Con un ERTE por el coronavirus

Glovo quiere levantar dinero 'extra' en una ampliación de la última megarronda

  • La startup española busca la entrada de varios millones de capital en la caja en plena crisis del coronavirus para tratar de ganar oxígeno.
Glovo infla las ruedas e inicia con los fondos una nueva megarronda
Glovo infla las ruedas e inicia con los fondos una nueva megarronda

Glovo busca asegurarse más dinero en caja para tratar de salvar el escollo de la durísima crisis del coronavirus y el parón económico. La startup española estudia levantar más dinero de inversores en lo que sería una ampliación de la última megarronda firmada hace tan sólo cuatro meses. Esta operación está sobre la mesa justo después de haber iniciado un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) por causas organizativas para algo más de un tercio de su plantilla de más de 900 empleados en las oficinas de Barcelona.

En el mes de diciembre, la compañía especializada en el reparto de comida a domicilio suscribió una ampliación de capital de 150 millones de euros, entre acciones nuevas y otras recompradas por los nuevos socios. Con esta firma se dio entrada a Mubadala, el fondo de Abu Dabi que hoy es el dueño de la mayoría de los títulos de la petrolera española Cepsa, y se valoró a la empresa en más de 1.200 millones de euros, según las cifras hechas públicas por sus accionistas cotizados. Uno de los tramos más significativos de ese montante se desembolsaría en estas semanas. Y es esa la 'ventana' que la startup se plantea aprovechar para lograr algo más de oxígeno en un momento especialmente delicado para el mercado.

Según informaron varias fuentes conocedoras y corroboraron desde la compañía, está sobre la mesa inyectar un 'extra'. ¿La cantidad? No está fijada. Hay fuentes que señalan que serían varias decenas de millones de euros, aunque desde el equipo directivo se limitan a asegurar que no serán cantidades especialmente significativas. Lo que está claro es que sería un nuevo balón de oxígeno para tratar de mantener la actividad en una crisis que ha recortado de manera significativa su actividad tradicional de entrega de comida a domicilio, pero ha mejorado la del reparto de compras de alimentación, ante el confinamiento de la mayoría de la población.

Con ese dinero se reforzaría una caja que tendrá también el capital de esa última ronda. Hay que tener en cuenta que en la hoja de ruta de Glovo se encuentra el mantenimiento de una estrategia de crecimiento. "El plan de negocio de la sociedad asume la necesidad de financiación adicional para financiar otros planes de expansión", apuntaba en el informe anual de 2019 uno de sus accionistas relevantes, Amrest (dueño de varias franquicias de restaurantes como La Tagliattella). Y apostillaba: "Unas desviaciones considerables con respecto a él podrían dar lugar a una capacidad o interés menor de los inversores para adquirir la financiación por la sociedad".

Hasta ahora, la estrategia seguida por la compañía ha estado centrada en el crecimiento y ha acumulado pérdidas abultadas. Las últimas oficiales son las de 2018: 90,4 millones de euros después de ingresar 75,2 millones de euros -procedentes de las comisiones por los productos que entregan a través de sus 'riders'-. ¿Las de 2019? No se han hecho aún públicas. Lo que sí está claro es que la startup ha tenido que echar el freno en esa expansión y durante la última parte del pasado ejercicio abandonó Turquía, Egipto, Uruguay y Puerto Rico, después de hacerlo de Brasil y Chile, para tratar de acercar esa rentabilidad.

La pelea en este sector ha obligado a todos sus actores a recaudar varios miles de millones de euros para financiar ese crecimiento no rentable. En el caso de Glovo ha sumado más de 450 millones de euros en las diferentes rondas. Pero sus rivales más directos en los mercados en los que está presente en Europa y Latinoamérica han sido mucho más agresivos. Uber, uno de sus competidores a través de su división Eats, cuenta a nivel global con más de 8.000 millones de dólares en efectivo y líneas de crédito, según afirmó su propio consejero delegado, recientemente. Rappi, otro gran actor en Latinoamérica, recibió 1.000 millones de dólares hace justo un año del japonés Softbank. La británica Deliveroo ha captado 1.000 millones de dólares, a los que habría que sumar los más de 500 que iba a inyectar en su gran mayoría Amazon. Esta última operación está frenada a la espera de que el regulador de la competencia del Reino Unido dé la luz verde definitiva.

En esa batalla, Glovo se planteó en su momento, tal y como desveló Bloomberg, una posible salida a bolsa. Sin embargo, la situación de los mercados podría alejar esa posibilidad. Lo que muchas fuentes del sector confirman es que habrá la segunda oleada de consolidación del sector de comida a domicilio. El pasado verano la misma agencia de noticias aseguró que había mantenido conversaciones iniciales con Deliveroo o Uber para una potencial venta. Unas conversaciones que no acabaron fructificando, al igual que tampoco lo hicieron las que se llevaron a cabo entre el propio Pierre y el fundador de Softbank, Mashayosi Son, para que su fondo Vision Fund -hoy en serios problemas- estudiara una posible entrada en la española.

En pleno ERTE

Esta nueva inyección de capital llegaría en un momento especialmente delicado. La actividad de Glovo y de otras empresas de reparto ha sido autorizada no sólo en el mercado español -uno de los más importantes para la startup- sino también en otros países. Sin embargo, según confirmó la propia empresa recientemente, no ha sido suficiente. "La crisis económica está impactando directamente en nuestro negocio global y muy concretamente en España. Es público y notorio que la mayoría de las tiendas han cerrado. En consecuencia, los pedidos a través de la plataforma han caído”, apuntó. Así, planteó un ERTE por causas organizativas (no puede hacerlo por fuerza mayor porque se trata de un servicio esencial) que afecta al 38% de la plantilla en Barcelona. ¿Y los riders afectados? No hay aún cifras.

Con muchos restaurantes cerrados, Glovo ha incrementado de manera importante los pedidos en Madrid y Barcelona con sus 'supermercados fantasma', es decir, establecimientos cerrados al público sólo destinados para la entrega a domicilio. Sin embargo, para la empresa no ha sido suficiente para evitar el ERTE. Más allá de las suspensiones de empleo, la realidad es que, al igual que otras plataformas del sector de la logística de la última milla, la compañía ha recibido críticas de los sindicatos por la falta de medidas de seguridad para evitar contagios. Una circunstancia que incluso ha sido puesta en conocimiento de la Inspección de Trabajo por parte de sindicatos como UGT. El propio Óscar Pierre envió una carta a finales del mes pasado a sus 'riders' en la que les informaba de que repartirían 7.000 mascarillas en la flota. Para las organizaciones sociales era "totalmente insuficiente".

La crisis del coronavirus no es lo único a lo que debe enfrentarse la compañía. Tiene una 'espada de Damocles' particular: el modelo laboral en el que se basa su negocio y la regulación. Hasta ahora, la compañía acumula más de 10 millones de euros en pagos exigidos por la Seguridad Social tras las inspecciones y un puñado de litigios. Pese a todo, no ha provisionado nada en sus cuentas para cubrir ese riesgo en caso de que el Tribunal Supremo -o el Gobierno- determine que sus 'riders' son trabajadores por cuenta ajena y no autónomos.

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