El pasado viernes Isabel Celaá dejó en el aire que el Ejecutivo pueda sacar a Franco del Valle de los Caídos antes de entrar en funciones tras las elecciones generales del próximo 28 de abril. La semana pasada, el Gobierno se mostró ante la opinión pública firme tras aprobar el acuerdo de exhumación.
Y manifestaron que darían a la familia del dictador 15 días hábiles para decidir dónde quieren que sea enterrado, con la excepción de la catedral de La Almudena. Durante estos siete días se ha confirmado que la familia tiene intención de recurrir este acuerdo ante el Tribunal Supremo y pedir como medida cautelar que no se pueda ejecutar la exhumación.
Mientras que se decide el destino de los restos del dictador, los siete herederos legales -José Cristóbal, Carmen, Arancha, Merry, Mariola, Francisco y Jaime Martínez Bordiú- siguen intentado convertir en líquido las cerca de 200 propiedades que heredaron de su progenitora, hija única de Francisco Franco y Carmen Polo.
Han renunciado a la venta privada
Nada más fallecer hace un año Carmen Franco Polo la casa se puso en venta en la inmobiliaria Mikeli, que también comercializa el Pazo de Meirás por ocho millones de euros. Ahora, la familia ha decidido confiar esta propiedad que Franco llamaba cariñosamente 'La Casina' a la inmobiliaria Royal Premium Servicios Inmobiliarios con sedes en Oviedo y en Gijón. Y la han rebajado 100.000 euros, respecto a la inmobiliaria anterior.
Los Martínez Bordiú Franco tienen un serio problema para vender estas emblemáticas propiedades de la familia y han renunciado a hacerlo en venta privada, mucho más discreta, pero también menos masiva. El portal Idealista es, sin duda, la mejor opción.
Una herencia de la mujer del dictador
Esta propiedad no está a nombre, como otras, de Francisco Franco. Lo está al de su mujer, conocida popularmente como 'La collares'. En su día Antonio Avilés, propietario de Mikeli, que tuvo esta propiedad en su nómina declaró que esta finca venía de la herencia de ella. En concreto, por parte del linaje Martínez-Valdés, que en los padrones llanerenses del siglo XVII tienen consideración de hijosdalgo notorios. Una rama que nunca vio con buenos ojos el noviazgo de la ovetense con 'El comandantín'.
Esta propiedad de piedra, situada en San Cucao, tiene 360 metros y cinco habitaciones. En el anuncio se de la zona se recalca la idoneidad de la situación geográfica de la misma: "Entre Oviedo, Gijón y Avilés, encontramos también el Castillo de San Cucao, el Palacio de Villabona, el Centro Ecuestre El Asturcón, el Museo Fernando Alonso y el Aeródromo La Morgal". Otro plus es la impresionante finca de 30 hectáreas de arboleda y llano que rodean a la propiedad. Tiene además varias edificaciones que incluyen una cuadra, un palomar y una cabaña.
Una pareja de guardeses son los encargados de mantenerla tal cual estaba hace sesenta años, cuando el matrimonio más poderoso del país iba a pasar allí algunas temporadas como Semana Santa, siendo también el lugar donde se quedaban cuando Franco iba a Asturias a pescar salmones. La casa tiene además el morbo de contar con mobiliarios y objetos personales de la familia, además de las indudables posibilidades como complejo rural que podría albergar incluso un campo de golf.
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