Goiri lanza un mensaje a Sánchez: no se debe eternizar la privatización de Bankia

  • El presidente ha señalado que está en contra de que la entidad sea pública ya que el dinero "se puede dedicar a sanidad y educación". 
José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia
José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia

Abandonar los planes de privatización de Bankia en favor de convertirlo en un banco público,como defiende Podemos, sería "un despropósito" a juicio de su presidente José Ignacio Goirigolzarri si el objetivo último es otorgar financiación a clientes o proyectos que no encuentran crédito por falta de solvencia. "¿Significa dar crédito a clientes sin capacidades de devolución? ¿Quién pagaría las cuentas de las provisiones?", formuló de forma retórica, y con la respuesta a renglón seguido de que utilizar a una entidad como Bankia para tales funciones conduciría "a una crisis financiera" si se hace con la intención de que "tome riesgo que rechace el resto del mercado".

"No conozco ningún caso de modelo sostenible en ningún país fuertemente desarrollado de banca pública para un banco de las características de Bankia", elaboró durante su intervención en la Comisión que investiga la crisis en el Congreso, donde alertó de que se volvería a situaciones que ya se demostraron nocivas durante la crisis si la máxima de una gestión profesional deja paso a otra donde se desdibujen tales responsabilidades. Alertó que esa pérdida de gestión profesional "sería la mejor manera para que un proyecto se deslice hacia la mediocridad, hasta su desaparición".

"Pero es que además, si dedicamos el dinero de los españoles a tener una participación en un banco público es que no dedicamos a otra partidas como educación y sanidad", insistió en contra de tal idea. No obstante, sí defendió la oportunidad de contar con otro tipo de banca pública o bancos de desarrollo al estilo de organismos como el ICO o el BEI, cuyo papel "contracíclico" es importante como ha demostrado el ICO durante la crisis captando recursos en los mercados a mejores condiciones gracias a su rating equivalente al del Tesoro y canalizándolo hacia clientes o proyectos determinados. "Pero tiene que ser -su rol- subsidiario al de la banca privada y no tienen que entrar en competencia con la banca privada (...) cuando se olvida ese papel y se pasa a ocupar el otro los efectos son negativos y hay que evitarlos".

En este sentido, subrayó que el propio Tribunal de Cuentas destapó recientemente que el ICO incurrió en una morosidad del 83% en los programas rodados entre 2010 y 2012 donde actuó como si fuese una entidad privada, asumiendo directamente el riesgo y decidiendo a qué cliente financiaba.

El Estado es dueño del 61% de BFA-Bankia, donde se han comprometido más de 24.000 millones de euros del Erario -incluye los fondos aportados en BMN, hoy en proceso de integración en el grupo-. Dispone hasta el 31 de diciembre de 2019 para salir del capital, salvo que amplíe la norma que fija el tope temporal, algo que podría encajar en el proyecto del PSOE que en su programa electoral apostó por "maximizar la recuperación de ayudas".

El presidente de Bankia reivindicó que el único paso pendiente para la normalización del banco es la privatización, pero reconoció que "hoy no es buen momento" porque la simple expectativa de que el Banco Central Europeo (BCE) va a mantener los tipos a cero durante algún tiempo está penalizando duramente a los valores bancarios, de forma que las cotizaciones debería recuperarse cuando cambie el sesgo de la política monetaria. "Tenemos que ser oportunistas, no estamos en situación de agobio desde el punto de vista de tiempo, pero tampoco se puede eternizar", refirió, deslizando que hay margen y "se puede cambiar la ley", mandando un mensaje al nuevo presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. 

Goirigolzarri esquivó las preguntas de diputados sobre la recuperación de las ayudas -entre desinversiones parciales y pago de dividendos el Frob ha recibido 2.863 millones aunque han sido utilizadas por BFA para compensaciones en litigios judiciales-. El banquero reivindicó que no se rescató al banco como prueba que las cajas dueñas perdiesen su participación y los gestores fueran sustituidos sin indemnizaciones, sino a los depositantes y a la economía. En este sentido indicó que el coste se habría disparado a 60.000 millones de tener que atender los depósitos garantizados de clientes y contribuyó a desinflar la prima de riesgo cuando estaba disparada en los 650 puntos.

Según sus números, el simple hecho de añadir 100 puntos a la prima de riesgo y al coste de emisión de la deuda del Tesoro encarece en 10.000 millones de euros la financiación pública. "Dos años, con primas de riesgos superiores en 100 puntos equivale al capital que se inyectó en Bankia", reivindicó, subrayando que al desinflarse permite hoy a las pymes y familias acceder a créditos e hipotecas de los más económicos de Europa.

El banquero aprovechó la intervención para zanjar debates y explicar qué encontró y cómo ha virado la entidad. Tras reconocer que fijó unas necesidades de 19.000 millones de euros en el plan de viabilidad que le exigió el Banco de España, subrayó que el proyecto quedó arrinconado cuando el Gobierno pidió el rescate de la banca a Europa y se estimó el agujero tras la prueba de resistencia que la Troika impuso a toda la banca.

El test de estrés elaborado por Oliver Wyman, después de que las big four verificasen crédito y provisiones y las tasadoras el valor de los inmuebles, arrojó un carencia para BFA-Bankia de 24.743 millones. La factura se redujo finalmente a 17.959 millones, bajo revisión y decisión de la Troika, porque la transferencia de activos tóxicos a la Sareb y la conversión de deuda híbrida permitió aligerar la factura den 6.592 millones. El banquero subrayó que su plan fijaba una cuantía inferior porque, entre otras cosas, no contemplaba quita alguna a los preferentistas como exigió la Troika.

Goirigolzarri defendió que el capital inyectado sirvió para subir la solvencia de Bankia al 6,8%, el menor umbral de entre los seis mayores bancos, e impuso severos sacrificios como pasar de una plantilla de 20.4000 a 13.600 personas o cerrar un tercio de las oficinas. "Era la hoja de ruta" la "luz de esperanza para todo el equipo de Bankia para salir de la situación de desolación que teníamos", refirió. Hoy, reivindicó que destaca dentro de los grandes bancos "en términos de eficiencia, rentabilidad y solvencia" y con un plan estratégico enfocado para "la creación de valor" para los accionistas y "conseguir devolver las ayudas" a los contribuyentes.

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