Oleada de cancelaciones

Los dueños del Mobile llevan la 'patata caliente' del cierre a las grandes telecos

José María Álvarez-Pallete durante el Mobile World Congress
José María Álvarez-Pallete durante el Mobile World Congress
EFE

La cuenta atrás para el Mobile World Congress ha comenzado y la oleada de cancelaciones de grandes compañías ante el temor por el avance del coronavirus se ha intensificado. La coreana Sony, la japonesa NTT Docomo... La presión sobre la organización se intensifica. Y la GSMA, entidad que tiene básicamente ese cometido, sigue adelante trasladando la 'patata caliente' de decidir a las grandes operadoras de telecomunicaciones europeas (y estadounidenses), cuya negativa a asistir supondría la suspensión 'de facto'.

Son los grandes pilares del Mobile World Congress. Las operadoras  -y los proveedores de infraestructuras- conforman el núcleo duro de la GSMA, y concentran una parte significativa del peso del evento. Prueba de ello es la conferencia inaugural, en la que el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, debía verse las caras con su homólogo de NTT Docomo -que, finalmente, no acudirá por el temor al coronavirus- o de Orange. Todos los focos están sobre ellos.

Y la GSMA no ha querido ser la que dé el paso. Primero con medidas tibias, para luego poner sobre la mesa otras más contundentes. Pero sin mostrar ninguna fisura, al menos en público, sobre su decisión de seguir adelante con el evento, defendiendo que el riesgo sanitario es "mínimo". A mediados de la pasada semana, ante el pánico por una oleada de bajas, enviaba una comunicación a las operadoras miembros de la organización en la que le reclamaba que hicieran público su compromiso de asistir.

Esa presión no ha desembocado en la deseada comunicación pública por parte de los grandes grupos del sector, más allá de asegurar de manera tibia que mantenían sus planes como hasta ahora. Pero sí que ha tenido resultados en las administraciones públicas, que salieron en tromba este lunes ante el aluvión de cancelaciones para tratar de calmar los ánimos confirmando que todo sigue como hasta ahora. Ayuntamiento, Generalitat y Estado, que han puesto sobre la mesa 15 millones de euros todos los años para la celebración de la feria a través de la Fundación Mobile World Capital, se propusieron frenar la hemorragia en público con palabras de apoyo a la organización y que redundaban en la idea de que la seguridad está garantizada. Las telecos, aún no.

Telefónica no ha movido ficha. Es, quizás, la que tiene una posición más delicada, pues se trata de uno de los grandes nombres de la GSMA y, sobre todo, el miembro anfitrión. El propio Álvarez-Pallete ejerció durante las dos últimas ediciones de defensor de Barcelona como sede ideal para su celebración, ante las dudas por el desafío independentista y la inestabilidad política. Tampoco han decidido hacerlo las compañías cabecera del resto de mercados europeos, como British Telecom, Orange o Deutsche Telekom, y otras como Vodafone.

Las telecos estadounidenses, como los gigantes AT&T o Verizon, han hecho lo propio: no han tomado una opción pública y no han seguido al gigante tecnológico Amazon -con sede en aquel país- cuyo desestimiento generó mucho ruido, pese a que su influencia en la feria es un tanto limitada. Y el tiempo se acaba. Todas las fuentes consultadas confirman que habrá que tomar una decisión definitiva antes del jueves o viernes de esta semana, pues será ahí cuando lleguen las primeras expediciones de empleados y socios de las diferentes compañías.

Como telón de fondo se encuentran también las cifras económicas y los contratos que las diferentes compañías han firmado con la organizadora del evento para ocupar los estands de la Fira de Hospitalet de Llobregat. Equipos de abogados llevan días analizando las cláusulas y qué implicaciones (tanto en inversión, como legales) tendrían para las compañías dar este paso de manera unilateral basándose en una causa de fuerza mayor. No hay que olvidar que los que ya han comunicado su decisión de no acudir sumaron en la edición de 2019 el 10% de toda la superficie expositiva de la feria (algo más de 10.000 metros cuadrados).

Mientras todo esto sucede, la GSMA no ha logrado convencer a las empresas de que las medidas planteadas -prohibición de acceso a chinos que no lleven al menos 14 días fuera del país y un mayor control sanitario- son suficientes para calmar los temores. Y prueba de ello es que desde su comunicado enviado a última hora de este domingo han decidido frenar su desembarco en la ciudad condal la japonesa Sony, la teleco japonesa NTT Docomo, la china Umidigi o la alemana Gigaset. Las dos primeras tienen un peso mucho mayor.

El recuento en China no ayuda a calmar los ánimos. La última cifra pública aportada por el Gobierno del país es de más de 900 muertos -casi 100 más que el domingo- y más de 40.000 contagiados. Ni tampoco la decisión de Reino Unido de declarar el coronavirus como amenaza "grave e inminente" para la salud pública, lo que le permitirá poner en marcha medidas más drásticas. Con todo, el pulso entre la organización del Mobile World Congress (MWC) y las compañías continúa. Aunque el tiempo para tomar uno u otro camino se acaba.

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