La Comisión Europea tiene prácticamente ultimada su propuesta para actualizar el marco regulatorio de capital de los bancos adaptado a Basilea III, cuya transposición se hará a través de la 'CRR3'. Fuentes del sector financiero consultadas por La Información barajan el próximo 27 de octubre como fecha en la que el organismo presidido por Ursula von der Leyen pondrá las cartas de este asunto sobre la mesa. Además, dan por hecho que ignorará las incesantes demandas de los bancos franceses que insisten en que no se produzca una implementación fiel y estricta puesto que dependen en gran medida de los modelos internos que la norma trata de evitar.
El mercado considera que, aunque el lobby francés es muy fuerte y tiene el apoyo de un sector alemán, no conseguirá aguar la aplicación de Basilea manteniendo todo su espíritu. De hecho, en caso de no adoptarse de la forma más rigurosa posible, podría considerarse un incumplimiento por parte de Europa en su negociación política con los americanos. La banca francesa teme sobre todo al denominado 'output floor', que no es más que una regla para evitar el arbitraje regulatorio estableciendo un límite mínimo sobre los requerimientos de capital exigibles a una entidad que use modelos internos respecto de los requerimientos que debería satisfacer con el método estándar.
El impacto medio esperado sobre el sector financiero por la implementación de Basilea III se estima que será de un incremento en los requisitos mínimos de capital del 2,8% a nivel mundial. No obstante, se prevé que la jurisdicción más afectada será la Unión Europea. La Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) calcula que la banca bajo su paraguas podría tener que hacer frente a un recargo extra de sus requisitos de capital de hasta el 18,5%, siendo precisamente el 'output floor' el principal determinante de este golpetazo.
La EBA calcula que la banca europea podría tener que hacer frente a un recargo extra de sus requisitos de capital de hasta el 18,5%
Pero a pesar de los impactos contemplados, la mayoría de bancos y reguladores abogan por la aplicación más precisa en Europa del documento base global de la nueva regulación. En España, los bancos no están preocupados y se sienten en una posición muy cómoda. Las nuevas normas de capital afectarán más a la banca de inversión y otras entidades que dependen desmesuradamente de los modelos internos. Las entidades españolas no los utilizan de forma excesiva al no contar con unos balances muy sofisticados. La mayoría de sus carteras están centradas en el mercado hipotecario y, además, podrían beneficiarse de una de las singularidades de la fórmula que ultima la Comisión.
Una de las especificidades más claras que existe de la propuesta europea, que supone una desviación del marco global y que busca reconocer algunas características especiales del sistema bancario y económico del Viejo Continente, es que las entidades podrán beneficiarse de una reducción de los requerimientos de capital para exposiciones frente a pymes y proyectos de infraestructuras. Europa justifica este factor de apoyo por el hecho de que los mercados de capitales en esta jurisdicción no están tan desarrollados como en otras y ambas clases de exposición necesitan del sector bancario para financiarse.
Los bancos podrán beneficiarse de una reducción de los requerimientos de capital para exposiciones frente a pymes y proyectos de infraestructuras
Los acuerdos de Basilea tratan de establecer y promover estándares globales de regulación bancaria. La reforma III es la última pieza del diseño regulatorio y que trata de ofrecer simplicidad, mejorar la comparabilidad y elevar la sensibilidad al riesgo de los requerimientos de capital. Los modelos internos de los bancos son difíciles de desarrollar y de entender, por lo que se introducirá una mayor dependencia a los modelos comunes. Estas divergencias actuales provocan un problema totalmente indeseado a la hora de relacionar y examinar el capital de las distintas entidades de países dispares. Asimismo, para no perder sensibilidad al riesgo al no utilizar un marco propio, Basilea III contempla el rediseño del método estándar para asegurar una mayor precisión.
Todos estos importantes cambios empezarán a producirse a partir de 2023. Una vez se publique a finales del próximo mes la propuesta de la comisión, el documento se negociará durante poco más de un año entre el Parlamento y el Consejo Europeo. No se descarta que algunos partidos, como el Grupo de los Verdes, pidan incluir algún factor que implique que las exposiciones que cumplan criterios ESG tengan alguna ventaja sobre el capital y las 'marrones' una penalización. En 2024 tendrá que haberse producido la implementación final de Basilea III, si bien habrá un periodo transitorio o 'phase in' para el 'output floor' que podría durar hasta 2029.
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