Guindos versus Rato: las contradictorias dos versiones de su dimisión en Bankia

  • El expresidente de la entidad reprocha que le exigió abandonar sus cargos tras reunirse con banqueros y el ministro que él la ofreció un día después
El juez insta a De Guindos a aclarar si conoció borradores del plan de Rato
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La inesperada salida de Rodrigo Rato de Bankia tuvo lugar el día 7 de mayo de 2012 después de intensas reuniones y conversaciones a las más altas instancias para buscar solución a la entidad... y perfilar su gestión. ¿Pero quién la provocó? Mientras el también exvicepresidente económico del PP entre 2004 y 1996 culpa a Luis de Guindos de exigirla, el ministro asegura que Rato la ofreció pero se retractó.

Los acontecimientos se precipitan tras el fin de semana del 5 al 6 de mayo de 2012, pero con versiones en apariencia contradictorias salvo que ambas omitan hitos distintos. “La tarde del domingo 6 de mayo, en su despacho en Castellana, el Sr Guindos me solicitó mi dimisión después de una reunión con tres competidores, donde uno de ellos la pidió “por ser del PP”, se defendió Rato tras conocer el relato del ministro en el Congreso. “Incluso -añade-, el Sr. Guindos, a solas, trató de ofrecerme otro puesto en otra compañía cotizada para convencerme, lo que no hizo falta. Me pareció ridículo”.

“Yo no le pido que dimita, dimitió él -había soltado el ministro- ¿Por qué? porque veía todo lo que se venia encima, porque había presentado unas cuentas sin auditoría que es una falta especialmente relevante” y porque “creo que sabía perfectamente que de forma muy rápida, en última instanci, se iba a recomendar la conversión de las participaciones preferentes”. Con dicha operación el banco estaba abocado a la nacionalización, y cuando el Estado toma la propiedad “lo primero que tiene que hacer es cambiar al equipo gestor”.

El relato del ministro es que Rato se le comunica, “que iba a dimitir, que lo iba a comunicar a la CNMV”. ¿Cuándo? “Me parece que es el lunes por la mañana” (era ya 7 de mayo, un día después de que, según el expresidente de Bankia, se lo demandase). Según su versión, “había hablado con José Ignacio Goirigolzarri”, que le solicitaba conocer qué opinaba el Gobierno sobre su llegada al banco y Guindos le devuelve la llamada para decirle que “me parece bien”.

Ese día clave, donde el banco acabará informando de la renuncia de Rato por “estimar que es lo más conveniente” para la entidad, se precipitan los acontecimientos. El lunes Rato confiesa que visitó por la mañana a Mariano Rajoy en la Moncloa “para confirmar la posición del Gobierno” y a continuación comunicó su dimisión a la plantilla por correo “para evitar posibles manipulaciones del Ministro”. Difiere en los contactos con Goirigolzarri refiriendo que fue Guindos quien le pidió hablar con el antiguo ‘número dos’ del BBVA y éste respondió que “él no tenía ningún compromiso” y hablaría el día 8 con el ministro.

“Al día siguiente -ese mismo día 8-, me vuelve a llamar el presidente de Bankia y me dice que lo ha pensado bien y que va a continuar de presidente hasta la siguiente junta”. Es justo aquí cuando Guindos admite que exigió la dimisión “inmediatamente porque ya lo ha comunicado a la CNMV y convocar al consejo. “El martes 8 por la tarde, Guindos me comunicó que debería dimitir al día siguiente”, coincide, si bien subrayando que la decisión, cómo se ejecutó y sus consecuencias fueron “total responsabilidad” del que fuera su secretario de Estado en los dos Gobiernos de José María Aznar.

Todo "apuntaba a que iba a estallar"

 

La crisis de Bankia tiene más de una versión también en la importancia de las reuniones con Emilio Botín (Santander), Francisco González (BBVA) e Isidro Fainé (Caixabank) y la involucración del Banco de España. La denuncia del expresidente es que contribuyeron en fijar la cifra de 19.000 millones de ayudas a Bankia, imponer su salida y resultaron los grandes beneficiados de la fuga de depósitos del banco.

El ministro justificó los encuentros en “la crisis financiera de caballo”, con epicentro en Bankia, donde todo “apuntaba a que iba a estallar” y era obligado por los ingentes recursos públicos comprometidos en el sector, y la necesidad de tener su apoyo en los planes de pagos de proveedores que proyectaba para ayuntamientos y autonomías.

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