Glovo ultima una nueva megarronda seis meses después de inyectar 115 millones

  • La startup se encuentra en "fase avanzada" de negociación para una operación de decenas de millones que permitan impulsar su crecimiento exterior.
El consejero delegado y fundador de Glovo, Oscar Pierre
El consejero delegado y fundador de Glovo, Oscar Pierre
GLOVO - Archivo

Seis meses después. Glovo vuelve otra vez al mercado para financiarse con una nueva 'megarronda'. La startup española se encuentra en "una fase avanzada" de la negociación de esta operación con la que inyectará decenas de millones de euros tras la ampliación que se formalizó en julio y con la que se blindó y logró la entrada en el accionariado de su competidor en otros mercados como Delivery Hero o el dueño de La Tagliattella, Amrest.

Fue en julio cuando Glovo formalizó una operación que necesitó meses de conversaciones con fondos de inversión y socios industriales para encajar las piezas. Finalmente captó 115 millones de euros en una operación que colocó su valoración por encima de los 250 millones, según adelantó La Información. Ahora acude a por más capital.

No hay una cifra cerrada para la de este año, pero será de decenas de millones de euros. El consejero delegado de la compañía, Óscar Pierre, se limita a asegurar a La Información que se encuentra "en fase avanzada", sin entrar en concretar el tamaño. Sin embargo, otras fuentes conocedoras señalan que es muy probable que sea mayor que la anterior. Uno de sus grandes rivales, Deliveroo, recaudó sólo en la última ampliación, anunciada en septiembre de 2017, casi 500 millones de dólares.

Conversaciones con socios industriales

¿Los plazos? El objetivo, en principio, es cerrarla en el primer trimestre, pero desde la compañía no se ofrece un periodo para su formalización. El cierre no será fácil, no sólo por la magnitud de la operación, sino también por el accionariado tan nutrido que tiene la compañía española, con su rival Delivery Hero y el fondo español Seaya Ventures como máximos accionistas. A estos se suman otros como el gigante japonés Rakuten o el fondo franco-chino Cathay Innovation, ambos inversores también de Cabify.

Una de las claves de esta negociación está en encajar todas esas piezas y, sobre todo, en la posibilidad de volver a incluir dentro del accionariado a socios industriales, tras la irrupción de Amrest, el dueño de La Tagliattela. Según confirman diversas fuentes con conocimiento de la operación, sobre la mesa hay varios nombres, aunque aún no hay nada cerrado definitivamente.

Desde la compañía sólo se limitan a asegurar que hay apetito inversor para cerrarla. Contrasta con lo que sucedió en la ronda de 30 millones de euros firmada en septiembre de 2017. El propio CEO y cofundador aseguraba en un evento en Londres el pasado mes de noviembre que esa operación fue un "gran drama", pues se reunieron con más de 150 fondos de inversión que no quisieron sumarse.

Es llamativo que suceda tan pronto tras la millonaria ampliación de julio de 2018. Según las cifras aportadas por Pierre, hasta la fecha ha recaudado un total de 152 millones de euros, de los que sólo han 'quemado' unos 50 millones.

El asalto a Latinoamérica como clave

¿Por qué tanto capital? Por un lado para hacer frente a la inversión para expandirse en los mercados americanos y también en el norte de África y Asia. La empresa asegura que se abren más de cinco ciudades nuevas al mes. En el caso de Latinoamérica, ha sido clave su unión con Cabify a través de una 'joint venture' con la que Glovo asumió todos los pedidos del servicio de mensajería de la primera (Express) en las principales plazas del continente desde principios de 2018.

De hecho, el responsable de Glovo en Brasil, Bruno Raposo, aseguró a la agencia de noticias Reuters hace un par de semanas que la compañía buscaba construir su segundo centro tecnológico en el país. No será el único. La startup busca contratar durante este año a unos 300 ingenieros a nivel global,  una cifra que calentará el mercado en pleno 'boom' de salarios de desarrolladores.

El otro destino sería la compensación de las pérdidas, precisamente, por esa fuerte inversión. En 2017, la sociedad cabecera, Glovoapp 23 SL, registró unas pérdidas de 5,6 millones de euros para unos ingresos de algo más de 14 millones. Para el pasado ejercicio 2018, las previsiones de la compañía se rebajaron hasta los 80 millones de facturación total -dinero de las compras en su 'app' del que Glovo cobra una comisión-, un 20% por debajo de lo fijado antes de firmar la ronda del verano.

Su objetivo para este año es doblar el número de establecimientos que venden sus productos (que finalmente los entregan los 'riders') en su plataforma hasta alcanzar los 20.000; atraer 8,5 usuarios activos (que han hecho un pedido) y controlar 70.000 repartidores activos que multipliquen por tres el número total de pedidos en 30 países (hoy operan en 20 mercados y más de 75 ciudades).

El debate de su modelo laboral, de fondo

Mientras la compañía trata de blindarse desde un punto de vista financiero, el debate sobre su modelo laboral sigue intensificándose, no sólo en España, sino en otras partes del mundo. En el caso español se han sucedido las resoluciones de las diferentes inspecciones de trabajo que han concluido que su relación con los repartidores es laboral y, por tanto, se trata de 'falsos autónomos'.

Sin embargo, en el primer juicio tras una denuncia de unos de los repartidores más veteranos un juez madrileño declaró que sus repartidores colaboran con su plataforma y reconoció su independencia. En este contexto, UGT ha frenado su ofensiva contra la empresa en la Audiencia Nacional -donde quiere presentar un proceso de conflicto colectivo- para tratar de 'rearmarse' legalmente.

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