Más de 20.000 millones en juego

La 'fiebre del oro' en las telecos: así es la carrera por rentabilizar miles de torres

Vodafone sacará a bolsa su filial, mientras Telefónica estudia qué hacer con Telxius y Cellnex se pertrecha para dar un nuevo golpe en la mesa con más adquisiciones.

Torres telecomunicaciones
Las torres se han convertido en un bien codiciado.
Pixabay

Las operadoras de telecomunicaciones como Telefónica, Vodafone u Orange están exhaustas. Acumulan años muy duros en los mercados. Los accionistas han castigado a un sector fuertemente endeudado, con una acuciante necesidad de seguir invirtiendo miles de millones en nuevos despliegues de redes y con un mercado consolidado en el que es muy difícil hacer crecer los ingresos. Compañías que facturan decenas de miles de millones de euros siguen recortando su valor en bolsa. En medio de esa oscuridad ha surgido una oportunidad para las compañías europeas que ya fue aprovechada por las estadounidenses hace años. ¿Por qué no rentabilizar las torres de telefonía, tras años de fuertes desembolsos para construirlas y mantenerlas, con salidas a bolsa o ventas a gestores independientes? 

La respuesta a esa pregunta está en los diferentes movimientos que se están acumulando en los últimos meses en el sector. Vodafone sacará su filial de torres a bolsa el próximo año y busca lograr más de 2.000 millones en la OPV, mientras Telefónica estudia qué hacer con Telxius -tras dar entrada a KKR y Amancio Ortega en los últimos años con unos ingresos de más de 1.500 millones de euros- y la operadora independiente Cellnex se prepara para otro aluvión de compras de activos. Esta es la 'fiebre del oro'.

Más de 43.000 torres en España

Durante décadas, las operadoras de telecomunicaciones han construido por todo el territorio miles de torres, tanto sobre el terreno como en terrazas y zonas altas de edificios. Una inversión fija que ha implicado fuertes desembolsos para tener la mejor cobertura de sus redes móviles y fijas. Sólo su mantenimiento representaba cerca del 20% de los costes de una compañía del sector en Europa, según diversas estimaciones de Goldman Sachs. En España, de acuerdo a un estudio del pasado año de EY, hay repartidas por toda España más de 43.000, con Telefónica, como antiguo monopolio, como el mayor propietario por número.

Pero el mercado ha cambiado. Con un mayor peso de los servicios prestados sobre esas redes, ha perdido importancia esta infraestructura fija para las operadoras. De esto ya se dieron cuenta hace casi dos décadas en Estados Unidos y Latinoamérica. Hoy, la inmensa mayoría de las torres de las grandes firmas del sector, como AT&T, T-Mobile o Verizon, han sido vendidas a gestores independientes como American Tower o Crown Castle, que suman entre los dos más de 80.000 emplazamientos sólo en el país, o a fondos especializados en infraestructuras. Según los datos de EY , más de 7 de cada 10 torres están controladas por firmas independientes. En España, menos del 20%, si no se cuenta con Telxius, pues en ésta Telefónica sigue teniendo el control. En caso de que las operadoras vendieran activos hasta colocar esa cifra en el 50%, podrían lograr más de 25.000 millones de euros en capital, de acuerdo a la consultora, que irían destinados a reducir deuda y a abordar nuevas inversiones futuras.

Las operadoras han tenido tres opciones para gestionar estas infraestructuras fijas. Hasta ahora, todas ellas habían optado por controlarlas de manera directa bajo el paraguas de sus holdings empresariales y sin inversores externos, sólo con la subcontratación del mantenimiento. Pero este giro en el mercado y el surgimiento de operadores independientes y fondos dispuestos a poner miles de millones de euros sobre la mesa ha introducido dos alternativas. Por un lado, crear una filial independiente donde alojar todas una parte de las torres y atraer inversores bien con ampliaciones de capital privadas o con una salida a bolsa. La otra opción es la venta parcial de estos emplazamientos en paquetes más o menos grandes a compañías como la española Cellnex, con la que se firma un contrato a largo plazo de alquiler.

Las dos alternativas para rentabilizar esas torres tienen ventajas y desventajas. Entre las primeras destaca la eliminación de los costes fijos de esa infraestructura, la rentabilización inmediata con la venta -para reducir pasivos- y la retirada de esos activos en el balance -con un deterioro continuo por el uso-. Pero entre las segundas está, sobre todo, la pérdida de control sobre una infraestructura que, aunque de manera indirecta, sigue teniendo mucha importancia sobre el negocio de la conectividad. Esta última ha pesado mucho aún entre las telecos con presencia en España y eso explica, según explican varias fuentes del mercado, que las decisiones hayan tardado algo más en llegar.

Telxius, pionero en el país

La primera experiencia seria en España la protagonizó el líder del mercado: Telefónica. En los primeros años de esta década, hizo algunas transacciones con Cellnex. En 2012 le vendió 1.000 torres y en 2013 hizo lo propio y transfirió junto a Yoigo casi 2.000. A comienzos de 2016, cuando el desarrollo de este mercado era aún muy incipiente, decidió crear su propia filial de torres, Telxius, a la que iría vendiendo de manera progresiva sus activos. Para muestra de esa falta de interés, un dato: la operadora presidida por José María Álvarez-Pallete canceló 'in extremis' la salida a bolsa para vender hasta el 40% de las acciones al "no considerar adecuada la valoración en las órdenes de compra recibidas". Un año más tarde, ese mismo paquete fue vendido al megafondo estadounidense KKR por 1.275 millones de euros, lo que valoraba la gestora en casi 3.200 millones (por debajo de los más de 4.000 a los que aspiraba en la OPV).

Hoy esa primera experiencia se ha convertido en un gigante con más de 20.000 torres de Telefónica después de diferentes ventas y con otro socio de postín, Amancio Ortega, que aterrizó llamado por esta 'fiebre' de las torres hace dos años. Esas operaciones han supuesto ingresos por varios miles de millones para la teleco, que han ido principalmente a reducir la abultada deuda. Álvarez-Pallete se fijó como objetivo la venta de casi 60.000 emplazamientos de su portfolio (la operadora trabaja sobre 130.000 en todo el mundo, entre los propios y los de terceros). Aún le quedan más de 40.000 pendientes, entre los que están las 7.000 de Reino Unido que gestiona con una 'joint venture' con Vodafone. Queda por ver si esas son transaccionadas a terceros o a la propia Telxius. Y también deberá decidir si acaba sacando la filial a bolsa, para dar al oportunidad al fondo de salir y para atraer a nuevos inversores.

Vodafone mueve ficha

Siguiendo los pasos de Telefónica, Vodafone ya ha movido ficha. Tras los trámites legales ya tiene constituida su propia filial y la sacará a bolsa en los primeros meses de 2021, junto con las más de 9.000 torres españolas. El objetivo, como el de Telefónica, es seguir manteniendo el control con una posición muy superior al 50%. El objetivo de la británica es recaudar más de 2.000 millones de euros en capital, colocando la valoración de la empresa entre 10.000 y 20.000 millones, según informó la agencia de noticias Bloomberg. ¿Y Orange? A finales del año pasado, transfirió en un movimiento sorpresivo 1.500 emplazamientos a Cellnex por 260 millones de euros. Y también prepara una separación legal de sus infraestructuras fijas, aunque aún no lo ha culminado.

Cellnex es el otro gran actor. Su vertiginoso crecimiento es el paradigma de esta 'fiebre' por las torres. Como le sucediera a los grandes operadores independientes en Estados Unidos, levantó su particular 'imperio' gracias a la infraestructura procedente de la TDT. Contaba con varios miles de emplazamientos del mercado de la transmisión de televisión -que pueden ser explotados para otros usos- y las compras a Telefónica y Yoigo entre 2012 y 2013 iniciaron la carrera. Hoy, tras más de una decena de adquisiciones importantes, su portfolio es de 61.000 y quiere sumar al menos 15.000 de una tacada en una operación para cuya firma ya está en proceso de levantar 4.000 millones de euros en la mayor ampliación de capital desde la de Santander en 2017 para absorber Banco Popular.

Su cotización es la prueba de esa 'fiebre'. Hoy vale en bolsa más de 22.000 millones de euros, lo que supone casi 19 veces el Ebitda que tiene previsto lograr en este año 2020 (1.160 millones de euros), a años luz de los múltiplos que hoy sufren las operadoras de telecomunicaciones. ¿La razón? Hay una creencia en el inversor de que estos operadores controlarán en el mercado de torres -que seguirán siendo claves para la conectividad-, lo harán de una manera más eficiente por su especialización y por la posibilidad de explotar las instalaciones con múltiples clientes y lograrán unos flujos de caja seguros que viven ajenos a los vaivenes del consumo y de los ciclos económicos. Esos flujos se basan en contratos de servicios como los que está firmando la propia Cellnex con los operadores a los que les compra las torres: alquiler del emplazamiento, servicios añadidos y posibles despliegues futuros durante periodos de hasta 30 años.

La carrera ya está lanzada. Los próximos trimestres estarán marcados por una actividad frenética, como lo han estado los últimos. Las telecos creen haber encontrado la 'pepita' de oro tras años de un fuerte vapuleo en los mercados. En juego decenas de miles de millones en infraestructuras y la salud financiera de las operadoras para afrontar con garantías la otra gran carrera: el despliegue de las redes ultrarrápidas 5G.

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