A la espera de más ventas

Ferrovial, ACS y Acciona huyen de los servicios para crecer en infraestructuras

Las concesiones en labores de limpieza, seguridad y recogida de residuos pierden peso entre las constructoras españolas, que activan procesos de desinversión para soltar lastre y fortalecer la caja.

Junta Ferrovial
Junta de accionistas de Ferrovial en 2021.
Ferrovial

La división de servicios de las grandes constructoras está perdiendo peso en los últimos años frente a la actividad en infraestructuras, que sigue siendo el corazón del negocio. Grupos como Ferrovial, Acciona y ACS, aunque también Sacyr y FCC, han iniciado procesos de desinversión en los últimos años -algunos de ellos sin éxito- en esta área. A la situación actual de cada compañía, muchas de ellas condicionadas por su nivel de endeudamiento, se han sumado con el paso del tiempo distintos factores como la falta de rentabilidad y la pandemia. Motivos más que suficientes para evidenciar la necesidad de desprenderse de estas filiales dedicadas a labores tan variadas como la limpieza viaria, la recogida de residuos urbanos, la gestión de zonas verdes o la del ciclo del agua.

Ferrovial está siendo la cotizada más activa en este terreno. Anunció en 2019 de manera oficial que quería desprenderse de esta rama de actividad durante los próximos años. Colgó el cartel de se vende a todas las unidades de negocio de este tipo, tanto en España como fuera de nuestro país, con la esperanza de ingresar 1.600 millones de euros. Pero pese a tener una hoja de ruta marcada, la falta de comprador ha obligado a la compañía de Rafael del Pino a mover ficha, troceando la filial de servicios en distintas unidades para colocarla en multitud de operaciones. La propia entidad reconocía retrasos en el calendario establecido y, no obstante, la esperanza de cerrar el capítulo durante este 2021.

De momento, sí ha dado salida a algunos activos. El pasado verano consiguió cerrar la venta de su filial australiana de servicios Broadspectrum por 465 millones de dólares australianos (291 millones de euros al cambio en ese momento). Con motivo del acuerdo, la compañía explicó que su decisión era fruto de la revisión estratégica global de todos los negocios para centrarse en el desarrollo de infraestructuras, "primera fuente de valor y rentabilidad para sus accionistas". Otra venta desencallada ha sido la de Cespa, centrada en actividades de medio ambiente en España y Portugal. El comprador ha sido el grupo Schwartz, propietario de la cadena de supermercados Lidl.

Pero Ferrovial no ha sido la única empresa que ha buscado un comprador para su filial de servicios. Acciona, dominada por la familia Entrecanales, ha explorado varias iniciativas en el mismo sentido. En el mercado se han barajado distintas opciones, desde una venta directa del negocio -encargada el pasado verano a Deloitte- hasta una integración y combinación de sus servicios con los de la propia Ferrovial. Esta última operación de unión generaría un grupo resultante con cerca de 45.000 trabajadores.

Aunque Acciona nunca se ha pronunciado al respecto, la propia compañía reconocía al cierre del ejercicio 2020 en su informe financiero que el impacto generado por la pandemia había supuesto un "indicio de deterioro sobre los fondos de comercio", es decir, la capacidad de generar beneficios a partir de activos intangibles (la marca, las patentes o la cartera de clientes, por ejemplo). Con más de 9.000 empleados, Acciona Facility Services abarca un gran abanico de servicios. A las ya mencionadas actividades medioambientales y de gestión de residuos, Acciona lleva a cabo tareas de mudanzas, restauración, catering y vending, entre otras.

Otro ejemplo de venta atascada lo protagonizó Sacyr, que ya en 2008, con Luis del Rivero entonces como presidente, quiso desprenderse de su filial de servicios Valoriza. Pese a la alta rentabilidad de esta filial, considerada como una pequeña joya, la situación financiera del grupo en el pasado ha obligado a tantear la posibilidad de la venta. Con más de 8.000 empleados y una cifra de negocio que supera los 460 millones de euros, Valoriza tiene entre sus clientes en España al Ayuntamiento de Barcelona, el de Melilla y el de Santurtzi (Bizkaia), entre otros.

ACS y FCC también vendieron

Otra de las grandes constructoras, ACS, ya dio carpetazo en España, en 2016, con la venta de su filial de gestión de residuos Urbaser. La compañía con sede en Madrid fue a parar a manos de Firion Investments, controlada por el grupo chino Energy Conservation and Enviromental Protection (Cecep), y protagonizó la primera desinversión de la constructora desde la salida a bolsa de la firma de parques eólicos Saeta Yield. Aunque en el comunicado oficial al regulador bursátil no se dio una cifra cerrada de la operación, la previsión era que el precio de venta oscilara entre 1.164 y 1.319 millones de euros, en función siempre de la evolución futura de la compañía. La plusvalía para la entidad presidida por Florentino Pérez, por su parte, se estimaba entre 325 y 560 millones de euros. El pasado mes de agosto, Urbaser volvió a cambiar de manos, después de que el fondo estadounidense Platinum ofertara 3.500 millones de euros. La operación fue aprobada por la vía rápida por parte de la Comisión Europea.

FCC también pudo desprenderse de parte de su filial de servicios Aqualia. La compañía controlada por el magnate mexicano Carlos Slim llegó a un acuerdo para hacer caja con casi la mitad de la participación de su filial dedicada a la gestión del agua, sin renunciar a mantener el control. El comprador fue IFM, inversor que ha vuelto al foco en España durante los últimos meses por su opa sobre Naturgy. El fondo de pensiones australiano desembolsó por Aqualia 1.024 millones de euros, lo que permitió a FCC rebajar gran parte de su deuda y estudiar el regreso al reparto del dividendo tras siete años con el grifo cerrado.

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