Los cambios de la transición energética

Europa acelera el fin del carbón mientras España deja centrales sin fecha de cierre

Gráfico carbón.
Gráfico carbón.

Europa acelera el final del carbón como materia prima para generar electricidad. Austria y Suecia han anunciado este mes el cierre de las últimas térmicas con años de adelanto sobre lo previsto. En España, Endesa, Naturgy e Iberdrola han  solicitado oficialmente el cierre de sus centrales más contaminantes. Pero el carbón todavía no es capítulo cerrado. Tres centrales, dos de la portuguesa EDP en Asturias (Aboño y Soto de Ribera) y una de la compañía Viesgo en Cádiz (Los Barrios) se mantienen activas y no tienen fecha de cierre.

En España, la ola de cierres comenzó en 2017 con la solicitud de Naturgy para clausurar la central de Anllares (León), seguida de las peticiones de Iberdrola para las instalaciones de Lada (Asturias) y de Velilla (Palencia). Desde entonces, el ritmo se aceleró. El remache para el sector lo puso el pasado año Endesa. Fue la última en poner el epitafio a la quema de mineral, con el anuncio de cierre adelantado de las centrales que barajaba mantener a partir de junio de 2020: As Pontes (A Coruña) y Litoral (Almería). Las empresas no han podido amortiguar el impacto de la subida del CO2 y el efecto de la la recuperación del impuesto del 7% a la generación eléctrica.

Pero EDP y Viesgo resisten. EDP ha reconvertido uno de los dos grupos de la central asturiana de Aboño en un quemador de gases de la siderúrgica Arcelor. Para el cierre del otro grupo, Aboño II, no hay fecha. La cercanía de la central a grandes industrias -Alcoa, Arcelor- da seguridad al sistema y sostiene la actividad. Por lo que se refiere a Soto de Ribera, fuentes de la compañía recuerdan que ya se rebajó el valor contable de los activos, como hicieron en su día Endesa y Naturgy. La central está bajo mínimos, pero no hay fecha de cierre.

Gráfico carbón.
Gráfico carbón.

EDP y Viesgo mantienen el tipo, pero saben que el carbón tiene poco futuro. El consejero delegado de EDP, Rui Teixeira, ya dio por hecho que si las dos centrales asturianas quieren prolongar su funcionamiento más allá de 2030 tendrán que quemar algo distinto al carbón: gas, biomasa e, incluso, basura. La fecha final de las instalaciones dependerá, en todo caso, de la fiscalidad -los impuestos al CO2 y los específicos al carbón- y de los precios de los combustibles fósiles en el mercado internacional, marcados por el desplome del petróleo.

En Europa, el declive del carbón avanza, pero tiene que pasar la reválida. El grupo Europa Más Allá del Carbón (Europe Beyond Coal), un grupo de presión vinculado a la Fundación Europea del Clima, prevé que Francia abandonará la generación con carbón en 2022; Portugal, Eslovaquia, Reino Unido e Irlanda en 2023, mientras que Italia lo hará en 2025. El cambio es radical.

En España  funcionaban 15 centrales térmicas que sumaban alrededor de 10.000 MW de potencia. Endesa Generación era la empresa operadora con el parque generador más grande (5.167,8 MW). Le seguían Naturgy (1.909,3 MW) y EDP (1.224 MW). A continuación se situaban Viesgo (869,9 MW) e Iberdrola Generación (833,5 MW). Los cierres, la renovables y el gas desplazaron al carbón desde el 14% de producción en 2018 al 5% en 2019, según datos de REE.

El negocio del carbón, incluida la minería, no ha sido barato en términos de dinero público.  Los subsidios - entre los que se encuentran fondos para reactivar las cuencas mineras-, las prejubilaciones, las ayudas a la producción para sostener el mineral nacional frente al importado y las partidas indirectas pagadas a las centrales térmicas, suman más de 28.000 millones de euros en 30 años.

Europa avanza en la descarbonización, pero queda camino por recorrer. En la UE, el carbón es parte fundamental de la economía aún en 41 regiones y 12 países, seis de los cuales necesitan al menos un 20% del combustible fósil para suplir su demanda energética. Representa el 16% del consumo bruto interno en la UE. Si se amplía el foco, la situación del carbón pese a sus efectos sobre el medio ambiente, es más preocupante. 

Las ayudas globales a la industria rondan los 64.000 millones de dólares al año (57.000 millones de euros), según el informe elaborado por el laboratorio de ideas Overseas Development Institute (ODI). Lo más preocupante es que los fondos directos a las centrales térmicas de carbón, las que más emiten, se han triplicado. En el periodo 2014-2017 pasaron de 17.200 a 47.300 millones de dólares.

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