Línea entre Barcelona y París

El Gobierno pide a SNCF una prueba de equilibrio económico para su nueva ruta

Transportes quiere conocer cuál será la incidencia financiera tras la entrada del operador francés. Competencia no ha aceptado la petición ministerial, lo que favorece el proyecto de la empresa gala. 

Renfe SNCF
El Gobierno pide a SNCF una prueba de equilibrio económico para su nueva ruta.
G2rail

La expansión de SNCF por España despierta recelos. El Ministerio de Transportes ha solicitado al gigante galo del ferrocarril una prueba de equilibrio económico por sus planes de operar de manera solitaria la ruta transfronteriza entre Barcelona y París, después de romper la alianza conjunta que tenía con Renfe. La compañía francesa quiere que esta ruta, que prevé estar operativa a partir de 2023, incluya paradas intermedias dentro de la región catalana, lo que a ojos del Ejecutivo colisiona con las obligaciones de servicio público (OSP) que prestan las compañías públicas.

SNCF quiere colocar dos paradas intermedias en las ciudades de Figueras y Girona, con el objetivo de captar más pasajeros en la línea transfronteriza que hasta este año presta todavía con Renfe a través de la sociedad conjunta Elipsos. Esta alianza tiene los días contados y se espera que pase a estar operada de forma individual por cada uno de estos operadores. Renfe ha empezado a contratar maquinistas y ha activado su particular contrarreloj para no perder el pulso comercial a partir del año siguiente.

Los planes de la compañía pública francesa han obligado a mover ficha al Ministerio de Transportes. El Ejecutivo ha solicitado una prueba de equilibrio económico, con el objetivo de conocer la incidencia financiera que tendrían los planes de este operador sobre los itinerarios cubiertos por trenes de Cercanías y Media Distancia. Principalmente, explican las fuentes consultadas por La Información, estos efectos deben supervisados por la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia (CNMC), que en un primer momento no habría aceptado la idea de Transportes.

La línea roja que fija el regulador es si la empresa aspirante reduciría  los ingresos totales del operador incumbente en más de 1%. Además de la introducción de paradas, como es el caso que ocupa ahora a Transportes, la SNCF debería informar de cualquier otra modificación de un servicio ya existente, como un incremento relevante de las plazas ofertadas o una reducción significativo del precio del billete.

Con este movimiento, el gigante francés seguiría ganando posiciones en España. Opera desde 2021 en la alta velocidad entre Madrid y Barcelona a lo que suma recientemente una nueva línea desde la capital hasta Valencia, que más tarde extenderá hacia otras ciudades como Alicante. Junto a Iryo, es uno de los dos operadores que ha roto el monopolio de Renfe en el transporte de pasajeros, gracias a haberse adjudicado uno de los paquetes de capacidad que el gestor ferroviario Adif cedió  con la liberalización del sistema ferroviario. 

Precedentes

Esta solicitud de prueba de equilibrio sería la segunda que se pide en España por la llegada de la competencia. La primera se dio en 2019, cuando Arriva quiso dar servicio en la línea ferroviaria internacional entre A Coruña y Oporto, ruta en la que interfería en un tramo gallego con los trenes Avant, conocidos popularmente como el AVE gallego. Este servicio, también deficitario y subvencionado como los Cercanías, tenía sus paradas intermedias en siete puntos: Santiago de Compostela, Vilagarcía de Arousa, Pontevedra, Vigo, Guixar, Valença do Minho y Nine. Competencia entendió en esta ocasión que sí procedía realizar una prueba de equilibrio económico. Este informe concluyó que la incidencia financiera neta de este servicio internacional sobre el equilibrio económico del contrato de Renfe era solo del 0,12% de sus ingresos.

Pese a tener la autorización amarrada, Arriva no ha operado hasta ahora este trayecto. La filial de la alemana Deutsche Bahn sigue interesada en este tramo. Motivos para hacerlo tiene. Uno de ellos es que atacaría al desplazamiento en vehículo privado, que ahora mismo se realiza en tres horas y cuarto de duración por autopista. No obstante, las dudas persisten por las particularidades técnicas de la ruta. En diferentes ocasiones a lo largo de este año las ha expresado. La compañía considera que, por un lado, sería necesaria una mejora de las infraestructuras para retomar un proyecto de esta envergadura. El otro factor de incertidumbre es el material rodante, pues se desconoce qué tipo de vehículo necesita el corredor.

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