Un 2020 más conservador

Los fondos se ponen duros con la startup: más rentable y menos crecimiento 'loco'

  • Las "historias de fracaso" en compañías agresivas como Uber, WeWork y otras han despertado un "cambio de sentimiento" entre los inversores.
Wework dispara pérdidas en España
Wework dispara pérdidas en España

"Hay un cambio de sentimiento claro; el crecimiento por sí solo no se está valorando". Son las palabras de Aquilino Peña, máximo responsable del fondo español Kibo Ventures. Y resumen el sentir de muchos de los inversores de capital riesgo centrados en startups. En un momento donde la inversión se mantiene en máximos, exigen un cambio de guión: tras años subsidiando esa estrategia de ganar cuota de mercado a toda costa para posteriormente rentabilizarlo, exigen rentabilidad más que nunca. O, al menos, hacerle visible el horizonte para obtenerla.

Hoy hay más dinero que nunca para invertir en estas compañías. Con los tipos de interés en mínimos, numerosos fondos han inyectado miles de millones en el mercado en el último lustro. En España, sólo en 2019 se han superado los 700 millones en las diferentes rondas de financiación, según las cifras recién presentadas por la patronal del sector. La filosofía de base no ha cambiado: las gestoras, tanto nacionales como internacionales, quieren acelerar todos los procesos con su capital para hacerse con el mercado lo más rápido posible. Lo que sí ha sido diferenciador en los últimos años ha sido la agresividad. 

Han ido surgiendo grandes proyectos con un modelo de negocio -o sin uno claro- que buscaba crecer a toda costa en usuarios o clientes, para posteriormente confiar en que se podría hacer rentable. Había dinero suficiente para seguir alimentando ese sistema, con Softbank y su megafondo de 100.000 millones de dólares como uno de los grandes revulsivos. Pero el problema ha llegado cuando algunos de esos proyectos emblemáticos han sufrido duros golpes en bolsa o en sus últimas etapas, por sus abultadas pérdidas. Unos números rojos que implicaron la necesidad de un rescate 'in extremis' a WeWork a una valoración de derribo o la caída en bolsa de Uber, Lyft y otros grandes unicornios tecnológicos.

Ante este escenario, los inversores empiezan a echar el freno. No quieren repetir casos como esos y empiezan a poner más 'caro' su dinero. La premisa de este cambio en una parte del capital riesgo se resume en las palabras de Bill Gurley, socio general del 'megafondo' de Silicon Valley Benchmark, inversor de las principales startups y unicornios: "Entramos en una nueva realidad; si has recaudado más de 250 millones de dólares y no eres público, la presunción es que está perdiendo demasiado dinero y probablemente tenga unos 'units económics' [ingresos y beneficio por servicio o producto ofrecido] de mierda... y probablemente necesite hacer despidos". Se trata de un giro importante: "Sé que uno se puede sentir como una presunción de culpabilidad, pero creo que estas son las nuevas reglas". Otro inversor destacado como Gavin Baker, 'exjefe' de Fidelity, era claro hace un par de semanas: "Los inversores están más diligentes, ya que nadie quiere avergonzarse; en lugar de pensar que invertir en esa fase avanzada hará que el fondo se vea mucho mejor, están aterrorizados con los caminos de minas existente y no quieren más".

Ese sentimiento entre los fondos internacionales está calando en España. No sólo porque siete de cada diez euros que se desembolsan en ampliaciones de capital para startups proceden de gestoras extranjeras, sino porque las españolas también están tomando precauciones. Aquilino Peña coloca la barrera en las compañías valoradas en más de 100 millones de euros (en España están firmas como Cabify, Glovo, Spotahome, Red Points....). "En esas hay un cambio de sentimiento; se valora no el crecimiento per se, donde ha habido muchas historias de fracaso, sino el camino a la rentabilidad". No es el único. Varios fondos consultados por La Información confirman que se está siendo mucho más exigente en el uso del capital.

En España, Cabify ha sufrido de manera importante para poder cerrar una ronda de entre 200 y 300 millones de dólares con la que se planteaba poner a punto su maquinaria para la salida a bolsa a finales de este año. Y hoy sigue sin ser rentable, casi diez años después de su fundación en el año 2011. Spotahome, que ha disparado su gasto en el último año y medio, está ultimando una ampliación de capital 'in extremis', bajo una cierta 'premisa' de que deben ajustar los gastos para mejorar el nivel de rentabilidad. Otras startups españolas han sufrido, según confirman diversas fuentes del mercado, para pactar con fondos internacionales rondas significativas.

Despedidos en las startups

En el lado de los ajustes ya hubo un primer caso significativo: 21 Buttons ejecutó el pasado mes de octubre un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para decenas de empleados (algo menos de la mitad de la plantilla total que suma 130), tal y como adelantó La Información, para tratar de rebajar sus costes ante un nuevo giro en el modelo de ingresos. Había recaudado más de 30 millones de dólares en diferentes ampliaciones con fondos nacionales e internacionales como los franceses Idinvest Partners. Otras compañías del sector también se están ajustando el cinturón de manera importante (o se preparan para ello) para acelerar ese camino hacia la rentabilidad y depender menos de rondas de capital más exigentes con los números. Cabify es uno de ellos.

El dinero no se ha acabado. En España varias gestoras tienen varios cientos de millones en el banco dispuestos a invertirse en los próximos años en el ecosistema local. Otras están en proceso de levantar más, con el Fondico público a pleno rendimiento. Y a nivel internacional siguen con su apuesta. Pero la exigencia de números es mayor. Y 2020 está llamado a ser un año de ajuste.

Mostrar comentarios