Todos los ojos del sector de las telecos estaban puestos en Bruselas este jueves. Y el resultado ha dejado frías a las principales operadoras. La abogada general del Tribunal de Justicia de la UE (TJUE) se ha pronunciado sobre el 'caso O2-Hutchison'. Y lo ha hecho optando por revisar la decisión de la justicia de tumbar el rechazo a la fusión de ambas compañías, que se anunció en el año 2016. Esto echa un jarro de agua fría a las aspiraciones de este sector a una mayor consolidación, con la unión de Orange y Másmóvil a través de una joint venture en el horizonte.
Los antecedentes hay que enmarcarlos en 2020. El Tribunal General de la UE tumbó el veto a la fusión de la hongkonesa Hutchison y O2 (Telefónica) que se produjo en el año 2016 y marcó un antes y un después en la regulación de la consolidación en el sector. Ante este movimiento hubo un recurso de la Comisión que cuestionaba fundamentalmente tanto las exigencias como el alcance del control ejercicido por el TGUE. Ahora, la abogada general, Juliane Kokott, se pronuncia a favor de una revisión de esa decisión. Este planteamiento no es vinculante, pero suele ser acatado por parte del tribunal en buena parte de las ocasiones.
En su exposición, la abogada general ha reseñado que, en este tipo de investigaciones, la única competencia que tiene el Tribunal de Justicia es determinar si se han cumplido las leyes de competencia, por una parte, y si el análisis de pruebas de la Comisión Europea contiene "algún tipo de error o afirmación manifiesta". Insiste en que no es posible aportar "pruebas objetivas" en la prohibición a una concentración por futuros problemas en la competencia, pues se trata de una previsión.
"No hay justificación para requerir un mayor nivel de pruebas en los distintos casos de concentración que pueden llevar a generar posiciones dominantes en el mercado", concluye. Ahora queda por ver la posición final del tribunal. En la inmensa mayoría de los casos, esta sugerencia inicial de la abogada general acaba siendo el criterio elegido. No se espera que haya una sentencia definitiva hasta los primeros meses del año 2023.
El caso 'per se' no es especialmente relevante, debido a que se trata de una fusión que está totalmente enterrada después de su veto (hoy Telefónica tiene creada y a pleno rendimiento una joint venture de su negocio británico con Virgin Media). Pero sí que tiene mucha importancia por ser un síntoma del sentimiento en los despachos de Bruselas y de los juzgados europeos a las fusiones en el sector de las telecomunicaciones.
Orange-Másmóvil en el horizonte
En los últimos años la Comisión Europea ha sido beligerante con los procesos de fusiones del sector, lo que ha hecho que hayan sido pocas las que hayan dado el paso para unirse. Es el caso de Másmóvil y Orange que cerraron definitivamente su 'joint venture' este verano y acaban de presentar credenciales para su autorización por parte del regulador de la competencia europeo.
La operación española se ha interpretado como la primera prueba de fuego de un potencial cambio de sentimiento en el departamento dirigido por Margrethe Vestager. Desde las dos operadoras defienden que su unión, que generará un gigante que superará en algunos parámetros en tamaño a Telefónica, no implicará una reducción de la competencia en un sector que es altamente competido, con numerosos operadores móviles virtuales.
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