Homeaway saca activos de TopRural de su filial siete años después de comprarla

  • El gran competidor de Airbnb los reubicará en otras compañías del grupo después de anunciar que eliminará la marca y fusionará ambas plataformas.
CEO Homeaway españa
CEO Homeaway españa
L.I.

Fue una de las grandes compras de una startup a comienzos de esta década. Y hoy Toprural se encamina a una integración total en Homeaway, gran rival de Airbnb y su compradora. La compañía estadounidense saca los activos de la startup española de alojamientos rurales fundada por François Derbaix de su filial local, siete años después de pagar 14 millones de euros por ella. Lo hace después de haber tenido sobre la mesa la opción de desprenderse de la compañía en el pasado.

Homeaway compró la startup española en el año 2012, años después de los primeros contactos con el equipo fundador. Nunca llegó a integrarla dentro de su plataforma, en parte por la complejidad de la oferta -hoteles, habitaciones, casas completas...- y porque sólo se centraba en el mercado español y no era global. La mantuvo independiente. Fue el pasado mes de octubre cuando anunció formalmente esa integración.

Antes, a comienzos del pasado año 2018 decidieron 'sacar' de su filial española los activos intangibles de Toprural, que representan la casi totalidad de los declarados (Homeaway tiene patentes, marcas y aplicaciones en otras empresas del grupo). Según queda reflejado en la memoria anual recién presentada en el Registro Mercantil, la 'venta' se haría a otras empresas del grupo y se tendría que concluir a finales de septiembre. Fuentes oficiales de la compañía no han confirmado si finalmente la operación se ha completado.

El movimiento es llamativo, dado que en octubre se hizo público el plan de Homeaway de integrar completamente su plataforma con la de Toprural y eliminar la marca de ésta última. ¿Por qué deshacerse ahora desde la filial local -España es el único país en el que opera la plataforma de alojamientos rurales- de esos activos, precisamente con esa fusión en marcha? Desde la compañía no dan más detalles.

Durante años, según confirman fuentes conocedoras, la empresa estadounidense, en manos del gigante cotizado Expedia, se planteó la venta de Toprural -se gastó 14,4 millones de euros en 2012 en una de las operaciones más destacadas del ecosistema startup de aquel momento- por el difícil encaje con su negocio y la dificultad para hacerlo global.

Más negocio... pero facturado a Reino Unido

Al margen de este movimiento accionarial, Homeaway ha vuelto a declarar un incremento significativo de ingresos en España. Según sus cuentas, en 2017 pasó de 18 a 26 millones de euros y regresó a beneficios tras las pérdidas registradas en 2016. Sin embargo todo este negocio no es el real, pues buena parte procede de refacturaciones en marketing y promoción a la matriz.

Esa matriz cambió durante ese año 2017. Hasta septiembre, la filial desarrollaba actividades publicitarias para una sociedad con sede en Suiza (Homeaway SARL). A partir de ese momento, comenzó la prestación de servicios auxiliares a una británica. ¿La razón? Básicamente, porque en la oficina de Madrid se centraliza todo el servicio de atención al cliente en Europa.

Durante el ejercicio pagó 548.000 euros de impuestos -tras los ajustes por los gastos no deducibles-. Entre los dos últimos años apenas ha abonado 750.000 a las arcas públicas en forma de Impuesto de Sociedades. Pese a todo, la compañía no desglosa ninguna inspección abierta por la Agencia Tributaria.

'Caro' cambio de oficinas, con Amancio Ortega como casero

El crecimiento de la filial, con la asunción de las responsabilidades vinculadas a la atención al cliente de toda Europa, ha implicado también un fuerte desembolso en alquiler. El dueño de la filial, la holandesa Homeaway Netherlands Holdings, inyectó 8 millones de euros a principios de 2018 precisamente para capitalizar la sociedad y, sobre todo, abordar la inversión para las nuevas instalaciones.

Hasta 2017 se encontraban en la Torre Picasso, donde se ubican otros gigantes tecnológicos como Google. A partir de ahí se cambiaron a la Torre Cepsa, también en manos de Amancio Ortega a través de su sociedad inmobiliaria Pontegadea. Hoy ocupan tres plantas de la otrre, con un contrato que supone 123.000 euros al mes (1,4 millones al año)

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