FG despeja su sucesión y apunta a Carlos Torres, su número dos, al frente de BBVA

  • Descarta que el banco vaya a embarcarse en fusiones y critica el 'impuestazo' a la banca proyectado por PSOE y Podemos
Francisco González
Francisco González
EFE

El presidente del BBVA, Francisco González, enfila la recta final en el grupo al acercarse la edad estatutaria de jubilación. Uno de los secretos mejor guardados es quién será el sucesor y el banquero levantó ayer parte del velo aputando en cierta forma a su número dos, Carlos Torres. Gónzalez, que ha descartado que el banco vaya a embarcarse en fusiones ha cargado también, como ya hiciera ayer Ana Botín, contra el "impuestazo" a la banca que plantean PSOE y Podemos, del que ha dicho que suena como un planteamiento "más de países emergentes que europeos".

El banquero de Chantada desveló hace un par de años que se retiraría  cuando alcance los 75 años que fijan los estatutos como edad máxima para permancer en el cargo, y cumplirá en octubre de 2019. Sin embargo, la duda permanecía en el aire porque BBVA modificó por dos veces su reglas internas para alargarle el mandato en el pasado.

"Va a ser triste pero también sentiré mucho orgullo de lo que quedará atrás", refirió confirmando su salida y apuntando a reglón seguido a un recurso a la cantera para buscar al sustituto: el grupo -dijo- dispone de un "equipo fabuloso" y "no habrá sorpresas".

Tan revelación suscitó la pregunta directa sobre si el relevo podría tomarlo el consejero delegado, Carlos Torres. Y su respuesta, formulando otra interrogación, sonó a aval: "¿Usted que cree? Está muy claro por dónde vamos a ir. Si no vamos por ahí sería una gran sorpresa, al primero para mí". Un potencial candidato alternativo, al que mencionó en otro momento de la intervención , sería José Manuel González-Páramo consejero ejecutivo del grupo desde 2013 y responsable de economía, regulación y relaciones institucionales.

El banquero reivindicó que deja, después de muchos esfuerzos y 23 años de trayectoria en el grupo, un banco "serio, sólido y que no se deja achantar por el poder político ni por los políticos". González recordó al respecto que BBVA vivió momentos "muy duros" propiciados por "el poder político de su momento" cuando un grupo constructor -en alusión a Sacyr y bajo el Ejecutivo de José Luis Rodríguez-Zapatero- protagonizó un intento de asalto para tomar el control de la entidad.

A futuro se reafirmó en su personal apuesta tecnológica, augurando que BBVA tendrá un "posicionamiento espectacular" porque lleva una década apostando por dicha transformación y pronto venderá el 50% de su producción a través de dichos canales. González admitió que puedan darse alianzas con tecnológicas para acelerar la apuesta, pero mirando a startups y descartando la posibilidad de construir asociaciones con gigantes tecnológicos. "No va a ser fácil que eso funcionase bien", refirió.

En la misma línea descartó compras o fusiones con otras entidades cuando vuelve a cobrar intensidad el rumor sobre una potencial integración con Bankia, alegando que "está por ver que creen valor". Desligó la reflexión con la adquisición del Popular por parte del Santander, que BBVA miró y por el que no llegó a pujar arguyendo que no encajaba; pero sí defendió que a su grupo no he bastaba la rentabilidad del 13% que espera el Santander de la transacción. Sin embargo, BBVA sí se adjudicó dos entidades surgidas de fusiones de cajas: CatalunyaBanc y Unnim. González excusó que dichas operaciones tenían sentido hace cinco años, pero hoy no las repetiría.

El banquero fue igualmente contudente y contrario con el impuestazo anunciado por el PSOE y Podemos, refiriendo que suenan a propuestas "de mercados emergentes, no europeo". Exigió, como la víspera hiciera Ana Botin, la misma tasa impositiva para todas las entidades, y abundó que si tal gravamen se argumenta en recuperar las ayudas públicas, los políticos deberían mirar bien qué entidades fueron rescatas y cuales arrimaron el hombro, apuntando directamente a las cajas de ahorros.

Han sido algunos de los anuncios que ha hecho durante la presentación de los resultados de 2017 de la entidad. La mala racha en bolsa de su participada Telefónica se ha comido casi toda la mejora de beneficio del banco en el último año. El grupo obtuvo un beneficio de 3.519 millones de euros, que supone apenas un aumento del 1,3% sobre las cuentas del ejercicio previo por culpa de haber tenido que contar minusvalías por importe de 1.123 millones por la pérdida de valor bursátil de la teleco.

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