Está previsto para junio

La GSMA se juega su 'rescate': deberá devolver 9,5 millones si cancela el MWC

El organizador del evento se enfrenta a problemas económicos en caso de que tenga que suspenderlo. Su 'jefe' aprieta para mantenerlo, pese a las reticencias de las empresas.

John Hoffman: "Estábamos muy decepcionados con la huelga esta mañana"
John Hoffman, máximo representante de la GSMA.
L.I.

“Estamos decididos a traer de vuelta al MWC Barcelona en 2021”. Las palabras son de John Hoffman, primer ejecutivo de la GSMA, entidad organizadora del Mobile World Congress. Las pronunciaba hace menos de dos semanas en un artículo que se convirtió en toda una declaración de intenciones. Y que traslucía algo claro: la organización se juega mucho con esta edición que, al menos en el plan inicial, será parcialmente presencial. Su supervivencia, después de un año 2020 zanjado con negociaciones in extremis con expositores y un ERE para despedir al 20% de la plantilla, está sobre la mesa. El ‘salvavidas’ de 9,5 millones de euros que le lanzaron las tres grandes administraciones -Gobierno central, Generalitat y Ayuntamiento- con el último convenio firmado el pasado año tendrá que ser devuelto si no se celebra. Y todo ello mientras las grandes operadoras de telecomunicaciones y empresas del sector incrementan su inquietud y tratan de presionar para, al menos, posponerlo al último trimestre del año, cuando el proceso de vacunación mundial esté mucho más avanzado.

Fue a finales del mes de junio, cuando la Fundación Mobile World Capital, conformada por las tres administraciones implicadas, decidió pagar esos 9,5 millones de euros en un acuerdo que buscaba “reforzar y reafirmar Barcelona como ciudad anfitriona del Mobile”, después de la polémica suspensión hace ahora justo un año por el avance del coronavirus. En la ‘letra pequeña’ de ese acuerdo había una cláusula que ahora, teniendo en cuenta las circunstancias de este año 2021, puede ser un quebradero de cabeza importante en lo económico. “Si el MWC´21 no se celebra en Barcelona, por cualquier motivo, GSMA reembolsará a la Fundación la aportación establecida (de 9,5 millones)”, asegura.

Ese desembolso se había configurado, básicamente, como un rescate a cambio de mantener el evento mundial de la industria tecnológica y móvil en Barcelona. Y la Fundación reclamará la devolución de ese dinero en caso de que no haya celebración. Desde el Gobierno aseguran a La Información que la GSMA deberá reembolsar ese canon y como la fundación pública no necesitará la subvención de 5 millones de euros aportado por ellos (y otros 10 millones por el Ayuntamiento y la Generalitat) para financiarlo, existe causa de reintegro a las arcas públicas. Este implicaría un golpe importante para unas cuentas ya afectadas de la GSMA.

La GSMA tiene un doble papel. Por un lado es una organización que engloba a más de 750 operadores de telecomunicaciones de todo el mundo, presidida por Stéphane Richard, consejero delegado de Orange, y que cuenta en su consejo con representación de algunas de las más destacadas, como Julio Linares (Telefónica) o Ahmed Essam (Vodafone). Esta organización cuenta con una filial (sin ánimo de lucro) que es GSMA Ltd., con sede en Atlanta (Georgia), que se dedica exclusivamente a la organización de los eventos en torno al Mobile World Congress. Sus cuentas son desconocidas y en el registro mercantil de este estado de EEUU no quedan reflejadas. Pero fuentes conocedoras confirman que la situación financiera es bastante compleja, no sólo por la cancelación del MWC en Barcelona, sino también el de las otras ciudades y los eventos vinculados. La prueba fue el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que ejecutaron en el segundo semestre del año pasado para recortar un 20% el número de empleados entre sus diferentes sedes.

Presión para celebrar

En este contexto, la GSMA vuelve a apretar los dientes para mantener el evento a finales del mes de junio, pese a las voces críticas que ya han surgido entre los principales operadores de telecomunicaciones. Hoffman se encargó de tratar de despejar las dudas en esa carta publicada hace dos semanas, señalando que sería un evento presencial y también digital para quien no pudiera asistir. “Estoy seguro de que nuestra unidad, pragmatismo, cooperación y determinación colectiva significarán que os veré en persona en Barcelona durante el MWC 21”, advertía. Ya en febrero de 2020, él y su equipo se resistieron hasta el final a cancelar, en un pulso con el aluvión de bajas de numerosas compañías -con gigantes como Nokia o Ericsson- como telón de fondo. Pero esta presión también se está trasladando desde las principales administraciones. 

La ministra de Industria, Reyes Maroto, aseguraba a finales de enero: “Tenemos esperanza de poder usar la tecnología para poder celebrar el Mobile”. Dos semanas después dio por hecha su celebración. Pero los que más claros se han mostrado han sido los responsables de la Generalitat de Cataluña. El conseller de Empresa, Miquel Samper, aseguraba en enero que se celebrará este año “sí o sí” después de comprobar una “altísima demanda de presencialidad”. Recuerda a lo sucedido tan sólo unos días antes de que se acordara el fin del evento en 2020. El conseller de Políticas Digitales decía el 10 de febrero de 2020 -dos días antes del fatídico consejo en el que se decretó la cancelación- que no se iba a suspender “en ningún caso”. La alcaldesa, Ada Colau, también presionó hasta el último momento.

Mientras todos estos movimientos se suceden, existe una inquietud creciente entre las empresas por este empeño por mantener a toda costa el evento en junio. Desde la GSMA se insiste en que más del 80% del espacio ya está reservado, aunque lógicamente esto viene de los acuerdos firmados con cada uno de los grandes expositores para evitar reclamaciones judiciales ante la cancelación del pasado año. Según explican a La Información diversas fuentes entre los operadores de telecomunicaciones, los equipos están trabajando ante una potencial celebración, aunque de manera mucho menos intensa que en años ‘normales’. Ya han surgido voces que exigen que la organización tome una decisión con tiempo para así evitar incurrir en gastos innecesarios.

Un retraso, el 'plan B'

Queda aún un resquicio para tratar de salvar el año por parte de la GSMA: un retraso para que se celebre después del verano, cuando el periodo de vacunación en todo el mundo se haya avanzado mucho más; las restricciones a los viajes sean más reducidas, y los riesgos de contagios con la llegada de miles de asistentes a la ciudad (y al reciento ferial de la Fira Barcelona) sean menores. Esa decisión de posponer evitaría tener que devolver el dinero del acuerdo de junio del año pasado y permitirá ganar algo más de tiempo. Es el 'plan b' que Hoffman tiene en la manga pero que aún no ha utilizado.

Hoy mismo, la GSMA arranca el Mobile World Congress ‘pequeño’, con sede en Shanghai. Este, como adelantó La Información, iba a ser el espejo en el que se miraran para poner sobre la mesa todas las medidas de protección de cara a un Mobile de Barcelona con presencia física de miles de asistentes. La cuenta atrás ha comenzado. Las grandes empresas -muchas de ellas ya decidieron no acudir en febrero- exigen previsibilidad y la entidad organizadora sigue echando números ante un particular ‘abismo’ económico en caso de cancelación.

Mostrar comentarios