Goirigolzarri echa balones fuera: las ayudas a Bankia las estableció la Troika

  • Ha reconocido que tras relevar a Rato y a petición del BdE, diseñaron un plan de viabilidad con unas necesidades de capital de 19.000 millones. 
José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia
José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia

El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, quiso desmontar este martes el mito de que impuso las milmillonarias ayudas recibidas por Bankia, dejando su capital muy por encima de los requerimientos regulatorios. Según explicó el banquero la cuantía quedó establecida por la Troika en base a la prueba de resistencia que se encargó a Oliver Wyman del conjunto de la banca en 2012, y tras la inyección de fondos estableció el capital proforma 'post-ampliación' en el 6,8%. "Nivel que, por cierto, era el más bajo dentro de los seis mayores bancos", subrayó durante su intervención en la Comisión de Investigación sobre la crisis económica y financiera del Congreso.

El banquero reconoció que tras relevar a Rodrigo Rato en la presidencia el 9 de mayo de 2012 y a petición del Banco de España, diseñaron un plan de viabilidad con un requerimiento de necesidades de capital para el grupo BFA de 19.000 millones (12.000 millones iría a Bankia y los fondos restantes a la matriz). Pero, según relató, cayó en saco roto porque el Gobierno pidió el 9 de junio el rescate para la banca a Europa, lo que trajo el Memorándum de Entendimiento y la exigencia de auditar al salud del sector financiero para detectar el déficit del conjunto del sector.

"Por tanto, nuestro plan de recapitalización, el famoso plan de los 19.000 millones, nunca se materializó. Han pasado ya seis años de esto y, por tanto, entiendo que haya personas que ya no lo recuerden y que sigan hablando de los 19.000 millones de Goirigolzarri, pero este plan, insisto, estará tal vez archivado en algún sitio, pero nunca fue puesto en práctica", reivindicó. Su versión contrasta con la del expresidente Rodrigo Rato, que tuvo que abandonar el banco de forma precipitada cuando se declararon las debilidades en la entidad y es firme defensor de que no precisaba tal caudal de ayudas, que hoy sirven para que nade en solvencia y se plantee incluso reformar el pago de dividendos.

En su relato Goirigolzarri recordó que, por imposición del acuerdo con la Troika, las necesidades de capital del conjunto de la banca debía ser estimadas por expertos independientes con un ejercicio múltiple donde las big four analizaron si las carteras de crédito y provisiones se encontraban bien hechas, seis tasadoras verificaron la valoración de los inmueble y con esa base Oliver Wyman fijó el déficit bajo un escenario de estrés. Para el grupo BFA-Bankia arrojó una necesidad de 24.743 millones, aunque la factura finalmente se redujo en 6.592 millones y quedó fijado en 17.959 millones. La rebaja de la factura fue posible por la conversión en capital de la deuda híbrida y el traspaso de activos tóxicos a la Sareb.

A la cuantía habría que añadir los 4.656 millones que el banco amortizó casi al instante para recapitalizar BFA porque cuando asumió las riendas del grupo para paliar el déficit patrimonial que acusaba por el desplome de Bankia en bolsa tras su colocación en bolsa en julio de 2011 -la entidad cotizaba a 2.500 millones cuando el 68% que BFA controlaba en su capital lo tenía contabilizado en 12.000 millones-. El fiasco de esa salida a bolsa y el canje a preferentistas y bonistas por acciones en aquel momento fue, precisamente y según recordó uno de los problemas heredados, porque la entidad ha tenido que compensar a sus titulares con 1.860 millones para los inversores minoristas que acudieron a la OPV y 2.783 millones para los tenedores particulares de deuda híbrida.

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