El fondo BNP Paribas Energy Transition ha disparado su patrimonio con 500 millones de euros en las últimas dos semanas y supera ya los 1.500 millones. El fondo presenta una rentabilidad del 132% en lo que va de año. El fondo permite invertir en empresas que desarrollan soluciones de transición energética, que se están beneficiando de los cambios de los Gobiernos ante la mayor demanda de energía, una combinación energética cambiante y necesidad de procurar soluciones energéticamente eficientes para abordar el cambio climático.
Ante ese escenario, las perspectivas, tanto de competitividad como de rentabilidad, son optimistas. El fondo ha obtenido un 132% de rentabilidad en lo que va de año y supera en un 127% su índice de referencia, el MSCI AC World. "Esperamos que las sólidas oportunidades de crecimiento de las que hemos sido testigos recientemente se mantengan en el futuro previsible, ya que las empresas que ofrecen soluciones medioambientales para acelerar la transición energética se sienten alentadas por el ritmo del cambio regulatorio y la creciente rentabilidad de las energías renovables", afirman Edward Lees y Ulrik Fugmann, gestores del fondo.
La cartera del fondo diversifica el patrimonio en 40-60 empresas europeas, asiáticas y estadounidenses que están impulsando el cambio en tres temas: la descarbonización, la digitalización y la descentralización. En la actualidad, las áreas que ofrecen oportunidades son "el hidrógeno verde y las pilas de combustible, las cuales se han beneficiado recientemente de las políticas medioambientales de la Unión Europea y China", añaden los gestores.
El crecimiento de esta demanda por fondos de transición energética va en la línea de la tendencia del mercado de los fondos temáticos, que el año pasado creció a ritmos del 60%. "Salud, tecnología, movilidad, robótica, transición energética, agua…Todas ellas son tendencias que, en mayor o menor grado, están ganando interés", señala Sol Hurtado de Mendoza, directora general de BNP Paribas Asset Management para España y Portugal. Esta apuesta no es solo de la banca privada, sino que los propios Gobiernos "en algunos casos reservan hasta el 15% de la cartera para este tipo de productos".
De manera general, los inversores son conscientes de las tendencias a medio y largo plazo (disrupción tecnológica, aprovechamiento de los recursos hídricos…) y las plasman en sus estrategias. El coste de oportunidad de no ignorar los cambios - avisan Lees y Fugmann- "podría resultar muy significativo".
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