Y ahí ya había más interés por su parte; siempre nos habían tanteado, tanto ellos como otros, porque éramos el caramelo porque teníamos un tráfico orgánico de estudiantes internacionales muy útil y muy convertible en reservas”, explica López.

En verano lanzaron una primera prueba para ver cómo Erasmusu era capaz de convertir esas visitas en clientes . “Le enviábamos tráfico y miraban las conversiones… y dijimos ‘Si somos capaces de hacer estas reservas, ¿os interesa la adquisición con esta valoración?’. Llegamos a un acuerdo y acabamos machacando el objetivo, con un 33% más”, apunta.

Ese fue el giro. “Ellos creían que podía ser un gran acierto y para nosotros tenía sentido porque compartíamos valores y además no querían canibalizar Erasmusu”, explica López. Hace “unas semanas” se firmó un acuerdo que se dio a conocer la pasada semana. ¿Las cifras? No se han hecho públicas, pero hay varias fuentes que señalan que rondaría los 2 millones de euros. Otras se limitan a asegurar que son “varios millones de euros”. Desde la empresa desmienten esa cifra, pero se niegan a ofrecerla.

Un futuro bajo el paraguas de Spotahome

Más allá de las cifras, se trata de un espaldarazo económico muy grande para los dos cofundadores, que se reparten al 50% el accionariado, al no haber contado con ningún inversor externo como fondos de capital riesgo o ‘business angels’.. Ellos se mantienen "sin un tiempo mínimo pactado" en el equipo de Erasmusu, que mantendrá su independencia y su marca como plataforma dentro del grupo Spotahome.

Ahora queda el reto de mantener el crecimiento bajo el paraguas de Spotahome, casi diez años después de garabatear los primeros diseños en aquel comedor de Murcia.

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