Ante la consolidación inminente

Un exconsejero de la CNMC avisa del riesgo de muerte de las telecos virtuales

El experto en regulación Diego Rodríguez alerta de los duros efectos de la consolidación en las operadoras pequeñas que alquilan la red de las grandes compañías.

Sede CNMC Edificio CNMC
Sede de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia.
Europa Press

El sector de las telecomunicaciones está ante una inminente oleada de consolidación. La potencial unión entre Vodafone y Másmóvil es la primera de las operaciones que se baraja, aunque habría más. Queda por ver si los organismos de la competencia dan luz verde sin ‘remedios’ a este tipo de operaciones. Ante este escenario, hay expertos en regulación que alertan de los efectos en el consumidor, ante la reducción de la oferta. El exconsejero de la CNMC Diego Rodríguez alerta en un análisis elaborado por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) de las consecuencias en el mercado de los operadores móviles virtuales, clave en la batalla comercial del sector.

“En el caso del [mercado] móvil, las fusiones pueden terminar expulsando también a los Operadores Móviles Virtuales, más pequeños y que dependen de acuerdos comerciales con los operadores móviles con red”, asegura Rodríguez, miembro de la sala de supervisión de supervisión hasta el año 2017, en un completo estudio sobre la normativa y el reparto del mercado para Fedea. Un informe que supone una aproximación clave sobre la regulación y los retos a los que se enfrenta el sector de las telecomunicaciones.

Esas operadoras móviles virtuales fueron introducidas en el mercado de las telecos español en el año 2006. La entonces Comisión del Mercado de Telecomunicaciones (CMT) promovió esta figura con el objetivo de introducir mucha más competencia en el sector que, por aquel entonces, era copado casi exclusivamente por Telefónica, Orange (Amena) y Vodafone. Se obligó a ceder las redes móviles a otros pequeños competidores que debían pagar un alquiler por acceder a ellas. La autorización no estuvo exenta de polémica en la Comisión Europea, donde había dos posiciones: una, más centrada en defender la rentabilidad de las infraestructuras de los grandes grupos, y otra, que apostaba por introducir más rivales.

En 2017, once años después de introducir esta figura y tras la irrupción de decenas de OMV independientes, la CNMC decidió desregular el mercado y eliminar las obligaciones regulatorias para las tres grandes, que les llevaban a dar un “acceso razonable” a sus infraestructuras. Eso hizo, por ejemplo, que Vodafone fuera abandonando progresivamente este mercado mayorista de alquiler de red para centrarse en prestar servicio directo a sus clientes. Ahora, la potencial reducción de los competidores puede hacer la vida mucho más complicada a estos OMV.

En el país existen OMV que pertenecen a los propios operadores, después de años de lanzamientos comerciales de segundas marcas y de diferentes adquisiciones. Tuenti es la de Telefónica, mientras que Lowi, es la de Vodafone, y Amena, Simyo o República Móvil de Orange. En el caso de Yoigo, tiene a Másmóvil, Pepephone o Llamaya. Pero más allá de estos se encuentra un puñado de compañías lideradas por el grupo rumano Digi -que ha vivido un auténtico ‘rally’ comercial en los dos últimos años- o Finetwork, que se encuadran en esta modalidad y que dependen, claramente, de esos contratos mayoristas para dar su servicio.

El ejemplo de Reino Unido

Un ejemplo que demuestra los efectos que puede tener una consolidación en un mercado para las OMV es Reino Unido. El regulador de la competencia del país, CMA, ha asumido el estudio de la fusión entre O2, la filial de Telefónica, junto con Virgin Media, división del gigante estadounidense Liberty. El organismo ha anunciado que no centrará sus pesquisas en esta 'fase 2' de estudio para determinar si da luz verde a la concentración en el efecto para el cliente final directo, sino en el de los servicios mayoristas de alquiler de red a operadores virtuales en el país.

El regulador británico advierte de que existe “preocupación” sobre los incentivos que esa fusión tendría para excluir a operadores virtuales rivales, tanto móviles como fijos, ya sea “aumentando el precio, reduciendo la calidad del servicio o cambiando la oferta”. O2 alquila su red móvil, con el gigante Sky como uno de sus grandes clientes, mientras que Virgin lo hace con la fija, siendo el segundo competidor justo por detrás de BT. A partir de ahora podrán ofrecer paquetes convergentes, con fibra y móvil.

En el caso de España, la posible unión de Vodafone y Másmóvil no tendría efectos como los del mercado británico. Y la razón hay que encontrarla en que ambos cuentan con red propia (aunque el operador dirigido por Meinrad Spenger utilice también la red de Orange para complementar a la de Yoigo). Pero sí que es cierto que reduciría los jugadores y, por tanto, la posibilidad de elección de los consumidores. Entre ambos suman casi una decena de marcas con diferentes aproximaciones comerciales, entre las más 'low cost' que sólo cuentan con líneas móviles, hasta las más premium. "La preocupación de la Comisión Europea es que un mercado con solo tres competidores reduzca los incentivos para competir por parte de las empresas establecidas y estas coordinen sus comportamientos competitivos", apunta Rodríguez en el estudio para Fedea.

La visión de los grupos españoles

En el lado de las telecos, la visión es, lógicamente, muy distinta y siempre han apostado por una menor batalla comercial para preservar sus márgenes ante la fuerte inversión en redes. Quizás el grupo más beligerante con este mercado mayorista para facilitar la vida de OMV ha sido Vodafone, que durante años ha defendido que no tenía sentido procurar la supervivencia de este tipo de operadoras. “Es bueno que se promuevan precios bajos, pero no artificialmente bajos”, aseguraba hace varios años el ya ex consejero delegado (y ahora presidente) de Vodafone, Antonio Coimbra. Otros como Orange se han mostrado más proclives a firmar acuerdos con estas OMV, como vía para incrementar sus ingresos mayoristas.

Sea como sea, la realidad es que la maquinaria para completar esa consolidación ya está en marcha en las telecomunicaciones españolas. Lo hace cuando el mercado está más caliente que nunca, con las probabilidades de líneas móviles -uno de los mejores termómetros del sector- en máximos. Los grandes grupos quieren rebajarla. Queda por ver si el regulador impone 'remedios' para evitar esa muerte de los operadores virtuales que aventura el exconsejero de la CNMC.

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