EY, PwC y Deloitte inician la pugna por hacerse con el suculento contrato de auditoría de BBVA. Las tres firmas exhibirán su 'músculo' ante los equipos técnicos de la entidad este viernes. La documentación expuesta será remitida a la comisión de auditoría que se reunirá la próxima semana en una cita en la que sus miembros deberán deliberar sobre qué 'big four' se impondrá como la ganadora del concurso convocado de forma urgente para sustituir a KPMG por la incertidumbre que existe en torno a la compañía por la inspección iniciada por el Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC), según fuentes cercanas al proceso consultadas por 'La Información'.
Aunque concurren tres auditoras, a la hora de la verdad la pugna se reduce a un pulso entre EY y PwC. Algunas fuentes consideran que la primera tiene más posibilidades de prosperar, debido al lastre que supone para la firma de Gonzalo Sánchez haber elaborado el polémico 'forensic' del 'caso Villarejo' a petición de los abogados de la entidad financiera. Deloitte, que también recibió los pliegos con las condiciones, podría estar en una situación de incompatibilidad por su intensa relación en el ámbito de la consultoría y el asesoramiento con BBVA. En cambio, la presentación de su candidatura podría responder simplemente a su afán por mostrar capacidad para atender este tipo de contratos.
La presentación de las propuestas llega justo un mes después de que la entidad iniciara la búsqueda de su nuevo auditor de cuentas para los próximos tres años. La investigación a KPMG que realiza el organismo dependiente del Ministerio de Asuntos Económicos debido a trabajos llevados a cabo para el propio banco vasco, ha provocado que BBVA tuviera que lanzarse a la pesca de un nuevo adjudicatario para este contrato. La multa ascendería a una cifra simbólica de no más de 90.000 euros, pero añade un elemento de incertidumbre.
La pugna se reduce a un pulso entre EY y PwC, ya que Deloitte mantiene otros contratos de consultoría con el banco que podrían dar lugar a incompatibilidad
BBVA prefiere ahora cubrirse las espaldas ante cualquier posible eventualidad derivada de la sanción que finalmente sea impuesta a KPMG. El banco con sede en la Vela encomendó a los equipos de la firma la realización de las labores de auditoría de sus cuentas en el año 2017, momento en que sustituyó a Deloitte. Ya a finales de 2019, cuando habían transcurrido casi tres ejercicios desde el inicio del contrato, el banco presidido por Carlos Torres sacó un concurso para elegir a la firma que 'revisaría' sus cuentas durante el periodo comprendido entre 2020 y 2022.
En ese momento invitó a algunas como EY, Deloitte y PwC, así como a otras más pequeñas como BDO o Mazars. También a KPMG, que finalmente volvió a hacerse con el premio. Poco después, BBVA decidió que que iría renovando la relación año a año, tratando de apaciguar un mercado alterado además por el ruido que levantó el 'Caso Villarejo'. El pasado 20 de abril se celebró la junta ordinaria anual de la entidad, en cuyo orden del día figuraba la renovación para 2021 de la firma que a partir del 1 de octubre estará presidida por Juan José Cano, recibiendo un respaldo por parte de los accionistas del 98,28% de los votos.
La firma ganadora se embolsará unos 90 millones de euros
Este tipo de contratos son muy cautivadores para las 'Big Four', sobre todo el de BBVA, uno de los más importantes entre las principales entidades financieras españolas. Solo durante 2020, el grupo abonó a KPMG unos honorarios por las auditorías realizadas a sus sociedades de 29 millones de euros. De ese total, 23,6 millones de euros correspondieron a las auditorías legales de cuentas, 1,3 millones de euros a informes requeridos por supervisores o por la normativa legal y fiscal de los países en los que el grupo opera, y el resto a 'otros trabajos relacionados', según consta en los documentos remitidos a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). De este modo, los tres años que en un principio durará el acuerdo con el nuevo socio tendrá un valor de unos 90 millones de euros.
KPMG también tenía asignadas otras cuentas de la gran banca del Ibex en 2020: las de Banco Sabadell y las de Bankia; este último también lo perderá tras la absorción del banco madrileño por CaixaBank. La entidad capitaneada por César González-Bueno pagó 2,29 millones de euros a lo que se ha de sumar unos honorarios de 25.000 euros por los servicios prestados para las auditorías correspondientes a sucursales en el extranjero, como su filial británica TSB. Por su parte, el banco ahora absorbido desembolsó 2,6 millones de euros a KPMG por estos trabajos, de los que 2,2 millones de euros correspondían a los servicios de auditoría, 65.000 euros a los de verificación y 11.000 euros a 'otros servicios'. Adicionalmente, el banco desembolsó unos honorarios de 225.000 euros por los servicios de auditoría a sociedades dependientes.
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