La guerra del taxi divide a los españoles: el mayor respaldo lo tienen en Podemos

  • Una ligera mayoría del 47% de los ciudadanos considera que los taxistas no tienen razones para convocar una huelga, frente al 41% que les apoya.
Protesta Taxi Madrid
Protesta Taxi Madrid
José González

División de opiniones muy clara en esta guerra del taxi. Sólo una ligera mayoría de los ciudadanos españoles entienden que el sector no tiene razones suficientes para convocar una huelga indefinida como la que han vivido estos últimos días Madrid y Barcelona. Frente a ello, su principal valedor político es Podemos: casi seis de cada diez votantes del partido liderado por Pablo Iglesias los respaldan.

La batalla del taxi también es una pelea por la opinión pública. Tanto las partes implicadas -taxi, VTC y administraciones- como los partidos son conscientes. Y ha sido un argumento que ha sido esgrimido durante estas últimas semanas por todos ellos. ¿Quién la gana? Un sondeo elaborado por Metroscopia para Henneo-La Información durante estos dos últimos días concluye que no hay un vencedor claro.

Preguntados por si creen que los taxistas tienen motivos suficientes para convocar una huelga indefinida en Madrid y Barcelona, el 47% de todos ellos respondieron que no hay una justificación clara. Por contra, el 41% cree que sí las hay.

La fractura es evidente. Y se produce en un contexto en el que los españoles empiezan a conocer bien el conflicto. Prueba de ello, es que casi nueve de cada diez encuestados tiene una opinión formada al respecto. "Hay una masiva atención pública prestada al conflicto", admite Metroscopia.

Podemos, principal valedor político

En esta batalla, la política ha sido clave. Y los apoyos, también. Podemos ha sido el partido que más cerca ha estado de los taxistas. Y eso se refleja claramente en el apoyo de sus votantes: casi seis de cada diez los respaldan claramente. El que más se ha significado en esta defensa cerrada ha sido Rafael Mayoral, responsable de Sociedad Civil del partido y diputado nacional.

En el lado opuesto se encuentra Vox. Apenas un tercio de los votantes del partido presidido por Santiago Abascal comprende las reivindicaciones del taxi en la calle. Una cifra muy similar a la que se da en el Partido Popular, en cuyas filas hay un 63% de personas que directamente no constatan razones claras. Un Partido Popular que ha sido el que más decretos ha dictado en estos últimos 20 años para frenar a las VTC.

Por su parte, Ciudadanos es el partido más proclive a una coexistencia entre las VTC y el taxi. Se ha mostrado en contra del último decreto del Ministerio de Fomento, con el que se habilitaba a las comunidades autónomas para regular al sector, y favorable a una legislación nacional. El taxi no tiene mucha simpatía por el partido de Albert Rivera y prueba de ello es el 'escrache' que sufrió en la estación de Atocha hace unos días. ¿Cómo lo ven sus votantes? Sólo un 37% creen que existe una justificación para salir a la calle.

La división de opiniones es mucho más clara en el caso de los votantes socialistas, que son los que reflejan de forma más cercana el resultado global de la encuesta de Metroscopia. Un 45% de ellos cree que no hay razones para una huelga como esta, mientras que un 40% apoya la protesta de los taxistas. 

La huelga de Madrid continúa

Mientras tanto, la huelga indefinida de Madrid sigue en pie. La negativa de la Comunidad de Madrid a legislar imponiendo un tiempo mínimo de hasta una hora para contratar los servicios de plataformas como Uber o Cabify lleva a las principales asociaciones a tratar de mantener el pulso. En Barcelona, decidieron en la madrugada de este jueves suspender el paro después de que la Generalitat ofreciera una nueva regulación que introducía esa hora de precontratación.

En plena movilización, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) irrumpió este jueves con la presentación de un informe sobre el decreto aprobado en octubre que abrió la puerta a estas regulaciones autonómicas. Un informe que señalaba la ausencia de una justificación clara para estas restricciones, que incidirán "negativamente" sobre el servicio prestado a los usuarios finales, elevando los precios del transporte urbano, reduciendo su disponibilidad y aumentando los tiempos de espera para los usuarios.

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