Problema en los flujos de caja

Gestamp alerta a los inversores del riesgo en Rusia tras parar sus fábricas

La compañía incluye por primera vez en su programa de pagarés los efectos de la invasión a Ucrania. Sus plantas llevan paradas semanas por falta de componentes.  

Francisco y Jon Riberas, accionistas de referencia de Gestamp, Gonvarri, Cie y GAM.
Francisco y Jon Riberas, accionistas de referencia de Gestamp.
Archivo / BME / L. I.

Nuevo aviso al mercado de una gran empresa española sobre los efectos de la invasión rusa sobre Ucrania. Gestamp, el gigante de la automoción que se encarga del suministro de componentes a grupos de automoción como Volkswagen, ha señalado en su nuevo programa de pagarés cómo las turbulencias geopolíticas derivadas de la ofensiva del Gobierno de Vladímir Putin pueden golpear en su negocio. La cotizada presidida por Francisco Riberas no hizo alusión a estos efectos en su presentación de resultados, pero más tarde admitió que se había visto obligada a paralizar las fábricas que tiene en el país, donde da soporte a sus socios en la cadena de producción.

Con motivo de la reedición de su programa de pagarés por 350 millones de euros, Gestamp ha comunicado a nuevos inversores que efectos derivados del conflicto bélico como la inflación o el precio de la electricidad y los combustibles "pueden verse gravemente afectados" y traducirse finalmente  "en un empeoramiento de la situación económica general" en la que opera. La compañía, de acuerdo a la información consultada, "podría tener un efecto adverso importante en su situación financiera y en los flujos de caja".

Con este aviso, una nueva cotizada española se ve obligada a rendir cuenta ante el regulador bursátil por los efectos de las sanciones en el país. En las últimas semanas, lo ha hecho Inditex, que ha parado máquinas en el país, donde tiene más de 9.000 trabajadores y 500 tiendas (-8,5% del ebit). También se ha dirigido a la CNMV el Sabadel y MásMóvil al repatriar su programa de bonos. 

Hasta ahora, Gestamp ya había tenido que mover ficha en Rusia, el segundo país de su división de Europa Oriental por lo que respecta a número de fábricas -solo le supera Turquía-. Allí ha paralizado sus cuatro plantas, distribuidas en las ciudades de San PetersburgoKaluga y Togliatti. En esta última ciudad abrió su segunda última instalación en 2016 y de la mano de Escha, uno de los actores europeos encargados de fabricar controles de conducción (pedales y frenos de mano) y mecanismos para la apertura automática de portones y puertas en los vehículos. Todas estas plantas emplean a cerca de 459 trabajadores, la inmensa mayoría hombres, de acuerdo a las últimas cifras divulgadas.

Fuentes de Gestamp matizan a La Información que la decisión tiene carácter temporal y que el volumen de negocio que llega desde Rusia no es significativo para el total del grupo (aproximadamente un 1,3%). También explican que la evolución en el país no nace de un posicionamiento político en el conflicto, sino de los efectos derivados como la escasez de componentes. Es un efecto que también se vive en las fábricas de Europa, donde sufren la falta de semiconductores y metales como el níquel, el aluminio o el paladio.

Los rivales de Gestamp se han visto en una situación idéntica. La otra cotizada española del sector, CIE Automotive, se ha visto obligada a paralizar su planta de aluminio, ubicada en la ciudad de Togliatti. Se trata de una fábrica que genera cerca de nueve millones de euros en ingresos para la compañía y trabajan 65 trabajadores. El país reportó tres millones de euros de beneficios al cierre de 2021. El tercero en discordia es Grupo Antolín, que tiene dos fábricas con 149 empleados en las que produce componentes como las consolas de iluminación para Toyota y paneles de puertas para Nissan.

El sector, en la encrucijada

La situación de los fabricantes de componentes viene condicionada por las decisiones de los grupos de automoción. Por ejemplo, para Gestamp en Rusia tiene mucha importancia el grupo Volkswagen, que ya ha afirmado que rompe relaciones comerciales en el país. En un primer momento, la compañía alemana ya había decidido detener la entrega de coches a los concesionarios rusos, pero poco después fue más allá y paralizó también la actividad de las factorías locales. "Volkswagen espera un cese de las hostilidades y un retorno a la diplomacia", explicaron en su comunicado.

No es el único grupo que ha parado en el país. Antes lo hizo el grupo sueco Volvo y los estadounidenses General Motors, Jaguar y Land Rover. También el japonés Toyota, quien dijo que ponía su producción en stand by " y el fabricante de motos Harley-Davidson. "Nuestros pensamientos continúan por la seguridad del pueblo de Ucrania", afirmó el presidente de esta última compañía.

Otras, no obstante, anunciaron que paraban su producción y, tres semanas después, la han reanudado. Es el caso de Renault, que en su planta de Moscú se encarga del ensamblaje de los modelos Arkana y Kaptur. La empresa tiene una situación más compleja que el resto de grupos porque sí tiene un mercado significativo en el país, por lo que ha tenido que ponderar el miedo al boicot en los mercados occidentales con la pérdida de negocio que suponía renunciar a Rusia. 

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