Batalla campal por el capital de Housers tras la salida de uno de sus cofundadores

  • Brusola amenaza con bloquear la nueva ampliación de hasta 5 millones entre acusaciones contra socios. El resto de socios dice que no tiene mayoría.
Juan Antonio Balcázar Housers
Juan Antonio Balcázar Housers
L.I.

Una cruda pelea accionarial. La plataforma de crowdlending inmobiliario Housers se encuentra inmersa en una batalla entre socios después de que uno de los cofundadores, Tono Brusola, que arrancó la compañía en 2015 junto a Álvaro Luna, saliera de la compañía por diferencias con el consejo de administración. El ya exCEO quiere bloquear la nueva ampliación de capital de hasta 5 millones que están negociando los gestores actuales, mientras que otros socios aseguran que no hay posibilidad de veto, pues no cuenta con la mayoría accionarial para lograrlo.

Todo arrancó a mediados del año pasado. Se oficializaba la salida de Tono Brusola de la compañía, donde ejercía como consejero delegado. Se hizo efectiva internamente unos meses antes. Lo hacía por iniciativa propia, al no tener mayoría en el consejo para afrontar los proyectos de diversificación de la plataforma, centrándose en otras áreas al margen del inmobiliario.

El paso atrás lo completaba tras un periodo convulso en la compañía. Se detectó una serie de facturas impagadas, vinculadas principalmente a marketing y promoción de la plataforma, que obligaron a una ampliación 'in extremis' de un millón de euros (y una valoración de 5 millones, muy por debajo de los 40 de la última ronda) para restituir el patrimonio. "Como toda startup, se financia con deuda a 60 o 90 días; pero las facturas se aplazaban de manera acordada y había un plan de pagos", explica Álvaro Luna, el otro cofundador.

La próxima ronda, un problema

Esta ampliación de capital, que no ha sido publicada en el Registro Mercantil y que, según Brusola, "está recurrida", tenía por objetivo 'limpiar' el balance para abordar una nueva ronda con la que afrontar la expansión internacional. Buscan hasta 5 millones de euros a una valoración de unos 20 millones. Y es esta la operación que realmente ha desatado la batalla entre accionistas.

Brusola quiere frenarla, pues entiende que tiene el objetivo de diluirle a él y a otros accionistas, "para que ciertos accionistas ganen más poder". Y señala a uno concreto: Bankinter. Es uno de los más relevantes de la empresa. Y para el cofundador, su papel es clave: "Esto es una pelea por que Bankinter tome el control de la sociedad".

Para frenarla, el cofundador asegura que cuenta con más del 20% de las acciones y, según él, ha logrado el apoyo de otros ocho socios con los que gana más peso. Con esa mayoría, según el pacto de socios, conseguiría vetar la operación. Pero es ahí cuando entran el resto de socios, entre los que están un grupo de inversores bajo el paraguas Fintech Housers, Bankinter y el propio Álvaro Luna, que niegan esa posibilidad.

¿Y la gestión económica?

Fuentes oficiales de la empresa aseguran que "no hay posibilidad de bloqueo". La clave está en si realmente mantiene su porcentaje de la empresa después de su salida unilateral, que acarrearía la entrega de una serie de acciones. De hecho, parte de los accionistas reclaman que devuelva parte de sus acciones por este motivo. "El interés de Brusola es individualista; quiere que compren sus acciones", apuntan las mismas fuentes.

El conflicto está abierto y  no hay una resolución a la vista. Queda por ver si sólo se queda circunscrito a esta ronda y el reparto accionarial. Las mismas fuentes oficiales de la empresa descartan, al menos por ahora, tomar medidas legales contra Brusola por su gestión económica al frente de la empresa. "No hay nada que achacar; no se le puede imputar nada a su gestión", explican dichas fuentes.

Hoy, según sus propias cifras, Housers cuenta con casi 100.000 usuarios registrados, 180 proyectos financiados y 19 millones devueltos a los inversores. ¿Su negocio? Cobran una comisión de hasta el 10% al inversor y del 10% en caso de éxito en la financiación. El objetivo es cerrar el año con unos ingresos de 3 millones de euros. ¿Cuál fue el resultado de 2017? Aún no han presentado cuentas, pues las últimas son las de 2016 cuando su volumen de negocio fue de 700.000 euros, con unas pérdidas de algo más de 2 millones de euros.

Su modelo cuenta desde febrero del año pasado -algo más de un año después de iniciar su actividad- con el permiso de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), que tuvo un intenso debate sobre su planteamiento -como crowdfunding inmobiliario- y su regulación.

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