España culmina el cambio de contadores eléctricos... pero con deberes pendientes

Gráfico contadores.
Gráfico contadores.

Las compañías eléctricas y la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) dan por acabado el plan que comenzó hace diez años para sustituir 28 millones de contadores eléctricos, en buena parte obsoletos, por aparatos digitales que deben tener un papel clave en la transición energética y, sobre todo, en la extensión del autoconsumo. Competencia va a poner el broche al proceso con la aprobación de un informe. ¿Misión cumplida? No del todo. Queda tarea por hacer. Entre otros puntos, está pendiente la incorporación a la legislación nacional de la directiva europea de eficiencia energética (Directiva 2012/27).

España, subraya la asociación de las empresas eléctricas Aelec -la antigua Unesa-, ha sido el quinto país en la UE que ha completado la modernización de su parque de contadores. Lo debería haber hecho en 2017, pero la renovación, que comenzó allá por 2007, sufrió retrasos que obligaron a reconsiderar las fases del cambio. Ahora sólo quedan flecos en zonas de difícil acceso o allí donde ha sido imposible acceder a la propiedad, según admiten las compañías.

El cambio está hecho. Pero no basta. El artículo 9 de la Directiva de Eficiencia Energética de la UE fija para qué deben servir los nuevos aparatos y cómo se deben gestionar. Reclama que el contador facilite a los consumidores información sobre la hora exacta de utilización; que sus funciones tengan en cuenta los objetivos de eficiencia energética y los beneficios al consumidor; que garanticen la privacidad y seguridad en la trasmisión de datos, y que puedan dar cuenta de la electricidad vertida a la red a partir de las instalaciones del consumidor final (autoconsumo).

Asesoramiento e información

Además, exige que se facilite a los consumidores asesoramiento e información en el momento de la instalación de contadores inteligentes y, en particular, su potencial en relación con la lectura y seguimiento del consumo energético. Aunque Aelec como asociación y las empresas sostienen  que los contadores instalados cumplen con todas las exigencias, algunos de esos puntos, en especial los relativos a la información a los usuarios, no se han cumplido por entero.

Aelec es rotunda: los nuevos contadores, asegura, se ajustan a la normativa en vigor. Cumplen con la Ley de Protección de Datos; se ajustan a lo dispuesto al decreto de autoconsumo (244/219) "que fija la configuración de la medida para que se tenga en cuenta la electricidad vertida"; facilitan la medida horaria exacta y facilitan también el acceso de los usuarios a toda su información "a través de las webs y apps que los distribuidores ponen a disposición de todos los clientes".

Pero ni la normativa comunitaria ni la nacional detallan que el acceso a la información por los usuarios tenga que ser vía webs y apps. Muchos de los 28 millones de contadores pertenecen a usuarios poco o nada digitales. Más aún. Muchos de los aparatos están bajo llave y los usuarios no tienen acceso a ellos, por lo que la gestión del consumo es complicada. Además, la norma europea es muy precisa y exige a las compañías que faciliten a los clientes asesoramiento e información "en el momento de la instalación". 

Camino por recorrer

Aelec reconoce que queda camino por recorrer. Según la asociación, "desde las distribuidoras estamos organizando diversas jornadas en toda España para dar a conocer estos servicios". Mientras la información cala entre los usuarios, el control de los nuevos contadores sigue en manos de las grandes compañías, según admiten fuentes de la Administración. Es algo que preocupa tanto a la CNMC como al Ministerio de Transición Ecológica, que sopesan la idea de arrebatar ese casi monopolio de la información.

Para las empresas tradicionales, los nuevos sistemas de control pueden acabar siendo un arma de doble filo. Porque, aunque facilitan el control sobre los usuarios -hábitos, preferencias-, también abre a los vigilantes del sistema la información de los centros de transformación eléctricos.  Un Gran Hermano, pero no solo para los clientes.

El papel de los contadores digitales es vital para la transición energética. De ellos va a depender el ahorro de energía en los puntos de suministro, la extensión del autoconsumo y la aparición de nuevos partícipes en el negocio eléctrico, como las empresas (agregadores) dedicadas a gestionar los consumos de electricidad de sus clientes, ajustándolos en función de los precios horarios de la energía para proporcionarles un ahorro directo. Nueva tecnología y nuevos nuevos actores.

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