Goirigolzarri califica de "leyenda urbana" la fusión con BBVA o Sabadell

  • El banquero sostiene que una integración "no necesariamente tiene que crear" valor en una privatización. El Estado debe vender su 61% antes de 2020
José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia
José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia
EFE

"Yo nunca me he sentado con ningún colega español o extranjero para negociar ningún tipo de fusión". El presidente de Bankia, José Ignacio Gorigizolzarri, enfríaba así este lunes las expectativas de que esté sobre la mesa una operación corporativa para facilitar la privatización de la entidad, donde el Estado debe enajenar el 61% que controla en su capital antes de 2020 y a la actual cotización tendría que reconocer altas minusvalías.

Las especulaciones se desataron después de que 'Financial Times' atribuyese al banquero el reconocimiento de que Bankia puede ser una pieza apetecible. Tal publicación alentó cábalas sobre el encaje y la oportunidad con BBVA, Sabadel y posteriormente hasta se ha apuntado en algún medio una eventual oferta del banco a CaixaBank.

Goirigolzarri quiso zanjar los rumores, que atribuyó a una malinterpretación de sus palabras, explicando que "el escenario central" con el que trabaja el banco es el plan estratégico para aumentar un 62% el beneficio en tres años y devolver al accionista más de 2.500 millones de euros, sin que contemple dicha hoja de ruta integración alguna.

Interpretó que la confusión se derivó de su observación de que mientras Bankia en los años 2012 y 2013 "era un activo marginal que a nadie interesaba" hoy, gracia a su desempeño, puede surgir como opción para cualquiera que quiera crecer, aunque insistió que su foco es cumplir con la hoja de ruta trazada. En este punto y a preguntas directas en un encuentro con medios de comunicación negó los proyectos con BBVA y con Sabadell con los que se han elucubrado, y aseguró no haber recibido "indicación" alguna del exministro de Economía, Luis de Guindos, ni del actual, Román Escolano, para abordar algún proyecto así.

¿Sabe si el Gobierno le ha ofrecido la entidad a CaixaBank?, fue otra de las cuestiones planteadas: "No tengo ni idea, pero me sorprendería mucho", refirió. Más cauto sobre operaciones imprevisibles o sobre una oferta inesperada de Opa refirió: "Cuando uno está en el mercado, nunca sabe lo que puede pasar a medio y largo plazo".

El banco es partidario de que el Estado salga del capital dentro del plazo legal existente que expira a finales de 2019, aprovechando un "interés" que ven claro entre los inversores con colocaciones de paquetes de acciones supeirores a los enajenados hasta ahora (vendió un 7,5% en el año 2014 y otro 7% el pasado ejercicio). El consejero delegado, José Sevilla, detalló junto a Goirigolzarri que hay apetito "muy fuerte" por la banca española y en particular por Bankia. El banquero desveló que algunos inversores han expresado a la entidad su interés en adquirir paquetes relevantes de títulos de entre el 0,3 y 0,5%, difíciles de adquirir en mercado abierto.

La cotización sufre este año una penalización superior al sector financiero nacional y al europeo (que retrocede un 4-5%). Parte del castigo lo atribuyen a la presión que ejerce la privatización, por la expectativa de que el Estado coloque nuevos títulos; pero otra parte lo justifican en una fuerte correlación del valor con los tipos de interés que hoy le pesa, pero debe surtir un empuje cuando a mediados de 2019 el Banco Central Europeo (BCE) cambie el signo de la política monetaria y comience a encarecer el precio del dinero. Y es que el negocio de Bankia es "muy sensible" a los tipo, reivindicaron.

Es uno de los vientos de cola con los que cuenta para propulsar la cuenta y que en 2020 reporte una ganancia superior a los 1.300 millones, subiendo la rentabilidad medida sobre recursos propios por encima del 10,8%). El nuevo plan estratégico, que mañana detallará en junta de accionistas y presentará como el inicio de etapa de crecimiento, pivotará en un crecimiento en cuotas de mercado donde ya opera, en otros donde tenía prohibido trabajar por las restricciones de Bruselas como el inmobiliario y de la mano de la fusión de BMN. Una integración que, según aseguraron, se está ensamblando sin perder cliente alguno de la entidad levantina.

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